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¿Cuántas vacunas covid necesita la UE? Un grupo de países quiere renegociar los contratos con Pfizer

Ante la menor demanda y la acumulación de dosis, Polonia y otros miembros piden adaptar los acuerdos con el gigante farmacéutico a una “realidad diferente” en la pandemia

Vacunas covid pfizer
Fotografía cedida por Pfizer que muestra viales de vacunas contra la Covid-19 en la planta de la farmacéutica en Kalamazoo (EE.UU)Pfizer (Pfizer/EFE)
Silvia Ayuso

¿Cuántas vacunas necesita la Unión Europea ahora que lo peor de la pandemia de coronavirus ha pasado y los países recuperan, cada vez más, la normalidad? La gestión de la crisis sanitaria europea, especialmente la estrategia inédita de una compra conjunta de millones de vacunas lanzada por la Comisión Europea, está considerada, a pesar de los traspiés iniciales, un éxito. Y ha cambiado paradigmas en Europa que van mucho más allá de la salud. Pero ya no estamos en 2020, ni en 2021, y el mundo se sumerge en una nueva etapa post-pandémica en la que las preocupaciones han dado un giro sustancial, sobre todo desde que la guerra de Ucrania ha impuesto nuevas cargas políticas, económicas y humanitarias al continente.

En muchos países miembros de la UE sobran dosis nunca inoculadas, pese a lo cual continúan las negociaciones de Bruselas con el gigante farmacéutico para adquirir nuevos lotes en los próximos años, en base a la estrategia acordada durante lo peor de la crisis —y que nadie discute realmente— de que hay que estar preparados ante una nueva variante o un nuevo pico viral. Un grupo de países, con Polonia a la cabeza, quiere que haya más luz sobre esos contratos, mantenidos en una estricta confidencialidad, y lidera una pequeña revuelta reclamando que gigantes como Pfizer accedan a renegociar las condiciones, teniendo en cuenta la “realidad diferente” en 2023, y abriéndose a la posibilidad de facilitar la cancelación de pedidos. Varsovia lleva la voz cantante junto a Bulgaria, Hungría y Lituania. Pero el problema se da en muchos otros países: solo en España, hasta hace dos meses había más de 103 millones de dosis no utilizadas, muchas con una fecha de caducidad corta que implica que corren el riesgo de acabar en la basura.

“Pese a que la situación epidémica se ha estabilizado en toda Europa, Pfizer sigue planeando entregar cientos de millones de vacunas a Europa. Esto carece totalmente de sentido desde un punto de vista de salud pública, ya que la mayor parte de ellas serán destruidas debido a la limitada fecha de caducidad y la limitada demanda”, que ni siquiera se compensa con donaciones a países terceros, que las están rechazando, afirma el ministro polaco de Sanidad, Adam Niedzielski, en una carta abierta a los accionistas de Pfizer distribuida por el Gobierno polaco este martes.

En su misiva, Polonia rechaza explícitamente la posibilidad, adelantada este fin de semana por el Financial Times, de que Bruselas acuerde con Pfizer la entrega de unos 70 millones de dosis anuales hasta 2026 y que los países paguen la mitad del precio de la vacuna, unos diez euros, por cada dosis cancelada. Algo que no es justo, afirma el ministro de Sanidad polaco, puesto que se está hablando de vacunas que ni siquiera han sido aún fabricadas.

“La actual propuesta de Pfizer incluye una reducción de dosis” como vienen reclamando estos países, reconoce Niedzielski. “Pero sigue requiriendo el pago de una tasa de cancelación, la mitad del precio de una dosis que ni siquiera ha sido producida. Esos cargos son, literalmente, por dosis sin fabricar que no han sido, ni van a ser nunca, producidas, por lo que no le costarán un solo penique a Pfizer”, denuncia Polonia, que pide a la empresa “flexibilidad” y que haga “propuestas realistas que respondan a la situación completamente cambiada en Europa”.

“Hoy vivimos en una realidad totalmente distinta a hace dos años y empresas globales como Pfizer deben ser conscientes de ello”, señala Niedzielski, para quien la empresa corre el peligro de “convertirse en parte del problema, cuando durante largo tiempo fue considerada una solución a los desafíos sanitarios”.

