Marcos Monfort, enseñar a pensar, enseñar a vivir
Fue un conocido logopeda, experto en patología del lenguaje e intervención terapéutica de los trastornos de la comunicación
Hace ahora casi 30 años, mi mujer y yo tuvimos que enfrentarnos a una situación inesperada y desasosegante. Le dignosticaron una sordera profunda a nuestro hijo, Antonio, nacido apenas unos meses atrás. Recibimos de unos amigos un consejo sencillo: “Poneos en manos de Marcos Monfort y Adoración Juárez. No lo dudéis ni un instante”. Marcos y Dori eran un matrimonio de reputados logopedas que tenían un pequeño gabinete, Entender y Hablar, en el que atendían diferentes patologías relacionadas con el aprendizaje del lenguaje y, particularmente, realizaban el seguimiento de niños pequeños sordos para sentar las bases de su capacidad comprensiva y expresiva en los primeros años de vida, que es cuando se conforman en el cerebro estas habilidades de forma prioritaria.
Tuvimos la enorme fortuna de que nuestras vidas se cruzaron con las suyas y desde entonces hasta hoy han permanecido estrechamente ligadas. En estos 30 años, hemos podido disfrutar con profunda admiración de su impresionante tarea, centrada desde 2001 en la experiencia educativa del colegio Tres Olivos, en Madrid, dedicado a la integración de discapacitados auditivos en un entorno feliz, enriquecedor y ambicioso. Hasta hoy. Marcos falleció este fin de semana, rodeado de Dori y de sus hijos, Isabel, Guillermo y Marcos, tras resistir durante siete años una dura enfermedad que, en ningún momento, dejó que le impidiera seguir adelante con su trabajo ni un solo día.
Hace apenas unas semanas, Marcos en una de sus habituales charlas para padres y exalumnos del colegio Tres Olivos, nos contó que la logopedia no consiste en enseñar a hablar. El término proviene de logos que en griego no significa palabra, sino pensar. Los logopedas tienen como objetivo enseñar a pensar, a entender el mundo, a interpretarlo y a través del lenguaje establecer una correcta manera de desenvolverse con nuestro entorno.
Durante las últimas décadas, cientos y cientos de niños y niñas sordas han aprendido a conocer el mundo a través de las enseñanzas de Marcos Monfort. Él les ha enseñado a vivir, a sacar el máximo partido a su capacidad de apreciar todo lo que les rodea. Además ha ayudado a la formación de varias generaciones de profesionales de la logopedia en España y en el mundo. Sus textos son referencia ineludible para cualquier estudiante que quiera introcucirse en este ámbito de la educación.
Marcos ha sido un hombre excepcional. Ha dedicado su vida entera a ayudar a que fuera mejor la existencia de niños y niñas para los que la vida les ofrecía un muro como único horizonte. Él les enseñó a ellos y a sus familiar a superar esa barrera y a poder disfrutar de una vida en la que los buenos sentimientos, el conocimiento, la ciencia, el arte, la naturaleza, el humor y la solidariad eran la base para enseñar a pensar, para enseñar a vivir. Sin lugar a dudas, este mundo es ya peor sin la presencia de un hombre que trabajaba con humildad, serenidad y total entrega para mejorarlo cada día. La fortuna es que su lección de vida ha impregnado a tanta gente que sus logros sí que serán inmortales. Formarán parte indeleble de la existencia de demasiada gente que hoy lloramos su dolorosa ausencia.
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