Siete heridos y más de 50 detenidos en una manifestación contra las restricciones para contener la pandemia en Róterdam
El alcalde de la ciudad de Países Bajos califica de “orgía de violencia” una concentración en la que la policía ha efectuado varios disparos
El centro de la ciudad holandesa de Róterdam ha amanecido este sábado sembrado de basuras, bicis y motocicletas quemadas, después de una noche de disturbios contra las nuevas medidas impuestas por el Gobierno holandés para frenar el coronavirus. Durante las protestas, las fuerzas del orden efectuaron varios disparos y dos personas con heridas de bala se encuentran ingresadas en el hospital, mientras que las autoridades continúan investigando lo sucedido. En total, siete ciudadanos han resultado heridos, entre ellos varios policías, y 51 personas han sido arrestadas, algunas residentes en otras partes del país. La mitad son menores de edad. A lo largo de este sábado ha habido marchas de protesta contra las restricciones por la pandemia también en Ámsterdam y Breda.
El comunicado emitido por la policía indica que la “situación se desbordó enseguida y los agentes dispararon varias veces para avisar”. Ahmed Aboutaleb, alcalde socialdemócrata de la ciudad portuaria, ha calificado los hechos de “orgía de violencia”, después de que ardiesen varios coches policiales y se prendieran hogueras en la calle. Aboutaleb ha añadido que las fuerzas del orden han sido atacadas varias veces y se han visto obligadas a defenderse. “Han efectuado varios disparos de aviso que estamos investigando”. No descarta que haya más detenciones a lo largo de este sábado. Durante unas horas, circuló por las redes sociales un vídeo donde un hombre supuestamente recibe un disparo, y el Departamento Nacional de Investigación Criminal está también analizando lo ocurrido.
La manifestación no había sido registrada oficialmente, pero las autoridades locales sabían que habría una concentración en el centro. La protesta se gestó contra la posible imposición del pase covid para la hostelería y eventos públicos, válido solo para vacunados y quienes hayan pasado la enfermedad. Las nuevas medidas de contención de la pandemia ya aprobadas imponen el cierre de la hostelería a las ocho de la tarde. El viernes también se supo que el Gobierno prohíbe el uso de fuegos artificiales en Nochevieja.
Las protestas contra estas nuevas restricciones se tornaron en disturbios cuando varios centenares de personas empezaron a lanzar objetos, fuegos artificiales y petardos de gran calibre contra los agentes. Los coches de policía fueron incendiados y se destrozaron vehículos, paradas de autobús y señales de tráfico. Los manifestantes también saquearon comercios. En un momento dado, las autoridades cerraron el acceso a la estación central de ferrocarril.
En total, se trasladaron a la ciudad unos 400 efectivos de todo el país. Cuando llegaron los refuerzos, a pie y a caballo, la policía estaba cercada por los manifestantes. “En varios momentos, los agentes se vieron obligados a disparar. Entonces, hubo gente que se lanzó contra ellos y ese grupo ya no era de manifestantes, sino de algo más”, ha declarado el alcalde Aboutaleb. También se utilizó un cañón de agua contra los protestantes. Dicha imagen contrasta con los primeros momentos de la concentración. Hacia las 20.00 horas, decenas de policías locales esperaban algún tumulto, pero “no ser atacados de esta forma”, ha dicho Aboutaleb. Los bomberos también fueron atacados cuando intentaban apagar un fuego prendido en una zona residencial. Henk van Essen, jefe de la Policía Nacional, ha mostrado su preocupación ante la violencia desatada contra los agentes “por parte de grupos intolerantes y radicales”.
El investigador de la policía científica Jaap Timmer ha hablado en la televisión pública (NOS) sobre otros disturbios en los últimos años donde varios ciudadanos resultaron heridos de bala. Según Timmer, un chico de 19 años murió en 2009 de un tiro policial en una fiesta organizada en una playa. Unos 45 agentes fueron acorralados allí por un centenar de jóvenes, entre los que había un abultado número de hinchas violentos de fútbol. La investigación posterior repartió la culpa entre la propia policía, el ministerio de Justicia y el Ayuntamiento de Róterdam. En 1999, cuatro personas resultaron heridas de bala cuando el Feyenoord, de Róterdam, ganó la Liga de fútbol.
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