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Agentes casa por casa en Haro para obligar a la cuarentena

La Guardia Civil informa a la treintena de familias en aislamiento que se arriesgan a ser detenidos si se saltan el encierro

Agentes de la Guardia Civil en Haro, donde han notificado el aislamiento a los vecinos. En vídeo, las medidas especiales tomadas en la zona para combatir el coronavirus.Foto: EFE | Atlas
Juan Navarro

Medidas “excepcionales” para situaciones excepcionales. Un equipo de acción rápida de la Guardia Civil ha acudido este domingo por la mañana, con trajes especiales, a notificar casa por casa a la treintena de familias que están en cuarentena por el coronavirus en Haro (La Rioja) de que vulnerar el aislamiento obligado no les saldrá gratis. Se arriesgan no solo a multas de entre 3.000 y 600.000 euros, sino también a ser detenidos y trasladados a un hospital especial bajo vigilancia policial. Fuentes del instituto armado sostienen que “ha habido amagos” de escapadas. “Vamos a mostrarnos firmes y se utilizarán todos los mecanismos jurídicos y legales para hacer que se cumplan” las cuarentenas, dijo el sábado la delegada del Gobierno riojano, María Marrodán. Un portavoz del Ejecutivo de La Rioja, donde este domingo se anunciaron ocho nuevos casos hasta alcanzar los 55, alegó que el operativo cumple con las premisas establecidas por el departamento del Ministerio de Sanidad que está gestionando la epidemia.

La ronda de los agentes por las viviendas de las personas que permanecen aisladas no ha gustado a algunos de los afectados por el coronavirus, que insisten en que nadie ha quebrantado las normas. Uno de ellos explica por teléfono que semejante despliegue “con los buzos esos especiales” les hace sentir apestados y señalados. “Se les ha ido de las manos”, criticó.

El foco de contagio procede de un funeral en Vitoria al que acudieron decenas de habitantes de Haro hace dos semanas. Allí se expandió un virus que ha castigado a un núcleo de viviendas pobladas en su mayoría por personas de etnia gitana. El responsable del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, afirmó el sábado que la Administración sanitaria de La Rioja barajaba poner en cuarentena “manzanas completas” de algunos barrios ante el foco de contagio de coronavirus surgido del funeral de Vitoria.

Esa zona residencial se ha sometido a una “vigilancia discreta”, pero nada que se acerque a una gran cuarentena ni la imposibilidad de acceder. El Ayuntamiento de Haro ha impuesto, entre otras medidas, cancelar actividades en espacios cerrados, como cines o teatros, o que encuentros deportivos tanto en el exterior como bajo techo se disputen sin público.

Las calles del municipio riojano evidencian la presencia del virus. Los propietarios de los bares se quejan de una menor afluencia a degustar los vinos que produce la región; otros hosteleros lamentan que el miedo pueda perjudicar al turismo de Semana Santa, que “salva la temporada” tras un invierno de pocas visitas. Un cartel pegado en el ambulatorio ofrece un teléfono para que quienes necesiten atención llamen “ante la situación epidemiológica de Haro”. Eso sí, una banda amarilla resalta una petición: “Por favor, no acuda sin llamar por teléfono previamente”.

La presencia del coronavirus en esta localidad, a 50 kilómetros de Logroño, no impide que la gente haga vida relativamente normal. Más allá de algunos asustadizos que han preferido no salir a la calle, los niños juegan en la plaza sin que sus padres adviertan especial riesgo aparte de “evitar grandes multitudes por si acaso”.

Una pareja de madrileños que hace turismo en la zona reniega de alarmas y pone rumbo a un restaurante. Tres chicas que dan una vuelta tampoco se muestran preocupadas por el coronavirus. Una de ellas admite que lleva un gel de limpieza de manos “por si acaso”, una minucia al lado de un hombre con un gorro y una braga de cuello que se tapa hasta las cejas en un supermercado. Las chavalas lo único que quieren es que las precauciones les ahorren asistir al instituto.

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Sobre la firma

Juan Navarro
Colaborador de EL PAÍS en Castilla y León, Asturias y Cantabria desde 2019. Aprendió en esRadio, La Moncloa, buscándose la vida y pisando calle. Grado en Periodismo en la Universidad de Valladolid, máster en Periodismo Multimedia de la Universidad Complutense de Madrid y Máster de Periodismo EL PAÍS. Autor de 'Los rescoldos de la Culebra'.

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