Mafias de la arena silencian a periodistas en India
Un consorcio internacional ha investigado la violencia y el daño medioambiental que provocan los magnates de la arena
Cada año se extraen en todo el mundo hasta 50.000 millones de toneladas métricas de arena y grava. La inagotable necesidad de arena de India en rápido desarrollo es el caldo de cultivo propicio para las actividades ilegales que se conocen como "mafias de la arena". Forbidden Stories, un consorcio internacional de 40 periodistas, que publican en 30 medios de comunicación de todo el mundo, ha investigado la censura, la violencia y el daño medioambiental que han provocado estos magnates de la arena. Estas investigaciones forman parte de la serie, Green Blood, un proyecto que indaga las historias de los periodistas que han sido amenazados, encarcelados o asesinados mientras investigaban temas medioambientales.
En automóvil se tardan casi cuatro horas para ir desde Lucknow, la capital de Uttar Pradesh, hasta la ensordecedora ciudad india de Shahjahanpur. Una urbe en la que no es fácil moverse por sus calles estrechas, llenas de bicicletas y vendedores ambulantes. En el aire resuena constantemente un concierto de bocinas. Lejos del bullicio de las vías principales, encontramos una plaza rodeada de casitas. Entre ellas, una vivienda tranquila de dos habitaciones queda oculta a los transeúntes por una pared verde de tres metros y unas puertas de hierro azul. Dentro de esos muros, todavía no se ha resuelto el misterio de lo que le sucedió al periodista independiente indio Jagendra Singh hace cuatro años.
El 1 de junio de 2015, Singh estaba esperando una visita y, aún así, no sabía exactamente lo que le esperaba. Durante semanas, había estado escribiendo sobre la supuesta participación del político local Rammurti Singh Verma en el negocio ilegal de la extracción de arena. Había llegado el momento de un encuentro. Sin embargo, a primera hora de la tarde, es la policía la que se presentó en su casa. La familia de Jagendra Singh asegura que también aparecieron los partidarios de Verma. Al rato, Singh ingresó agónico en el hospital con quemaduras en más del 50% de su cuerpo. "¿Qué necesidad tenían de matarme?", dijo en un vídeo grabado en el vestíbulo del centro médico local al que fue rápidamente transportado. “Los hijos de puta me rociaron con gasolina. Saltaron por encima del muro y entraron en mi casa. Si quisieran, podrían haberme arrestado en lugar de hacer eso".
Con los ojos cerrados y sin poder siquiera mirar a la cámara, acusó a los oficiales de policía y simpatizantes de Verma de prenderle fuego. En el vídeo se pueden ver las devastadoras quemaduras. Murió a causa de sus heridas siete días más tarde. Tenía 46 años.
Más allá de las fechas y los protagonistas involucrados, los hechos de ese día todavía se discuten. La familia de Singh sostuvo, en principio, que el periodista fue atacado y quemado vivo. La policía, en cambio, concluyó que se trataba de un suicidio. El único testigo presencial del incidente, una amiga de Singh que estaba en la casa con él, apoyó inicialmente la versión de los hechos del periodista, pero cambió su historia varias veces. Incluso en una entrevista reciente, muy nerviosa, ofreció tres relatos completamente diferentes de lo que sucedió ese día.
Forbidden Stories, un consorcio internacional de 40 periodistas que publican en 30 medios de comunicación de todo el mundo, ha recopilado testimonios que desdicen la versión oficial del suicidio de Jagendra Singh. Forbidden Stories, cree que su muerte forma parte de la historia de represión y silencio a los periodistas llevada a cabo por los magnates de la arena en la India en estos últimos años.
"Se metió en problemas desde el momento en que escribió contra el ministro [Verma]", dijo la viuda de Singh. "Lo regañé. Le dije que no debería escribir tales historias y él me contestó que quería llegar hasta el final ". Desde el comienzo de su carrera periodística en 1999, Singh, cambió de empleador varias veces porque se sentía regularmente censurado. "A veces, a sus jefes se les pedía que abandonaran una historia o les pagaban dinero para asegurarse de que las noticias nunca se publicarían y mi padre se enfadaba", relató Rahul, el segundo hijo de Singh.
