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José Miñones, nuevo ministro de Sanidad: el profesor universitario que llegó a la política por una asociación de vecinos

El hasta ahora delegado del Gobierno en Galicia es docente de química física en Santiago, escribe novelas y fue alcalde de Ames

Jose Miñones
El nuevo ministro de Sanidad, José Manuel Miñones, el 14 de marzo en Vilagarcía de Arousa, Pontevedra, en una comparecencia como delegado del Gobierno en Galicia tras una operación policial.Gustavo de la Paz (Europa Press)

Mucho en la carrera de José Manuel Miñones Conde se explica por las carambolas de la vida. El nuevo ministro de Sanidad (Santiago, 50 años), en sustitución de Carolina Darias, se imaginaba un futuro como investigador universitario y todavía vivía alejado de la política en 2005, cuando los asuntos de la urbanización en la que pocos años antes se había instalado, recién casado con su novia de la carrera, Belén Leiva, le empujaron a participar activamente en la asociación de vecinos. Él, en realidad, iba para boticario, o profesor de Farmacia, la carrera que estudió en la Universidad de Santiago (USC) siguiendo los pasos de su padre, que fue catedrático en esa facultad. Pero el destino le esperaba a las afueras de Compostela, en el municipio de Ames (A Coruña, 32.000 habitantes), un pueblo pujante que desde hace décadas lleva una inercia contraria a la mayoría de las localidades gallegas, porque crece y se rejuvenece como zona residencial del entorno de la capital gallega. Allí, un joven José Miñones se estableció al filo del cambio de milenio, en una gran urbanización de chalés llamada Aldea Nova. Los problemas de la comunidad le hicieron implicarse en la asociación de vecinos, de la que se convirtió en vicepresidente. Así fue cómo descubrió su interés por la política, un lustro después, en las reuniones que el colectivo empezó a tener con el entonces alcalde de Ames, el socialista Carlos Fernández.

El alcalde, que también fue presidente de la Federación Galega de Municipios y Provincias, lo incluyó pronto en su lista electoral (2007). En 2009, José Miñones se convirtió en concejal de Educación y también de Reforma Administrativa, Nuevas Tecnologías y Sanidad, y después, cuando ocupó la alcaldía el popular Santiago Amor, se mantuvo en la corporación municipal dentro de la oposición, ya como portavoz de su grupo. Se había ido implicando y ascendiendo en el PSdeG-PSOE local poco a poco, a medida que otros miembros dimitían y se apartaban. Así, siguió en la oposición hasta las elecciones de 2015, en que pasó a liderar un gobierno en precario, con solo cuatro concejales de 21, gracias al pacto con el Bloque Nacionalista Galego y los votos de Ames Novo y Contigo Pódese (Podemos).

José Miñones, durante la presentación del informe de rendición de cuentas del Gobierno a Galicia correspondientes a 2022, en enero en Santiago de Compostela.
José Miñones, durante la presentación del informe de rendición de cuentas del Gobierno a Galicia correspondientes a 2022, en enero en Santiago de Compostela.Lavandeira jr (EFE)

En 2019 dobló su número de ediles y siguió al frente gracias a la alianza con los grupos de izquierda en una corporación municipal que seguía muy fragmentada. En marzo de 2021 renunció a la alcaldía cuando Pedro Sánchez lo nombró delegado del Gobierno en Galicia para sustituir al también socialista Javier Losada de Azpiazu, exalcalde de A Coruña y anestesista de profesión. Poco después de llegar al cargo, la Delegación del Gobierno en Galicia y las declaraciones de Miñones se convirtieron en el foco informativo del momento, tras la matanza con tintes homófobos del joven Samuel Luiz a cargo de una pandilla en la zona de copas de A Coruña. Otro de los sucesos que ha tenido que gestionar en nombre del Gobierno ha sido el derrumbe por corrosión de los cables de tensado del viaducto de Castro, que une León y Galicia en la A-6, el pasado verano.

En política, José Miñones se ha mantenido relativamente alejado de las luchas internas del socialismo gallego, pero se significó a favor de Pedro Sánchez desde que el presidente del Gobierno aspiraba a liderar el partido en España. Su fidelidad, que empezó con la carambola de la asociación vecinal de Aldea Nova (donde curiosamente también vivió otro delegado del Gobierno socialista en tiempos de Zapatero, Manuel Ameijeiras), se vio desde entonces compensada. Pero la vocación primera de este padre de familia con dos hijos estaba encaminada dentro de la universidad, un ambiente en el que se crio absolutamente inmerso, porque habitaba con su familia en un edificio para catedráticos en el propio campus. Durante el curso, cuando era estudiante trabajaba dando clases de tenis en las pistas de la propia USC, y en verano marchaba con sus padres al pueblo costero de Raxó (Poio, Pontevedra).

Tesis doctoral en 2001

Licenciado en Farmacia en 1997, fue distinguido con el Premio Extraordinario por su tesis doctoral en 2001 y fue becado como investigador del programa Parga Pondal en aquellos años en que empezó a flirtear con la política. Además de ejercer en Compostela como docente de química física en la facultad de Farmacia, donde mantiene la plaza como profesor contratado, fue becario de la Universidad de Sevilla mientras preparaba su tesis sobre las “características estructurales y morfológicas de la anfotericina B, de fosfolípidos y de sus mezclas extendidos sobre la interfase aire-agua”. Hasta al menos 2010 siguió investigando en la universidad, y dirigió un equipo que estudiaba las “interacciones entre componentes lipídicos y proteicos de la lágrima y las lentes de contacto”.

Pero en la intimidad de su hogar, en realidad a Josiño, como lo llaman sus cercanos, lo que más le apasiona es escribir ficción, leer novelas y ver cine. Uno de sus mejores amigos desde que era un niño que iba al colegio religioso La Salle y jugaba al tenis (y algo también al baloncesto y al fútbol) en Santiago asegura que para Miñones, hasta que se fue a vivir a Ames, “la política era la menor de sus preocupaciones”. Desde adolescente, era él quien convocaba a la pandilla (”no muy grande, pero muy unida”) en sesiones de tarde, el fin de semana, para ver las cintas de VHS que alquilaba “en la tienda de Portela Seijo, el videoclub que había entonces”. Dos de los incondicionales desde el colegio, en una amistad sostenida en el tiempo hasta hoy, explican que José Manuel Miñones “siempre fue amigo de sus amigos, muy divertido, cinéfilo empedernido, aficionado a las películas de Brian de Palma” y a la música pop de los 80 y 90. De chico escuchaba (y bailaba) sobre todo los discos de Michael Jackson. Tras la carrera, “fue el primero de la pandilla en casarse y tener hijos”, recuerdan, “y es en ese ambiente familiar en el que le gusta escribir; pero es muy celoso de lo que escribe”, advierten, “a los amigos solo nos dejó leer fragmentos de su primera novela”, inédita: “Ahora sabemos que está con una segunda parte”.

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