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Pedro Zerolo hizo más felices a muchos

Su gran momento político llegó hace 15 años. Hace cinco murió joven, pero la estela de sus obras sigue viva

Juan Cruz
Pedro Zerolo celebra con otros militantes la aprobación del matrimonio igualitario, el 30 de junio de 2005.
Pedro Zerolo celebra con otros militantes la aprobación del matrimonio igualitario, el 30 de junio de 2005.Fundación Pedro Zerolo

Les decía a sus hermanos, Cristina, Conchita, Eladio, que quería, como ellos, estar casado con su pareja, un hombre. No como pareja de hecho, sino como matrimonio. Era Pedro Zerolo. Su padre era pintor, Pedro González, alcalde socialista de La Laguna, la tierra de la familia. Cuando Pedro (que adoptó para la guerra de la vida y de la militancia el apellido de su madre) sacó a la luz su pasión homosexual el padre le dijo: “¿Y por qué tienes que ser el más de todos?” La broma forma parte de la historia en la que, hasta el final de sus vidas, ni los Pedros ni nadie dejó nunca de reír en familia. Cuando el principal motivo de su lucha homosexual, el matrimonio igualitario, alcanzó el rango de ley todos ellos lloraron, pero de alegría. Hizo esta semana quince años. Pedro Zerolo murió joven el 9 de junio de 2015.

Por esos días en que ya se acercaba su muerte, Zerolo siguió marcando el ritmo del movimiento que él impulsó. Y en medio de la desolación ante lo que parecía inevitable continuaba dando instrucciones sobre lo que debía ser el orgullo de ese año. Fue activista dentro y fuera de la casa, a favor de los inmigrantes, de los hambrientos, de las mujeres maltratadas, de los que sufren en África… “Era un volcán que no mermó ni en el último suspiro”, dicen los suyos. Miguel Ángel Fernández, que trabajó con él, sigue desde la Fundación Pedro Zerolo “manteniendo viva esa luz que él concibió como utopía y que él mismo haría realidad”. A la ley de parejas de hecho debía seguir la del matrimonio igualitario, “para que todas las personas casadas, de cualquier sexo, tuvieran los mismos derechos. Las utopías de hoy, decía, son las conquistas de mañana”. No hubo otra sombra en ese camino “que el recuerdo de los que se habían quedado sin cumplir su derecho a vivir el matrimonio como lo deseaban”, recuerda Fernández. Para ellos la dictadura duró de muchas maneras.

Cuando los obispos y los políticos de derechas se manifestaron, el 18 de junio de 2005, contra el matrimonio entre homosexuales, dijo Zerolo, ante el televisor, junto a sus amigos, con una enorme tristeza: “Cuánta gente, qué pena, manifestándose contra la idea de que tengamos nuestros derechos”. Pero añadió luego: “¡Vamos a por todas!”. La alegría de hace 15 años quedó luego estampada en su propio matrimonio con Jesús Santos. “Me caso por activismo y por amor”. Zerolo ahí no paró de reír. Era el 1 de octubre de 2005. Dice Miguel Ángel: “Era feliz e hizo feliz a muchísima gente”.

El matrimonio de Pedro y Jesús fue oficiado por Trinidad Jiménez, entonces concejal socialista de Madrid, con la que Zerolo entró en política. “Era un hombre de valores cuya energía abrumaba. El matrimonio igualitario, impulsado por Zapatero, fue un logro que lideró Pedro con esa fuerza. Cuando los casé no pude parar de llorar. Y no pude parar de llorar tampoco cuando casé a señores mayores que durante años habían vivido con miedo y en secreto su amor. Sé lo felices que esa ley los hizo a muchos”.

Jesús Santos lo conoció en una charla que Pedro daba a jóvenes del colectivo LGTBI. “Sentí que nunca había escuchado tanta fuerza en las palabras. El 30 de junio de hace 15 años fue el día más alegre de su vida, una jornada a la que le había dedicado su impresionante energía. Lo echo mucho de menos”. Muchos fueron más felices gracias a Pedro Zerolo.

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