El 27 de abril de 2015, Singh, colgó su primera publicación en Facebook acusando a Verma, el entonces ministro de Bienestar en Uttar Pradesh, de dirigir operaciones ilegales. Sus publicaciones periodísticas en Facebook las seguían miles de personas. "No queda casi ningún negocio ilegal que no esté siendo administrado por el ministro Ramamurthi Singh Verma", aseguró en uno de ellos. Uno de los negocios del ministro, escribió, era la extracción ilegal de arena. Junto con las fotos, Singh, publicó un artículo acusando a los trabajadores del ministro de extraer ilegalmente la arena del río Garra. Singh afirmó que Verma sobornó a la policía local con 10.000 rupias (150 dólares USA) por día, para permitir la extracción.
Un portavoz de Verma dijo que no podía responder porque estaba en el hospital.
Las relaciones entre los dos hombres se fueron tensando durante meses. Simpatizantes de Verma presentaron denuncias supuestamente falsas contra el periodista. La situación fue empeorando ya que Singh continuaba escribiendo sobre el ministro. Las amenazas pasaron a ser físicas. Según Singh, los secuaces de Verma le rompieron un tobillo tras un ataque.
Aun así Singh persistió. Su desesperación era tal, que decidió jugar con las mismas cartas que el ministro. Sus amigos confiesan que, exasperado –en lo que describen como un acto impropio de él– ayudó a presentar una denuncia por violación supuestamente falsa, contra Verma. La denuncia fue retirada tras la muerte de Singh.
El día de su funeral, el 9 de junio de 2015, su hijo presentó una denuncia contra Verma y cinco policías por conspiración para cometer asesinato e inmolación. No pasó mucho tiempo antes de que el ministro se pusiera en contacto con la familia.
Por primera vez, los miembros de la familia Singh han reconocido a Forbidden Stories y a un periodista de Le Monde (Francia), que abandonaron el caso tras llegar a un acuerdo con Verma. Después de la muerte de Singh, la presencia y la atención de los medios de comunicación mantuvo a la familia esperanzada durante un par de semanas. Pero pasado un cierto tiempo, los periodistas tuvieron que irse y la familia se sintió aislada e indefensa frente a Verma.
Los familiares y amigos comenzaron a presionarlos para que aceptaran un acuerdo con el exministro. La viuda de Singh dijo que temía por la vida de sus hijos. "Muchos de nuestros familiares se pusieron de repente contra nosotros", recuerda. "Nos dijeron que la vida de mis hijos estaba en peligro". La familia afirma que Verma les dio en efectivo el equivalente a tres millones de rupias (45.000 dólares). Además, comprendieron que esta generosa donación estaba condicionada a una declaración en la que se dijera que Singh se había suicidado.
Finalmente, el 23 de julio de 2015, el hijo de Singh retiró su denuncia. Un mes más tarde, el 27 de agosto de 2015, Verma, realizó una declaración ante la policía en la que estipulaba que la denuncia presentada por Singh era "falsa". Verma también indicó que nadie había acosado a Singh, ni nadie lo había quemado. En esta declaración, Verma no mencionó el acuerdo con la familia ni el dinero que les donó.
Según la familia, Verma quería que ellos destinasen el dinero a la hija de Singh, Diksha. "Educadla y dejad que estudie hasta que ella quiera y que luego se case, usad ese dinero para su matrimonio", así es como recuerda el hijo de Singh las palabras de Verma.
Hoy, la familia está destrozada por culpa de este acuerdo. La hija de Singh, determinada a que su padre sea reconocido como asesinado, se niega, en contra de los deseos de su familia, a tocar el dinero y a casarse. "Él quería luchar para obtener justicia y siempre quiso hacer algo bueno por Shahjahanpur", recuerda la hija. “Muy pocas personas son tan valientes como para enfrentarse a un ministro tan poderoso. Mi padre fue una de esas personas raras que expuso la verdad".
