El Reino Unido permite a las farmacias diagnosticar dolencias comunes para reducir la presión en la atención primaria
Dolores de oído o garganta, sinusitis o infecciones urinarias, entre las siete causas que podrán ser tratadas directamente. En los últimos dos años han quedado pendientes de atender hasta 15 millones de consultas
Rishi Sunak incluyó entre las promesas que definirían su mandato acabar con las listas de espera en la sanidad pública británica y ha decidido echar mano de las farmacias para cumplir su compromiso. Con un presupuesto muy restringido, ante una inflación superior al 10% que se resiste a bajar, Downing Street ha optado por soluciones imaginativas antes que por aumentar la contratación de personal sanitario. El Gobierno conservador ha presentado este lunes un nuevo Plan de Atención Primaria que pretende aliviar la presión sobre esa puerta de entrada al Servicio Nacional de Salud (NHS, en sus siglas en inglés) del Reino Unido, que acumula millones de consultas inatendidas en los últimos años.
Con el nuevo plan, las farmacias británicas podrán diagnosticar directamente, y recetar medicamentos, para las siete dolencias comunes causantes del embotellamiento en las consultas: dolor de oído, garganta inflamada, sinusitis, impétigo (inflamación e infección de la piel por acumulación de pus en vesículas aisladas), herpes zóster, picaduras de insectos o infecciones urinarias. Los pacientes podrán obtener además, sin prescripción previa, la medición de su tensión arterial, o solicitar píldoras anticonceptivas. El servicio de fisioterapia, la consulta al podólogo o los test auditivos podrán también realizarse sin que el paciente deba pasar previamente por la consulta del médico de familia.
Todas estas medidas se incorporan a un plan que pretende además agilizar, con nuevas aplicaciones en la Red y ayudas a los centros para actualizar su tecnología, un sistema de citas anticuado y poco eficaz. Con el sistema actual, los pacientes debían lanzarse a la aventura de llamar a las ocho de la mañana —solo a partir de esa hora, y por un espacio limitado de tiempo— a su centro de salud para solicitar una consulta. Un centro medio británico que atienda en torno a 10.000 pacientes podía recibir en esa primera hora hasta 100 llamadas.
En cada una de ellas debían explicar, con las dificultades que eso conlleva para personas mayores o con pobre manejo del inglés, los motivos por los que pedían ser vistos. Algunos centros abrían una segunda ventana a las dos de la tarde, para los casos que necesitaran ser atendidos ese mismo día, pero siempre de un modo muy limitado. La solución alternativa pasaba por acudir a urgencias hospitalarias.
El Gobierno ha prometido además que destinará 740 millones de euros en los próximos dos años a reformar una atención primaria en situación de grave crisis. “Quiero asegurar que todo el mundo pueda recibir el apoyo que necesita cuando contacte a su médico general, y poner fin a ese enredo que suponía el sistema de citas telefónicas de las ocho de la mañana”, ha asegurado el ministro británico de Sanidad, Steve Barclay. “Desde que acabó la pandemia hemos sido capaces de aumentar cada mes en un 10% el número de citas médicas”, ha dicho.
Listas de espera
El Gobierno británico promete reducir, con su nuevo plan y la ayuda de las farmacias, hasta en 10 millones —unas 30.000 diarias— las consultas de atención primaria, que suman hasta 340 millones cada año, según los datos del Ministerio de Sanidad. Solo entre 2021 y 2022 han quedado pendientes de ser atendidas hasta 15 millones de peticiones, y en algunos casos la espera hasta obtener una cita presencial era de 24 días.
Sunak, cuyo padre era médico de familia y cuya madre es farmacéutica, presume de conocer de primera mano la gravedad del problema, y ha convertido su solución en una de las prioridades por las que ha pedido a la ciudadanía que mida a su Gobierno, junto a la inflación, la crisis del coste de la vida o el incremento de la inmigración irregular. “Sé lo frustrante que resulta quedar bloqueado por tu centro de salud cuando tú mismo o un miembro de tu familia necesita desesperadamente esa consulta para tratar una dolencia común”, ha dicho Sunak. “Vamos a acabar con el embudo de las ocho de la mañana y a expandir los servicios que ofrecen las farmacias, para que los pacientes puedan obtener sus medicamentos de un modo rápido y fácil”, ha prometido el primer ministro.
El Real Colegio de Farmacia de Inglaterra ha celebrado la noticia. “Los planes anunciados suponen un cambio radical para los pacientes y facilitarán un mejor acceso a la atención sanitaria, ayudarán a aliviar la presión en otros departamentos del NHS y darán a los ciudadanos los cuidados que necesitan”, ha dicho la presidenta del colegio, Thorrun Govind. Sin embargo, ya han surgido críticas entre algunos expertos que señalan que no todas las farmacias podrán ofrecer los mismos servicios, o la misma calidad de atención, y que existe el riesgo de que algunos pacientes no sean capaces de evaluar, o de explicar, la gravedad real de su dolencia. “Acabarán rebotando de uno a otro sitio hasta volver de nuevo a su centro de salud”, ha denunciado Beccy Baird, una de las analistas del centro de estudios sanitarios King´s Fund.
“Esperar que los conservadores resuelvan la crisis de la atención primaria es como confiar en que un pirómano apague el fuego que ha provocado”, ha dicho Wes Streeting, el portavoz de Sanidad de la oposición laborista. “Se dedican a inventar soluciones provisionales, frente a la reforma en profundidad del sistema público de sanidad que ofrece el laborismo”, ha asegurado.
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