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La controversia de vacunar a embarazadas: la evidencia es limitada, pero favorable al pinchazo

Los expertos coinciden en que no se han detectado efectos adversos graves en los estudios, aunque admiten que hay que ampliar el número de gestantes analizadas para aumentar el conocimiento

Vacuna covid embarazadas
Vacunación masiva en el centro comercial La Farga, en L'Hospitalet de Llobregat (Barcelona), el pasado 22 de abril.Albert Garcia (EL PAÍS)
Jessica Mouzo

Pocas divergencias hay entre la comunidad científica sobre las bonanzas de la vacunación para combatir la covid. La caída de ingresos y muertes entre los más vulnerables avalan la efectividad de los fármacos disponibles y el consenso sobre administrarlos a la población general es global. Pero este aval masivo tiene fisuras cuando se pone el ojo en colectivos específicos, como las embarazadas. Por “desconocimiento o exceso de prudencia”, justifican los expertos consultados, algunos médicos no recomiendan vacunarse a las embarazadas. Así, mientras el Ministerio de Sanidad defiende pinchar con las vacunas de ARN mensajero a todas las gestantes cuando les toque por rango de edad, la Organización Mundial de la Salud (OMS), por ejemplo, matiza la recomendación a “cuando los beneficios de la vacunación para la mujer embarazada superan los riesgos potenciales”. La evidencia es limitada, coinciden los expertos, pero ya se ha vacunado a decenas de miles de gestantes y no se han encontrado efectos adversos graves. No se han visto, señalan, y tampoco se esperan.

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Las mujeres embarazadas no tienen más riesgo de contraer la covid que la población general, pero si se contagian, sí tienen más posibilidades de tener un cuadro clínico grave, entrar en cuidados intensivos, precisar de ventilación mecánica o, incluso, morir. Elisa Llurba, directora del servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Sant Pau de Barcelona, reflexiona: “El embarazo es una situación de mucho estrés para el cuerpo y el corazón tiene que bombear más. Además, hay una relativa disminución de la inmunidad habitual y hay un estado inflamatorio de base, con lo que cualquier situación proinflamatoria da lugar a un aumento sobre la base. Por otra parte, las gestantes tienen más riesgo de trombosis y tienen la capacidad pulmonar disminuida por la [expansión de la] barriga”. Un estudio internacional publicado en la revista científica JAMA alerta, además, de que la covid aumenta en un 50% el riesgo de complicaciones durante el embarazo, como un parto prematuro o preclampsia.

Registro estadounidense

Los riesgos de la covid están ahí, pero hay reticencias o matices entre algunos profesionales sobre la vacunación a las gestantes que, a pie de consulta, generan situaciones contradictorias para la paciente. Así, la OMS contempla que, para que las mujeres puedan evaluar si los beneficios son mayores que los riesgos, “se les debe proporcionar información sobre los riesgos de la covid en el embarazo, los probables beneficios de la vacunación en el contexto epidemiológico local y las limitaciones actuales de los datos de seguridad en mujeres embarazadas”. Sin embargo, en España, el Ministerio de Sanidad, que incorporó el pasado 13 de mayo en la Estrategia Nacional la vacunación a las gestantes, propone sin ambages el pinchazo a todas las embarazadas cuando les toque por franja de edad. Sanidad, en su caso, basa su recomendación en los últimos datos de seguridad de la vacunación que arroja un registro de los Centros de Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) con 35.691 embarazadas que recibieron las vacunas de ARN mensajero (Pfizer o Moderna): tras analizar cerca de 4.000 gestantes, no se detectaron “problemas de seguridad relevantes”.

Los expertos consultados coinciden en que las suspicacias con la vacunación a las embarazadas tienen su origen en la falta de gestantes dentro de los ensayos clínicos que avalaron la seguridad y eficacia de las vacunas disponibles. Algo, por otro lado, bastante normal, porque las embarazadas no suelen entrar dentro de los ensayos con vacunas. “No hay pruebas con embarazadas con estos fármacos ni con otros medicamentos”, asegura Toni Payà, jefe de Ginecología del Hospital del Mar de Barcelona. “Lo que sí sabemos es que no hay ningún problema, pero sí mucha desinformación entre los profesionales. Con las vacunas de ARN mensajero, el ARN no se integra en el ADN de la madre ni del feto, así que no puede haber alteraciones de ningún tipo. No esperamos ningún problema fetal ni materno”, zanja el profesional.