En India, Singh no ha sido el único periodista presuntamente atacado por escribir sobre las mafias de la arena. Sandeep Kothari murió solo un par de semanas después de Singh, Karun Misra lo hizo en febrero de 2016 y Sandeep Sharma en marzo de 2018. Todos estaban investigando la extracción ilegal de arena cuando fueron asesinados.
Según Aunshul Rege, profesor asociado en el departamento de Justicia Penal de la Universidad de Temple en Filadelfia, "la 'mafia de la arena' es considerada actualmente como uno de los grupos de crimen organizado más prominentes, violentos e impenetrables de la India". Y está claro harán todo lo posible para mantener en secreto su negocio.
En el terreno, las ONG y los periodistas que intentan esclarecer el funcionamiento de la industria de la minería de arena se enfrentan a una batería inmediata de amenazas. A medida que van acercándose a la verdad, las advertencias son fulminantes. Cuando se investiga el negocio de la arena, la intimidación es frecuente y la corrupción es sistémica.
Porque, a pesar de estar disponible para cualquiera, la arena es un producto lucrativo. Las playas son fuente de minerales valiosos como el granate, la ilmenita y el circón. Minerales que se utilizan principalmente en el campo de los abrasivos de voladura (a menudo llamados chorro de arena), comunes tanto en la fabricación de aeronaves como en la construcción naval y en la industria automotora.
La extracción ilegal de arena se ha extendido desde 2000 a lo largo de la costa de Tamil Nadu. En 2013, las autoridades estatales decidieron finalmente tomar medidas. Se prohibió la extracción mientras se iniciaban las inspecciones de las actividades ilegales de las compañías mineras privadas. Sin embargo, entre 2013 y 2016 las mineras privadas continuaron exportando por todo el mundo más de dos millones de toneladas métricas de minerales, según un informe de expertos presentado ante el Tribunal Superior de Madras.
Sandhya Ravishankar, periodista de Chennai en Tamil Nadu, es una de los pocos profesionales que han investigado este tema. Tan pronto como apareció su primer artículo en 2013, recibió un aviso muy claro: "El mismo día de la publicación, en tan solo una hora o dos, demandaron al periódico por difamación e incluyeron mi nombre entre los acusados ”. La periodista de Chennai continuó escribiendo una serie de seis artículos más, pero nadie quería publicar sus reportajes.
“Me rociaron con gasolina”, declaró Singh. Murió siete días después
Finalmente, en enero de 2017, el sitio web de noticias indio The Wire publicó los resultados de su investigación. La periodista asegura que comenzó a recibir llamadas telefónicas amenazadoras, que le siguieron y que imágenes de video vigilancia de una reunión con una fuente fueron publicadas en Internet. "Sandhya Ravishankar tiene una enemistad personal contra nuestra compañía", contestó un portavoz de una de las empresas sobre las que escribió. En una larga declaración criticaron largamente al periodista que dicen que trabaja para uno de sus competitos.
Tras estas intimidaciones, Ravishankar decidió continuar su investigación a distancia. Por razones de seguridad, nunca ha regresado a la zona. Forbidden Stories ha unido esfuerzos para trabajar con ella y seguir informando sobre la minería ilegal de arena en la playa en Tamil Nadu.
En uno de los distritos donde la extracción ilegal ha sido más intensa, la gente tiene miedo de hablar. El temor es tal que algunos habitantes no se atreven a mencionar el nombre del imperio local de extracción de arena en la playa: V.V. Mineral. La compañía la dirige S. Vaikundarajan, cuyo nombre aparece más de una vez en las investigaciones estatales y judiciales. "Alrededor de, digamos, entre el 85% y el 90% de la extracción de arena de playa, tanto legal como ilegal, está monopolizada por esta familia", afirma Ravishankar.
El portavoz de Vaikundarajan sostuvo en una declaración realizada a Forbidden Stories que, en lo que respecta a las investigaciones: "Todas las denuncias carecían de ningún fundamento y no estaban de acuerdo con la ley".