Apelando a la confidencialidad de las negociaciones, fuentes de Pfizer rechazan entrar en detalles sobre las mismas, especialmente la presunta cláusula de cancelación que ha puesto de uñas a Polonia.

La compañía se limita a asegurar que las discusiones “están siendo conducidas de buena fe por todas las partes”. Según un portavoz de Pfizer, la farmacéutica está “comprometida a encontrar soluciones pragmáticas para atender la evolución de las necesidades sanitarias y pandémicas, a la par que se garantiza que Pfizer y BioNTech continúan cumpliendo todas sus obligaciones contractuales respecto a la entrega de vacunas covid-19 a la UE”.

Por su parte, desde Bruselas fuentes europeas recuerdan que ya se han ido ajustando los contratos, pero también apelan a su confidencialidad para no revelar ni el punto en que se encuentran las actuales negociaciones para futuras entregas ni la fecha en que estas deberían estar cerradas. Paradójicamente, señalan, el debate sobre el número de vacunas y si sobran dosis o no es una “consecuencia del éxito de la estrategia” de la vacunación europea.

Para Polonia, sin embargo, esto no basta. Apelando a la “responsabilidad social corporativa” de la compañía, Varsovia reclama una “remodelación” de los contratos en vías de negociación con una empresa que ha registrado ganancias récord gracias a la pandemia: en 2022, Pfizer logró unos beneficios de casi 29.000 millones de euros, un 43% más que un año antes, cuando ya registró ganancias récord. Aunque los datos del primer trimestre de 2023, presentados este martes, reflejan un 30% menos de beneficios netos que en los primeros tres meses del año pasado, especialmente debido a los productos para la covid, las ganancias sumaban la nada desdeñable cifra de 5.054 millones de euros.

Polonia lleva tiempo advirtiendo a Pfizer de que las condiciones para prolongar los contratos de las vacunas no son justos en la actual situación sanitaria de Europa. Y Varsovia no está sola. A mediados de marzo, Niedzielski emitió un comunicado conjunto con sus colegas de Bulgaria, Hungría y Lituania manifestando su “profunda preocupación” por las conversaciones entre Pfizer BioNTech y la Comisión, a la que solicitaban que “negocie un nuevo acuerdo más justo” que tenga en cuenta las inquietudes de estos países que, al contrario que otros Estados miembros, no están dispuestos a seguir adquiriendo dosis de vacunas por encima de las necesidades nacionales.

A la inquietud de los Estados miembros se une el de algunas de las empresas farmacéuticas rivales que temen que el mercado se reduzca tanto que no haya espacio, ni posibilidades, para otras marcas o modalidades de vacunas más allá de las más establecidas, como es la ARNm de Pfizer. Es el caso de la española HIPRA, cuya vacuna Bimervax recibió a finales de marzo el visto bueno final de Agencia Europea de Medicamentos (EMA).

“Desde HIPRA, confiamos y esperamos que los acuerdos firmados durante la situación de emergencia entre Pfizer y la UE no bloqueen la entrada de nuevas vacunas que aportan grandes ventajas a la población para continuar protegiéndola frente a la covid-19″, señalan fuentes de la compañía de Girona, que el pasado verano alcanzó un acuerdo con la Comisión Europea para asegurar la compra de hasta 250 millones de dosis.

Para la compañía española, ante una situación en que nadie sabe cómo puede evolucionar un virus al que todavía no se ha ganado la batalla, “sería muy positivo que se pudiera regular un porcentaje mínimo de futuras compras de vacunas no-ARNm desarrolladas y producidas en la UE para desarrollar plenamente la autonomía estratégica de Europa y que la población tenga acceso a vacunas de nueva generación y diferentes a las de ARNm”. Desde Bruselas, se asegura que uno de los “pilares” de la estrategia contra la covid siempre ha sido la “diversificación”. No ocultan, sin embargo, que hasta ahora la vacuna ARNm ha sido la más favorecida.

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Sobre la firma

Silvia Ayuso
Corresponsal en Bruselas, después de contar Francia durante un lustro desde París. Se incorporó al equipo de EL PAÍS en Washington en 2014. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, comenzó su carrera en la agencia Efe y continuó en la alemana Dpa, para la que fue corresponsal en Santiago de Chile, La Habana y Washington.

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