La EMA abre la puerta a que los países europeos administren la tercera dosis de Pfizer a toda la población mayor de 18 años
La agencia admite que la evidencia sobre la efectividad real del refuerzo aún es escasa, pero dice que los Gobiernos “pueden adoptar recomendaciones” para dar un nuevo pinchazo “al menos seis meses después” del segundo
La Agencia Europea del Medicamento (EMA) ha abierto este lunes la puerta a que los países administren una tercera dosis de la vacuna de Pfizer-BioNTech a toda la población mayor de 18 años, un pinchazo que debería administrarse “al menos seis meses después” del segundo. Sobre la vacuna de Moderna, el organismo afirma que aún “está evaluando la información disponible” sobre la posibilidad de generalizar también esta medida entre la población adulta.
En un comunicado, la agencia afirma que los datos analizados muestran que la tercera dosis produce “un incremento de los niveles de anticuerpos en la población de 18 a 55 años”, por lo que los gobiernos “pueden adoptar recomendaciones” para administrarla a todas las personas mayores de edad. El escrito, sin embargo, admite que la evidencia sobre la efectividad real del tercer pinchazo aún es escasa. Amós García, presidente la Asociación Española de Vacunología (AEV), recuerda que un descenso del nivel de anticuerpos no significa que el organismo no pueda defenderse frente al virus, ya que el “sistema inmunitario es capaz de volverlos a producir si entra en contacto con el virus” por la llamada memoria celular.
El paso dado por la agencia es relevante porque, como ha ocurrido en anteriores ocasiones, da a los gobiernos que deseen aplicar esta medida los argumentos para hacerlo. El Ministerio de Sanidad siempre ha dicho que esperaría a que el organismo se pronunciara al respecto antes de dar el paso. Comunidades como Castilla-La Mancha ya habían anunciado su intención de ampliar el uso de la tercera dosis a los mayores de 65 años “si se levanta la barrera”. Un portavoz del Ministerio de Sanidad ha explicado que antes de adoptar cualquier cambio el asunto será discutido por los expertos que forman la Ponencia de Vacunas y luego deberá decidirse en la Comisión de Salud Pública, formada por miembros del ministerio y de las comunidades.
Fuera de la Unión Europea (UE), el Reino Unido ha incluido la tercera dosis para la población mayor de 50 años en su estrategia de vacunación. Estados Unidos inicialmente quería administrarla a toda la población adulta, pero por ahora lo está haciendo en personas mayores, inmunodeprimidos y aquellos trabajadores considerados de riesgo por su exposición al virus.
La EMA afirma en todo caso que los datos disponibles sobre seguridad son “limitados” y que no existe evidencia sobre si los “casos muy raros” de miocarditis observados tras las dos primeras dosis también pueden producirse con la tercera en adultos sanos.
El comunicado de la agencia también formaliza la recomendación de administrar la tercera dosis, en este caso tanto de Pfizer-BioNTech como de Moderna, a las personas “con el sistema inmunitario severamente debilitado”, una vez transcurridos “al menos 28 días después de la segunda”. La EMA admite que “no existe evidencia sólida” sobre la efectividad real de este tercer pinchazo, pero sostiene que “incrementará la protección [frente al virus] en al menos algunos de estos pacientes”. La ficha técnica de ambas vacunas será actualizada para incluir la nueva recomendación.
El objetivo de esta dosis de refuerzo no es frenar una supuesta caída de las defensas, como en el resto de población, sino ayudar a las personas con el sistema inmunitario debilitado a desarrollar las mismas defensas que la población sana alcanza con dos pinchazos. La propia agencia ya había dejado abierta esta opción el 6 de septiembre y la mayoría de países están desarrollando planes específicos para llevarla a cabo.
En el caso de España, La Comisión de Salud Pública aprobó un día más tarde administrar esta dosis de refuerzo a personas con trasplante de órgano sólido, de médula ósea (unas 20.000 ) y pacientes en tratamiento con fármacos anti-CD20, que se utilizan habitualmente junto a la quimioterapia (unas 100.000 personas en total). Posteriormente, la estrategia se amplió a más grupos, como los pacientes de diálisis, el resto de enfermos en tratamiento por cáncer y los mayores de 40 años con síndrome de Down, entre otros colectivos.
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