Andalucía confirma la séptima muerte por virus del Nilo Occidental
Se trata de un vecino del municipio sevillano de Mairena del Aljarafe que presentaba patologías previas. La consejera de Salud explicará este miércoles la gestión del segundo brote en cuatro años
El goteo de fallecidos por el Virus del Nilo Occidental no cesa. Andalucía ha confirmado una nueva víctima mortal, la séptima de este segundo brote. Se trata de una persona con patologías previas, vecina de Mairena del Aljarafe (Sevilla). Aunque se han detectado mosquitos portadores de este patógeno en localidades de las provincias de Sevilla, Cádiz, Huelva, Córdoba, Jaén y Málaga, todos los muertos residían en municipios del territorio sevillano, a excepción de una fallecida en Navarra, cuya muerte fue notificada la semana pasada, pero que se infectó mientras visitaba Utrera, también en Sevilla.
De acuerdo con el recuento semanal facilitado por la Consejería de Salud, en los últimos siete días se han identificado siete nuevos casos todos en la provincia de Sevilla —uno en la misma capital― y otro en el municipio jiennense de Linares. De todos ellos, además de la persona fallecida, otros tres infectados ya están dados de alta. La Junta no confirma si el afectado de Linares pudo recibir la picadura durante alguna visita a la provincia de Sevilla, como sucedió con la víctima mortal de Navarra, pero recuerda que hace varias semanas se detectó un mosquito portador del virus del Nilo en La Carolina, en la provincia de Jaén. Tras conocer la presencia del virus en su municipio, el Ayuntamiento linarense ha emitido un comunicado en el que informa de que está procediendo a “adoptar medidas pertinentes” de vigilancia y ha pedido a los vecinos que adopten medidas preventivas para evitar picaduras de mosquitos.
De acuerdo con los estudios epidemiológicos realizados y según la probable fecha de exposición de los casos, la práctica totalidad de las exposiciones de estos últimos infectados tuvo lugar en la primera quincena del mes de agosto, según la información facilitada por Salud. Los primeros casos de infectados por este patógeno fueron detectados el pasado 10 de julio.
La cifra de fallecidos de este segundo brote, siete, se acerca a las ocho que se cobró el primer brote de hace cuatro años. Entonces, hubo 72 casos confirmados, y en los últimos dos meses se han registrado más de 60 infectados. En 2020, la Junta de Andalucía puso en marcha una estrategia para combatir el patógeno que incluye un Programa de vigilancia y control integral de los vectores transmisores de la fiebre del Nilo, que exige a los Ayuntamientos que diseñen sus propios planes de prevención para reducir las formas de transmisión entre sus vecinos. El Gobierno andaluz que preside el popular Juan Manuel Moreno defiende esta planificación que incluye una división de competencias entre administraciones y que deja a municipios y diputaciones las tareas de prevención y centra en su Ejecutivo regional el aspecto clínico, en la previsión, la planificación y la organización sanitaria para los que necesiten atención.
“Aquí todos tienen una función y una misión y la Junta está cumpliendo”, defendió Moreno la semana pasada. En la relación semanal proporcionada por Salud se hace hincapié en ese reparto competencial y se recuerda a los Ayuntamientos que deben adoptar, según lo previsto en el citado Programa, actuaciones de salud pública para “reducir de forma relevante las probabilidades de transmisión”. La consejería recuerda también que la Junta realiza actuaciones de vigilancia y control a las empresas contratadas por las Diputaciones de Cádiz y Sevilla para fumigar las zonas peri-urbanas, “realizando verificaciones in situ y reuniones de seguimiento” cada semana con los Ayuntamientos más afectados.
Los Ayuntamientos afectados, como el de Coria del Río -con tres fallecidos, el que más muertes registra en este segundo brote-, así como el investigador de la Estación Biológica de Doñana y experto en este patógeno, Jordi Figuerola, han advertido de que los planes de prevención que anualmente deben diseñar los gobiernos municipales, tal y como estipula la estrategia de la Junta, no sirven para atajar ni prevenir la propagación de los mosquitos porque solo se ciñen a la zona urbana. Los expertos demandan el tratamiento con un larvicida específico para evitar el nacimiento de las larvas y la propagación de estos insectos en los arrozales y humedales que rodean el Guadalquivir. “Este año se han cultivado 27.000 hectáreas de arroz sin programarse ningún plan para el control y reducción de los mosquitos que genera esta actividad privada”, señalaba Figuerola a este diario. El investigador pone como ejemplo de los fallos en la estrategia el hecho de que, la propagación del virus determine que, como en el caso de Linares, se encuentre en localidades donde no se habían detectado casos y que, por tanto, no estaban obligadas a adoptar medidas preventivas.
Moreno se ha limitado a asegurar que durante este mes de septiembre la Junta pondrá “toda la carne en el asador” tanto en recursos financieros como humanos para combatir la expansión de este mosquito, justo en el mes donde mayor riesgo de proliferación existe y que aprovechará otoño para “engrasar” la coordinación con el resto de diputación y municipios para encarar el año que viene con garantías de que todos saben cuáles son sus competencias.
Por parte de la Diputación de Sevilla, que ha invertido un millón de euros para las tareas de fumigación de los ayuntamientos afectados, se demanda una mayor implicación del Gobierno andaluz. “La Junta ha llegado mal y tarde y ha escenificado una falta de planificación absoluta. Esto no es un tema competencial, esto es un asunto que requiere que la Junta asuma el mando único, porque es un problema de salud pública”, afirma el presidente de la entidad provincial, el socialista Javier Fernández.
La Junta tendrá la posibilidad de explicarse este miércoles con la primera comparecencia de la nueva consejera de Salud, Rocío Hernández, que se estrenará en el Parlamento andaluz para informar sobre la gestión de la administración autónoma en la segunda crisis del virus del Nilo en cuatro años.
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