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La falta inicial de atención a las residencias se vuelve contra Boris Johnson

La oposición acusa al primer ministro de Reino Unido de engañar al Parlamento

Rafa de Miguel
El primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, este miércoles en la Cámara de los Comunes.
El primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, este miércoles en la Cámara de los Comunes.JESSICA TAYLOR (Reuters)

El desesperado combate inicial del Gobierno británico para evitar, cuando estalló la pandemia, que los hospitales se vieran desbordados dejó atrás la atención a las residencias para mayores. La cadena de errores acumulados se ha convertido en el mayor problema de Boris Johnson. Son ya más los muertos por el virus en estos centros que en las instalaciones del Servicio Nacional de Salud. Y el empeño de Downing Street en negar su negligencia ha puesto este miércoles contra las cuerdas al primer ministro. El líder de la oposición, Keir Starmer, ha conducido a Johnson, con una batería de preguntas calculadas, a deslizar una falsedad.

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El político laborista le recordó las recomendaciones previas de las autoridades sanitarias, en el mes de marzo, en las que se calificaba de “muy poco probable” que el coronavirus afectara a las residencias. “No es cierto que la recomendación dijera eso”, ha respondido Johnson sobre la marcha, sin confirmar datos. Pero el texto de Public Health England (la entidad administrativa que gestiona en Inglaterra el Servicio Nacional de Salud), que el Partido Laborista ha hecho circular de inmediato, es claro: “Es muy poco probable que ningún beneficiario de los servicios de una residencia acabe resultando infectado”. Esa guía oficial se publicó el 25 de febrero y no se retiró hasta el 12 de marzo, cuando la realidad desmintió claramente las previsiones.

A las pocas horas, Starmer enviaba una carta a Johnson acusándole de haber engañado a los diputados, y le exigía que regresara a la Cámara de los Comunes para aclarar sus afirmaciones. “En la actual situación de crisis nacional, es más importante que nunca que el Gobierno sea preciso en la información que suministra”, reclamaba en su texto el líder de la oposición.

A pesar de que, en un primer momento, Downing Street intentó acusar a Starmer de descontextualizar la cita e incluso omitir algunas palabras, ningún medio siguió el juego al Gobierno. La contradicción no ofrecía dudas. Johnson ha decidido responder a Starmer con un llamamiento a la responsabilidad y la unidad. “La ciudadanía espera de nosotros que trabajemos juntos”, ha reclamado.

El líder laborista, Keir Starmer, en el Parlamento británico este miércoles.
El líder laborista, Keir Starmer, en el Parlamento británico este miércoles.JESSICA TAYLOR / UK PARLIAMENT H (EFE)

Más allá de la polémica en torno a la falsa afirmación del primer ministro, el Gobierno tiene mucho más complicado intentar explicar errores graves en su gestión inicial. Las organizaciones que gestionan gran parte de las 15.000 residencias que hay en el Reino Unido se quejan de que se les abandonó a su suerte al principio de la epidemia, y que no se comenzaron a realizar test de modo general hasta mediados de abril. Más delicada aún es la acusación de que se les obligara, como quedó demostrado, a acoger a muchos pacientes a los que los hospitales daban de alta, para poder aliviar espacio, sin hacerles previamente la prueba del coronavirus. “Dejábamos ir casos conocidos, no conocidos y sospechosos para que regresaran a las residencias, que no estaban preparadas, no se les avisaba de que los pacientes estaban infectados y no tenían ni kits de test ni material de protección”, ha explicado de modo anónimo al diario The Daily Telegraph un cardiólogo que Starmer ha utilizado para atacar a Johnson. El Gobierno asegura que esa práctica dejó de llevarse a cabo a partir de marzo.

Las cifras, sin embargo, resultan demoledoras. La Oficina Nacional de Estadísticas ha señalado que en abril de este año (un mes que en los últimos cinco años ha registrado un promedio de 8.000 muertes en residencias) había contabilizado 26.000 fallecidos. Johnson apenas ha podido responder con generalidades al dato. “El coronavirus es una enfermedad (sic) horrorosa que afecta a algunos grupos mucho más que a otros. Creo que todo el mundo entiende eso”, ha dicho en la Cámara de los Comunes, para anunciar a continuación un aumento de casi 700.000 euros en la partida destinada a la lucha contra el virus en las residencias.

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Sobre la firma

Rafa de Miguel
Es el corresponsal de EL PAÍS para el Reino Unido e Irlanda. Fue el primer corresponsal de CNN+ en EE UU, donde cubrió el 11-S. Ha dirigido los Servicios Informativos de la SER, fue redactor Jefe de España y Director Adjunto de EL PAÍS. Licenciado en Derecho y Máster en Periodismo por la Escuela de EL PAÍS/UNAM.

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