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ELIGE TU CARRERA

Los ‘número uno’ de Selectividad

Todos defienden la educación que han recibido, ya sea pública o privada Y confían en que el día de mañana puedan dedicarse a lo que realmente les apasiona Retrato de varios de los alumnos con las mejores calificaciones de España

Cordelia Pickford, un 9,95 en Selectividad.
Cordelia Pickford, un 9,95 en Selectividad.

Todas las mañanas, David Pickford espera a tener su taza de té preparada antes de abrir el periódico. El anciano es de los que piensan que las noticias se digieren mejor a la hora del desayuno. Pero aquel día el estómago le dio un vuelco cuando vio la foto de su nieta Cordelia Rose en una de las páginas del diario inglés The Telegraph. Según contaba el artículo, su pequeña había conseguido la nota más alta en Selectividad del Principado de Asturias, igualando la que obtuvo su hermana Anastasia dos años antes. Un 9,95 sobre 10. El señor Pickford se levantó sobresaltado y buscó rápidamente el teléfono para felicitar a su nieta. La joven le explicó que unos días antes le había enviado una carta por correo postal contándole la excelente noticia. La prensa se le había adelantado. El anciano, más calmado, tardó poco en divulgar la buena nueva entre sus vecinos de Royal Tunbridge Wells, municipio inglés perteneciente al condado de Kent, al sureste de Reino Unido.

Han pasado tres semanas desde que se publicaran los resultados de las pruebas de acceso a la Universidad (PAU) y la familia Pickford sigue de celebración. “Estoy muy contenta porque esta nota me permite estudiar lo que realmente quiero, un grado de Diseño en la Universidad Complutense de Madrid”, explica la estudiante con matrícula de honor. El año pasado, la nota de corte de esta licenciatura fue de 10,07 sobre 14. Cordelia aún no sabe qué pedirán este año, pero respira tranquila al saber que su media entre Bachillerato y Selectividad alcanza los 13,85 puntos sobre 14. Al preguntarle por qué ha decidido cursar una carrera con pocas salidas profesionales, contesta rotundamente: “Soy una chica de Humanidades y quiero estudiar lo que me apasiona, que son las bellas artes y el diseño. Ya buscaré las salidas profesionales cuando llegue el momento”.

Aída Izquierdo, un 9,92 en Selectividad.
Aída Izquierdo, un 9,92 en Selectividad.

Lo mismo opina Gemma Muñoz, la estudiante con la nota más alta en Selectividad de Cataluña (9,9 sobre 10). Gemma ha cursado el Bachillerato de Humanidades en el IES público Montilivi de Girona. “Si he sacado tan buena nota es porque me motivaba dedicar todo mi tiempo a las materias que me gustaban”, defiende. Por segundo año consecutivo, una estudiante gerundense consigue la mejor puntuación en la PAU de esta comunidad autónoma, y al igual que hizo su antecesora, Gemma se matriculará también en Traducción e Interpretación en la Universidad Autónoma de Barcelona.

¿LA ÚLTIMA PAU?

Las dos mejores notas de Asturias y Cataluña reconocen que han pasado muchas horas frente al escritorio para llegar a lo más alto. No se lo propusieron, pero están seguras de que su amor por la cultura fue el mejor aliado para ganar la batalla a la temida prueba. Unos 200.000 estudiantes se enfrentaron el pasado mes de junio a los que pueden ser los últimos exámenes de esta prueba de acceso a la Universidad si la reforma educativa del ministro José Ignacio Wert sale finalmente adelante. La Selectividad será sustituida por una reválida al final de Bachillerato y por los mecanismos de acceso que disponga, si lo desea, cada universidad para cada una de sus licenciaturas.

Alicia Jurado Orozco, un 9,90 en Selectividad.
Alicia Jurado Orozco, un 9,90 en Selectividad.

Ajena a lo que pueda pasar con el futuro de esta prueba, Aída Izquierdo ha compartido sus únicos ratos de ocio durante segundo de Bachillerato con sus compañeros de teatro. Todos los viernes, la estudiante con la segunda nota más alta de Madrid (9,925) ensayaba en una de las aulas de su instituto la obra La vida es sueño, de Calderón de la Barca. “Estudiaba todas las tardes de lunes a jueves una media de tres horas. También me encerraba en mi cuarto los fines de semana. El teatro fue mi vía de escape, una actividad que me ayudaba a desconectar. En abril representamos la obra en un centro cívico de Leganés y tuvo muy buena acogida. Será una de las cosas que recuerde de mi último año en el insti”, dice Aída, que, como el resto de estos cerebritos, alcanza la mayoría de edad este año.

Esta preuniversitaria ha cursado sus estudios de Secundaria y Bachillerato en el instituto privado Legamar. “Los profesores están muy pendientes de ti y hay muchas horas extra para reforzar el conocimiento de las materias básicas. Pero no creo que estudiar en la privada me diferencie del resto de compañeros de la pública. Lo bueno de la Selectividad es que no distingue entre pública y privada. Allí destacan los mejores”, argumenta esta futura estudiante de Medicina en la Complutense.