El estudio preliminar de los CDC reportó que el dolor en el lugar de la inyección fue el efecto adverso más común, mientras que el dolor de cabeza, la mialgia, los escalofríos y la fiebre se notificaron con menor frecuencia. Además, la proporción de abortos, partos prematuros y bajo peso al nacer fueron similares a las de otras cohortes antes de la pandemia. La investigación no encuentra efectos adversos o alertas de seguridad graves, pero señala la necesidad de hacer estudios longitudinales y ampliar la cohorte de estudio para verificar los datos. Cristina Avendaño, vocal de la Federación de las Asociaciones Científico Médicas Españolas, que asesora al Gobierno en la estrategia vacunal, afirma que “las embarazadas no han formado parte de los ensayos y los datos que tenemos son observacionales”. ”Pero los registros con embarazadas son bastante robustos para sacar información sobre posibles anomalías. Tenemos datos en Estados Unidos, Israel y hay registros europeos en marcha”, defiende.

Precisamente, el Hospital Sant Pau de Barcelona es uno de los centros españoles que ahora participa en un ensayo internacional que prueba la vacuna de Pfizer en embarazadas. “Queremos ver cómo de eficaces son las vacunas y posibles riesgos o diferencias en la inmunidad. El problema es que la campaña vacunal ya va por delante de este estudio”, explica Llurba, que ya ha incluido 10 pacientes de su centro en el estudio. Los especialistas señalan que, en cualquier caso, “la vacuna es igual de segura que para cualquier mujer joven”. Judit Villar, infectóloga del Hospital del Mar, insiste: “El problema de que haya disparidad de opiniones es porque la evidencia es limitada en cuanto al número de mujeres embarazadas incluidas en los estudios, no porque se hayan visto efectos adversos graves. Pero, aunque es limitada, cada vez la evidencia es más creciente a favor de la vacunación a este grupo”.

En la semana 20 de gestación

En la propia Estrategia Nacional de Vacunación, Sanidad asume que la evidencia científica es limitada, por ejemplo, en cuanto al momento ideal de la vacunación. Avendaño matiza que el pinchazo a las embarazadas “no está contraindicado en ningún momento del embarazo”. “Tenemos embarazadas que ya han dado a luz vacunadas en el segundo y en el tercer trimestre. De mujeres vacunadas en el primer trimestre hay poca información, pero no esperamos ningún riesgo. Si podemos elegir, no obstante, se dan más garantías a partir de la semana 20 de embarazo”, puntualiza. En el primer trimestre, además, es cuando más riesgo hay de complicaciones, malformaciones del feto o abortos espontáneos. “En el primer trimestre es cuando el feto es más vulnerable”, coincide Villar.

Los expertos creen que las dudas de los profesionales se irán disipando cuando la evidencia avance y “ese principio de prudencia”, añade Avendaño, “se irá relajando a medida que se tenga más información”. “Ofrecer hay que ofrecérsela a todas”, opina Villar. “Pero lo ideal es individualizar y ofrecer la vacuna explicando riesgo y beneficios. Las vacunas durante el embarazo tienen un margen amplio de seguridad y, además, las vacunas indicadas para embarazadas, las de ARN mensajero, no contienen agentes vivos”.

En lo que los especialistas no tienen dudas y las sociedades científicas también recomiendan la vacunación es para las mujeres que están intentando quedarse embarazadas y para aquellas que están en período de lactancia materna. “Hay un pase de anticuerpos a la leche materna. Lo que queda por discenir es el nivel de protección que le da al feto. Pero hay consenso de que no hay ningún riesgo”, sentencia la infectóloga del Hospital del Mar. De hecho, dos estudios realizados por el Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y el Servicio de Pediatría del Hospital Clínico de Valencia revelaron que la leche materna de mujeres infectadas de forma natural y que han superado la enfermedad o vacunadas contra la covid no presenta restos del coronavirus y la mayoría de las muestras analizadas, en cambio, sí contienen anticuerpos.

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Jessica Mouzo
Jessica Mouzo es redactora de sanidad en EL PAÍS. Es licenciada en Periodismo por la Universidade de Santiago de Compostela y Máster de Periodismo BCN-NY de la Universitat de Barcelona.

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