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“No es que Dinamarca sea el epicentro de la ómicron, es que secuenciamos todos los casos positivos”

Jens Lundgren, profesor de enfermedades infecciosas en Copenhague, analiza la evolución de la covid en Dinamarca, que levantó las restricciones y ahora triplica en incidencia a España con similares tasas de vacunación

Jens Lundgren, profesor de enfermedades infecciosas en la Universidad de Copenhague.
Jens Lundgren, profesor de enfermedades infecciosas en la Universidad de Copenhague.Rigshospitalet
Pablo Linde

Dinamarca atraviesa su mayor ola de contagios de covid desde que comenzó la pandemia. Los hospitales, sin embargo, están en tasas de ocupación muy inferiores a las de hace ahora justo un año, que obligó a cerrar buena parte de la actividad de ocio y comercial en el país. Con un 77% de la población vacunada, las inyecciones están amortiguando claramente la gravedad de la enfermedad. Pero un nuevo actor ha entrado en juego: la variante ómicron. El país escandinavo es uno de los que más casos ha secuenciado, aunque está lejos de ser por el momento mayoritaria.

Dinamarca llega a esta situación después de haber levantado la totalidad de las restricciones el pasado septiembre. Por entonces, su tasa de diagnósticos era muy similar a la española, pero poco después comenzó a subir hasta superar los 1.200 casos detectados por 100.000 habitantes en 14 días, según los últimos datos del repositorio Our World in Data, elaborado por la Universidad de Oxford. Esto es más del triple de los 323 que comunicó este viernes España. La incidencia les ha llevado a recuperar mascarilla en transportes públicos y adelantar las vacaciones de Navidad en los colegios.

Una de las peculiaridades de Dinamarca es que tiene una enorme capacidad de detección del virus. Cada danés se ha hecho un promedio de 17 pruebas diagnósticas desde que comenzó la pandemia, por poco más de una (1,3) en España. Y todas las positivas son secuenciadas, frente a aproximadamente un 5% en España. Esta es la clave para ser uno de los países con más presencia (aparente) de la variante ómicron, en opinión de Jens Lundgren (Copenhage, 61 años), profesor de enfermedades infecciosas en la Universidad de Copenhague, que responde a EL PAÍS por videoconferencia.

Pregunta. ¿Está preocupado por la situación de su país?

Respuesta. Preocupado no es la palabra: mi trabajo es analizar y reaccionar. Estoy muy concentrado y me lo tomo en serio. Tenemos una nueva variante; esperábamos que algo así sucediera. No es de extrañar que estemos en esta situación ahora. Ya había mutado dos veces este año y lo ha vuelto a hacer.

P. ¿Deberían estar preocupados los ciudadanos de su país y de Europa?

R. La ómicron afectará el manejo de la pandemia, eso es seguro. Su tasa de crecimiento es mayor, más pronunciada en comparación con la delta, lo que probablemente se explica por una combinación de una mayor transmisibilidad del virus, junto a algunas características de escape para evadir la inmunidad. Lo más probable es que sea la variante dominante en los próximos meses, por lo que será el virus con el que tendremos que lidiar en la última parte del invierno.

P. ¿Por qué Dinamarca es uno de los países con más presencia de ómicron?

R. Porque somos probablemente el único país del mundo donde secuenciamos todos los casos positivos identificados. No es porque seamos una especie de epicentro de la ómicron, sino que tenemos una muy buena red para identificar al virus.

P. Hace un año experimentaron su peor ola de covid. ¿Creen que pueden llegar a algo similar?

R. Ya estamos teniendo un problema con el aumento de transmisión y ese será el problema en el próximo mes o dos, como para muchos países de Europa. Hay también un repunte de personas que están ingresando en el hospital, pero esto todavía se debe a la delta, no a ómicron.

P. ¿Cuál es la evolución de los enfermos con ómicron, es una variante más leve que delta?

R. Hay mucha información sobre eso circulando en redes sociales, sobre si crea un perfil de enfermedad distinto a delta. La respuesta corta es que nadie lo sabe. En principio, deberíamos asumir que causa la misma gravedad porque no hay ninguna variante hasta ahora que tenga una forma radicalmente diferente de causar enfermedad. Hemos estado estudiando las cinco o seis variantes diferentes, y todas lo han hecho de forma similar. Solo un estudio continuo en poblaciones cada vez más grandes nos confirmará si esta suposición es cierta o no. He hablado con colegas sudafricanos, y están de acuerdo en que, según los datos que tenemos hasta ahora, no es posible llegar a una conclusión.

P. ¿Cuándo podremos saber más sobre esto?

R. La Agencia de Seguridad Sanitaria del Reino Unido emitió una evaluación esta semana donde hablan sobre la gravedad de la infección y simplemente dicen que no hay datos suficientes. Son muchas las autoridades sanitarias que están llegando a la misma conclusión. Justo al principio, cuando se introduce una nueva variante, es muy difícil evaluar la gravedad porque generalmente comienza en poblaciones más jóvenes en las que las tasas de transmisión son más prominentes. Por lo tanto, solo se puede evaluar realmente cuando se analiza una gran cohorte de todas las personas infectadas y que incluye también a mayores y pacientes con comorbilidades.

P. ¿Por qué ha decidido su país cerrar las escuelas?

R. Existe preocupación sobre cómo todas las actividades festivas en torno a la Navidad pueden agravar más aún la transmisión del virus, con la posibilidad de que los niños infecten a sus abuelos. El razonamiento es anticipar las vacaciones escolares para disminuir este riesgo: se cerrarán los colegios el 15 de diciembre y la idea es reabrir tras año nuevo.

P. ¿Cree que existen suficientes medidas de contención o la ómicron está haciendo necesario implementar más?

R. Depende, siempre depende. Tenemos un grado muy alto de vacunación. Aceleramos la vacunación con una tercera dosis a la población mayor. Sabemos que es muy eficaz para proteger a la población mayor de la hospitalización. Y eso es realmente lo que estoy viendo aquí, no necesariamente en la cantidad de personas infectadas, sino en la de pacientes que ingresan en el hospital. Así que espero que podamos mantenerlo ahora con la tasa actual y el nivel actual de restricciones. Y luego tendremos que ver cómo evoluciona la situación sobre el terreno, una vez que se vuelva más dominante a principios del próximo año, y evaluar si necesitamos hacer algo más.

P. Su país ha sido partidario de un uso muy limitado de las mascarillas. ¿Es momento de volver a usarlas en espacios interiores?

R. Sí, eso es lo que está sucediendo. Empezamos en transporte público hace dos o tres semanas. Sé que en España casi todo el mundo la lleva puesta casi todo el tiempo. Es una norma más fácil porque no tienes que discutir cuándo y dónde usarla. Nosotros hemos optado por aplicarla cuando los niveles de transmisión son bastante altos, que es cuando realmente puede evitar un número significativo de infecciones y convertirse en una herramienta útil. Por esta razón hemos ido calibrando su uso. La gente aquí es feliz si no tiene que ponérsela, pero lo hace cuando las autoridades se lo piden.

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Sobre la firma

Pablo Linde
Escribe en EL PAÍS desde 2007 y está especializado en temas sanitarios y de salud. Ha cubierto la pandemia del coronavirus, escrito dos libros y ganado algunos premios en su área. Antes se dedicó varios años al periodismo local en Andalucía.

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