La presencia de V.V. Mineral se percibe en cada esquina de Thisayanvilai. El vestigio más importante es el V.V. Colegio de Ingeniería, un nuevo e imponente edificio construido en 2010 y protegido por guardias de seguridad. La impoluta fachada rosa y blanca destaca en medio de este pueblo rural y pobre. A una corta distancia, un centro de salud lleva el nombre de este magnate del negocio de la arena. Sin embargo, el impacto ambiental a largo plazo de la minería de arena, empaña este cuento de hadas.
En un informe publicado en mayo, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, subrayó los impactos medioambientales y sociales de la extracción de arena afirmando que se trataba de una cuestión de importancia mundial. “El incremento del volumen de minerales extraídos, la mayoría ilegalmente, de los ecosistemas marinos y fluviales, da lugar a la erosión fluvial y costera, amenazando a la pesca en agua dulce y marina, y a la biodiversidad”, señaló.
Los minerales que se extraen de la arena de la playa requieren cantidades mucho menores de arena que la construcción, pero aún así pueden dañar el ecosistema. "Somos la única empresa que opera con una autorización ambiental válida..., por lo que la degradación ambiental es una historia imaginaria difundida con un motivo ulterior", manifestó el portavoz de Vaikundarajan, quien culpó de la erosión al calentamiento global.
Tres informadores fueron asesinados. Todos trabajaban sobre el tema
Mientras tanto, los reporteros que han tratado de revelar como las mafias de la arena están devolando las costas de India, están constantemente amenazados. Hasta ahora, tanto autoridades como periodistas y ONG han hecho poco para medir el coste medioambiental de la extracción de arena en Tamil Nadu. Pero lo cierto es que todos los testimonios apuntan en una misma dirección: "Un impacto evidente es que las dunas de arena han desaparecido y el mar está entrando en la tierra", dice Ravishankar.
Los periodistas de Forbidden Stories se reunieron en Kovali – una aldea de Tamil Nadu – con un pescador que se quejaba de que el mar se expanda cada año un poquito más sobre la arena, un fenómeno llamado erosión, que considera el resultado de la minería ilegal en la zona. Los aldeanos no tienen más remedio que trasladar sus casas lejos de la costa o son tragadas por el mar. "Todas las viviendas que como la nuestra estaban aquí hace tres o cuatro años se han ido para siempre", declaró. El pescador también afirmó que alrededor de 300 personas perdieron sus hogares en el área. Debido a la desaparición de la barrera natural que supone la arena, se sospecha que el agua salada se ha filtrado en el agua subterránea. "El agua se volvió salada", aseguró un granjero local. "Las plantas de banano no pudieron adaptarse a la salinidad del agua y tras un tiempo tuve que vender la tierra ”.
El impacto podría ser un problema a muy largo plazo. "La erosión costera puede continuar incluso décadas después de que se haya detenido la extracción de arena", afirma Pascal Peduzzi, jefe de la Unidad de Cambio Global y Vulnerabilidad del Programa de Medio Ambiente de la ONU.
Mientras tanto, los periodistas que intentan denunciar los actos perpetrados por las mafias de la arena que devoran la costa india viven bajo constante amenaza. En mayo de 2019, el Comité para la Protección de Periodistas (CP), denunció un nuevo ataque en Odisha, un estado costero al norte de Tamil Nadu. Según el CPJ, "seis individuos no identificados que empuñaban un machete y otros objetos afilados, atacaron al periodista Pratap Patra". El redactor cree que el ataque estaba relacionado con un artículo que había publicado sobre una empresa local de extracción de arena que estaba trabajando ilegalmente, según CP.
"Antes de que yo empezara a publicar, solía haber más periodistas informando, pero fueron acosados y sus familias se asustaron con las amenazadas, y, simplemente, tuvieron que abandonar, no tenían otra opción", afirma Ravishankar en referencia al trabajo de los profesionales que investigan sobre la minería ilegal de arena en Tamil Nadu. "Hoy probablemente soy la única que todavía se atreve a meter la nariz en este asunto", lamenta.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.