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Condenado un exentrenador de fútbol a 31 años de cárcel por delitos sexuales a 13 menores

Las víctimas, que jugaban en el Málaga C.F. y en el C.F. Alhaurín de la Torre, tenían entre 11 y 17 años cuando sufrieron los abusos

Agentes de la Policía Nacional, ante la sede de la Audiencia Provincial de Málaga.
Agentes de la Policía Nacional, ante la sede de la Audiencia Provincial de Málaga. EFE

El exentrenador de fútbol malagueño Juan Carlos Cuevas, casado y con hijos, ha sido condenado por la Audiencia de Málaga a 30 años y 11 meses de cárcel, aunque solo cumplirá un máximo de 20 años. La sentencia de la Sección Tercera le impone dicha pena de prisión por cinco delitos de abuso sexual, así como otros de exhibicionismo, provocación sexual, embaucamiento e intento de hacer participar a menores en un comportamiento sexual perjudicial para ellos. En prisión preventiva desde diciembre de 2016, Cuevas es un histórico entrenador del fútbol base que ha ejercido en varios municipios en la provincia de Málaga. Destaca su paso por la cantera del Málaga Club de Fútbol, cuyo primer equipo juega actualmente en segunda división.

La sentencia, de 119 folios, considera probado que el condenado tuvo “intencionada y conscientemente” conversaciones de contenido sexual con los menores, además de realizar tocamientos con los que “atentó contra su libertad sexual”. Todo ello, siendo “plenamente” conocedor de que los niños tenían entre 13 y 16 años, puesto que formaban parte de los equipos de fútbol que entrenaba. Fue precisamente el puesto de entrenador -a veces también el de utillero o colaborador- el que le sirvió para llevar a cabo los hechos por los que se le condena. Igualmente también se aprovechó de la “especial situación de desprotección” de alguna de las víctimas, que residían fuera de su hogar familiar.

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El tribunal también considera probado que Cuevas mantuvo contacto sexual físico con algunas víctimas, mientras que en otras ocasiones fueron conversaciones de contenido sexual mantenidas a través de la aplicación de mensajería del teléfono móvil WhatsApp. En ellas, proponía incluso a los menores acudir con él a locales de alterne, aunque, según la sentencia, dichas visitas nunca llegaron a producirse. A causa de todo ello, los menores “han sufrido perjuicio moral”. Dos de ellos, además, están “especialmente afectados psicológicamente”.

Por todo ello, le condena a 31 años y 11 meses de prisión. Sin embargo, solo cumplirá un máximo de 20 años, ya que los jueces consideran que en este caso se debe aplicar el artículo 76 del Código Penal, que indica ese límite. Así, declaran “extinguidos” los restantes diez años y once meses de condena impuestos y se le permite acceder a beneficios penitenciarios, aunque cuando salga de prisión deberá permanecer ocho años en libertad vigilada.

El tribunal también le ha condenado a indemnizar a las víctimas con un total de 54.000 euros y ha declarado responsables civiles subsidiarios al Málaga Club de Fútbol -por la mayoría de los casos- y al Club de Fútbol Alhaurín de la Torre por uno de ellos. Igualmente, el exentrenador ha quedado inhabilitado durante 20 años para ejercer cualquier profesión -retribuida o no- que conlleve contacto con menores, así como contactar con las víctimas durante 25 años o acercarse a ellas a menos de 500 metros.

Sagrario Nieto, abogada de uno de los 25 menores que han sido víctimas del exentrenador de fútbol, considera que “muchos de los chicos han quedado desprotegidos porque no se han condenado los hechos que sufrieron por falta de pruebas”. “Tendremos que analizar a fondo la sentencia y estudiar un posible recurso al Tribunal Supremo por disconformidad”, ha explicado.

La investigación comenzó, según informó la Policía Nacional a finales de 2016, tras la denuncia de los padres de un menor al tener conocimiento de que su hijo podía haber sido víctima de abusos sexuales por parte del que fuera su entrenador. La investigación iniciada por los agentes sirvió para hallar indicios y, también, otras cinco víctimas de los que el ahora condenado mantenía conversaciones de índole sexual e intercambio de imágenes a través de las redes sociales.

El juicio comenzó el pasado mes de enero y fue suspendido un mes después por la enfermedad de uno de los magistrados que conforman el tribunal de la Audiencia Provincial que ha enjuiciado la causa. Finalmente, las sesiones se retomaron en septiembre para quedar visto para sentencia a mediados del pasado mes de octubre.

El acusado se enfrentaba a cien años de prisión -petición del Ministerio Fiscal- porque se le consideraba autor de abusos o acoso a 25 menores. La acusación pública ha mantenido durante las sesiones que el acusado prometía a algunos menores hacerlos capitán de los equipos, poder jugar más partidos o llevarlos a otros clubes de más categoría si le remitían fotografías de carácter sexual. Y, si no lo hacían, no jugarían los partidos. Por mensajería, les enviaba fotos, vídeos pornográficos, mujeres desnudas e imágenes sexuales de su propio cuerpo.

El letrado del condenado, Agustín Martínez Becerra -que también es abogado de cuatro de los cinco miembros de La Manada-, siempre ha mantenido la inocencia de Cuevas porque considera que no había cometido ningún tipo de delito. Como mucho, aseguró que su defendido habría mantenido conversaciones no apropiadas con varios menores, pero sosteniendo que su contenido es normal en adolescentes de esas edades -entre 11 y 17 años- en un vestuario de fútbol.

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