Reyes Maroto, al Ayuntamiento de Madrid desde el vendaval de Industria
La ya exministra se ha ganado la fama de dialogante y trabajadora, aunque le ha faltado peso político en el ministerio
Se estrenó como ministra de Industria con la crisis de Vestas en León. No mucho después recibió de primera mano el anuncio del cierre de Nissan en Barcelona. Le siguieron malas noticias similares de Alcoa y Abengoa. Y después llegó la crisis del coronavirus, que cayó como un rayo sobre las tres patas de su gabinete: Industria, Comercio y Turismo. Reyes Maroto (Medina del Campo, Valladolid, 49 años) ha vivido en un vendaval desde que Pedro Sánchez la captara para su Consejo de Ministros en junio de 2018. Llegaba con la fama de “hormiguita trabajadora” —como la ha calificado Félix Bolaños— y dialogante en la Asamblea de Madrid y se va con una parte de los deberes hechos, con un buen nivel de conocimiento de patronales y sindicatos y con la espinita clavada de no haber podido firmar el pacto de Estado por la industria, un documento que ella pretendía que fuera compartido con el conjunto de las fuerzas políticas y no se convirtiera solo en una hoja de ruta gubernamental.
La próxima alcaldable del PSOE por Madrid está casada y tiene dos hijos, es economista de formación y sería casi una novel en política (entró en la Asamblea de Madrid en 2015 y está afiliada al partido desde 2017) si no fuera por el máster que ha realizado los últimos cinco años. Aseguran miembros de su equipo que es sencillo trabajar con ella por su perfil dialogante y de repasar todo lo que pasa por su equipo y que lo sería todavía más fácil si no fuera por las horas que le acaba dedicando al trabajo. Su último quebradero de cabeza ha sido el de solventar el embrollo del reparto de las ayudas europeas para reconvertir el sector del automóvil en España y prepararlo para la fabricación de vehículos eléctricos. Fue la persona, junto a Presidencia del Gobierno, que acabó asumiendo la interlocución directa con el presidente de Seat, Wayne Griffiths, ante la crisis generada con Grupo Volkswagen, cuando este demandaba más ayudas de las que el Gobierno le iba a asignar para poner en marcha un plan inversor de 10.000 millones de euros. El problema es que el Plan Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica (PERTE) apenas ha repartido un 29% de los recursos existentes y se trabaja ahora en nuevas convocatorias para gastar los 2.975 millones previstos inicialmente.
Durante su mandato, fuentes patronales han cuestionado el peso político de su ministerio, en muchas ocasiones superado por el de otros gabinetes, como el del Ministerio de Transición Ecológica de la vicepresidenta Teresa Ribera, en materias como la energía y la descarbonización. Lo cierto es que Maroto se va con unas cuantas fotos que la fortalecen como gestora: la de la primera piedra de la gigafactoría de Volkswagen en Sagunto (Valencia) y la de la reindustrialización de Nissan, las asignaturas más arriesgadas de su mandato. Y con algún golpe sobre la mesa que rompe su imagen de persona cándida y dialogante: hace tres meses, cuando ya sabía que sus días en el ministerio estaban contados, decidió descabezar la secretaría general de Industria, responsable del PERTE, y vio como se producía un cambio en la secretaría de Estado de Turismo. Fuentes de su gabinete aseguran que el objetivo era dar nuevo brío al ministerio de cara a los preparativos de la presidencia de la Unión Europea, que asumirá España el segundo semestre del año.
A esa renovación se ha sumado la creación de los comisionados para los cuatro proyectos estratégicos que dependen del gabinete, de forma que quien llegue de nuevo para asumir las riendas se encuentre un cargo con más capacidad de delegación en materias complejos y urgentes. Xiana Méndez es la única de los tres secretarios de Maroto que ha aguantado en el cargo en esta travesía.
Sigue toda la información de Economía y Negocios en Facebook y Twitter, o en nuestra newsletter semanal
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.