Mario Tascón, pionero del periodismo en internet y de la comunicación digital
Fundador de la consultora Prodigioso Volcán, estuvo al frente de los equipos digitales que, durante años, libraron una gran batalla por el liderazgo en internet de los medios españoles: ‘El Mundo’, primero, y EL PAÍS, después.
Visionario, estratega, pionero, maestro, inspirador, transformador, amigo… son muchos los calificativos que se pueden utilizar para describir la figura de Mario Tascón Ruiz, socio fundador y presidente de la consultora Prodigioso Volcán, fallecido ayer a los 60 años de edad en la ciudad de Buenos Aires (Argentina) a causa de un accidente cerebrovascular. Nacido en Ponferrada (León, España) en 1962, el próximo 16 de diciembre habría cumplido 61 años.
Mario Tascón ha sido no solo uno de los principales impulsores del desarrollo del periodismo digital en España y en español, sino también un referente ineludible del uso innovador y eficaz de la comunicación digital por parte de empresas, instituciones y gobiernos.
Periodista, escritor, diseñador e infografista, directivo, emprendedor y empresario, consultor o formador, Tascón desarrolló durante décadas una vasta tarea profesional que le llevó a convertirse en una referencia clave en el sector digital a ambos lados del Atlántico. El pasado año recibió el premio a la Trayectoria Personal de los Premios de Internet que concede la Asociación de Usuarios de Internet.
En X (antes Twitter) se presentaba de un modo modesto, pero que creo que reflejaba muy bien su carácter y personalidad: “Más o menos periodista. Me gustan los nuevos medios y algunos de los viejos. Hago lo que puedo. Trabajo en el interior de un volcán”.
Tascón ha tenido un protagonismo incuestionable en el desarrollo e impulso de la prensa digital española, pero también del diseño periodístico y de la infografía y del uso de nuevas narrativas en el periodismo.
Dirigió la sección de infografía del diario El Mundo entre 1989 y 1994, donde el equipo ganó numerosos premios internacionales de diseño.
Posteriormente, estuvo al frente de los equipos digitales que, durante años, libraron una gran batalla por el liderazgo en internet de los medios españoles: El Mundo, primero, y El País, después. Una dura ―y a veces cruenta― batalla que, como sucede cuando existen dos grandes figuras que compiten por ser mejores y ganar, ayudó a poner muy alto el listón de los medios digitales y favoreció el desarrollo del sector en su conjunto y de muchos profesionales de manera particular.
Tras su etapa centrada en los medios, decidió fundar, acompañado de su esposa, María Moya, y de varios de sus compañeros de aventura en Prisacom, entre otros, la agencia y consultora de comunicación y diseño Prodigioso Volcán, que ha tenido un gran desarrollo empresarial durante sus más de diez años de existencia.
El buen uso del lenguaje ha sido otra de sus preocupaciones constantes, lo que le llevó a presidir durante un tiempo la Fundación del Español Urgente (Fundéu) y a impulsar iniciativas para que la administración y otras entidades utilicen una comunicación clara. De hecho, uno de los proyectos que impulsaba en esta etapa más reciente era la creación de un nuevo Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS), que sería el 18: el derecho a entender de las personas, ideado para velar por una comunicación “clara, ética y responsable”.
Maestro de periodismo de la Fundación Gabo, Mario ha sido profesor y ha impartido clases y conferencias en multitud de foros durante años.
Tuve la fortuna de trabajar directamente con Mario durante más de tres años, cuando me invitó a sumarme a su equipo de Prisacom como subdirector de contenidos en el año 2005. Allí gestionábamos los sitios web de los medios del grupo Prisa en unos años en los que el sector buscaba desesperadamente un modelo de negocio viable, pero en los que encontramos grandes espacios y oportunidades para experimentar, innovar y aprender.
Más tarde, compartí con él consultorías en medios de diversos países y pude comprobar su sincero afán por aunar la innovación ―no podía vivir sin ella― con el sentido común y las soluciones prácticas, realmente pegadas al negocio.
Mario tenía un gran sentido del humor ―sus comentarios y sonrisa socarrones afloraban con facilidad― y era un enorme conversador, siempre dispuesto a regalarte una nueva e interesante anécdota o historia, aderezada a menudo con ciertas dosis de misterio. Te captaba ineludiblemente la atención. Aplicaba el storytelling que tanto valoraba a cualquier situación de la vida.
Gran viajero, disfrutaba mucho cada vez que cruzaba el océano para compartir ideas, experiencias y sabiduría por tierras latinoamericanas, o para abrir mercado para su Prodigioso Volcán. Sus movimientos por la geografía española eran igualmente incansables.
Tascón tenía una enorme capacidad de trabajo que combinaba con encontrar tiempo para su familia, sus amigos y sus aficiones. Siempre me he preguntado de dónde sacaba el tiempo para hacer todo lo que hacía y, al mismo tiempo, alimentar tantas amistades y tejer tantas alianzas por todo el mundo.
Tascón era muy amante de su tierra natal, Ponferrada, donde acabó impulsando una iniciativa que le ilusionaba especialmente y que aunaba muchas de sus pasiones: los libros, la innovación, la creatividad, el espíritu emprendedor y la comunicación efectiva con el público. El pasado año, Prodigioso Volcán abrió en la capital de la comarca leonesa del Bierzo la librería “El libro imposible”, concebida también como un espacio creativo y de dinamización cultural, y donde él mismo participaba con frecuencia en presentaciones.
Siempre supo ir dos pasos por delante del resto. Como no podía ser de otra manera, uno de los fenómenos que centró su atención en los últimos meses fue el de la inteligencia artificial generativa. Precisamente de eso estaba hablando esta semana en varios eventos organizados en tierras argentinas cuando sufrió un accidente cerebrovascular mientras paseaba por Puerto Madero en la ciudad de Buenos Aires, en la que ha fallecido.
Creo que el nombre de su empresa, Prodigioso Volcán, encaja perfectamente con su personalidad. Mario era, en sí mismo, un prodigioso volcán en erupción permanente, del que surgían sin descanso ideas, iniciativas y proyectos de todo tipo. Mentor de muchos e inspirador de muchos más, deja un legado que, estoy convencido, se irá agrandando con el tiempo.
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