Actualmente, el peso de la PAU en la nota media para acceder a la Universidad es de un 40% frente al 60% que supone la media del Bachillerato. El examen consta de dos partes, una general, obligatoria para todos los alumnos, y otra específica para aquellos que quieran subir su puntuación. Son tres días de noches en vela y repaso de apuntes.

Juan Ramón Gómez, un 10 en Selectividad.
Juan Ramón Gómez, un 10 en Selectividad.

Alicia Jurado, la estudiante con el segundo mejor expediente de la provincia de Sevilla (un 9,90 sobre 10), desayunó un vaso de leche con colacao y una tostada con mantequilla para afrontar con energía su primer día de Selectividad. Sobre la mesa, ni rastro de los apuntes de las asignaturas de las que se examinaba aquella mañana: Lengua, Filosofía e Inglés. Tampoco repasó durante el trayecto en coche desde Utrera hasta Sevilla. Alicia dedicó esa media hora a adivinar con sus compañeras de viaje qué temas les caerían. “¿Tocaría Nietzsche o Descartes? ¿La generación del 98 o del 27?”, se preguntaban.

Al llegar a la Universidad Pablo de Olavide, la joven, de pelo rubio y grandes ojos azules, paseó por primera vez por los pasillos de una facultad. Le impresionó ver aquellas salas tan grandes que nada tenían que ver con las aulas de su instituto. Se sentó en su asiento correspondiente y dio la vuelta al papel. Al ver que el comentario de texto trataba sobre Los girasoles ciegos, respiró tranquila. La narrativa de posguerra era uno de sus temas favoritos de Lengua.

Pablo Pérez, un 9,60 en Selectividad.
Pablo Pérez, un 9,60 en Selectividad.

El resto de preguntas sobre sintaxis y vocabulario fue coser y cantar. “En el examen de Filosofía cayó Nietzsche, otro de mis pensadores favoritos. En el de Inglés me sobró hasta tiempo”, recuerda esta estudiante del Bachillerato de Ciencias y Tecnología del IES Ruiz Gijón de Utrera. Superados los nervios del primer día, Alicia pasó también sin dificultades los exámenes de Química, Ciencias de la Tierra y Biología. La tarde que acabó se fue de compras con sus padres y empezó a planear su verano. “Me sentí liberada. Después de un año de trabajo intenso, por fin podía descansar. Solo pensaba en el viaje de fin de curso a Cantabria”, explica.

TASAS GRATIS

Fue allí donde se enteró a través de la página web de la universidad de la nota que había conseguido en la PAU. Pronto empezaron a llamarla familiares y periodistas locales. Pero la joven le resta importancia a su hazaña y destaca que lo realmente importante es que podrá estudiar Biotecnología en la Universidad Pablo de Olavide. Al igual que la mayoría de sus amigos, Alicia seguirá viviendo en Utrera y se desplazará todos los días a Sevilla en transporte público.

Juan Ramón Gómez, sin embargo, tendrá que despedirse de sus vecinos de Quintana de la Serena, una localidad extremeña de unos 5.000 habitantes, y empezar una nueva etapa en Madrid, donde cursará el doble grado de Física y Matemáticas de la Complutense. “Quiero vivir en una gran ciudad”, dice. Este estudiante modélico obtuvo una media de 13,9 sobre 14, pero, insatisfecho con la nota obtenida en el examen de Lengua (un 9 sobre 10), impugnó el resultado. Al final ha conseguido la máxima puntuación posible: un 10 en la PAU, y un 14 sobre 14.

La nota media de Juan Ramón Gómez era de 13,9 sobre 14. No estaba conforme, reclamó y obtuvo la máxima puntuación posible: un 14

Antes de hacer las maletas, a Juan Ramón le quedan dos meses para disfrutar de sus paisanos, que no se cansan de darle la enhorabuena cada vez que lo ven por el pueblo. Este alumno 10 ha estudiado en el instituto público Quintana de la Serena y, gracias a su inmejorable expediente, el centro le ha concedido una matrícula de honor que le permite ahorrarse las tasas del primer año de Universidad. “Mi madre es modista y mi padre está prejubilado por enfermedad. Los estudios en Madrid suponen un coste muy elevado para mi familia. En mi caso, las becas son imprescindibles”, sostiene.

Los estudiantes como Juan Ramón tendrán que estar pendientes al nuevo modelo de reparto de becas que propone el Ministerio de Educación, que endurece los requisitos académicos y hace que la cuantía final de la beca dependa de la renta, las notas y del presupuesto disponible.

Este sistema rebajará el número de beneficiarios en más de 100.000 (con respecto al curso 2010-2011) entre los que ya la han perdido este año y los que no la conseguirían el próximo por el incremento de los requisitos académicos, según los cálcu­los de la Conferencia de Rectores (CRUE).

“Que el Gobierno recorte las becas me parece una falta de solidaridad increíble, de un completo absurdo. La situación económica de una persona no debería condicionar su carrera educativa. Todo el mundo debería tener las mismas oportunidades”, defiende Pablo Pérez Martín, el estudiante con la nota de Selectividad más alta en Zamora (9,6 sobre 10). Aunque la carrera de Física en la Universidad de Salamanca requiere un 5, el alumno del instituto público Claudio Moyano admite que se ha esforzado al máximo por “sentido del deber”. En cierto modo también ha influido que su hermano consiguiera el mismo resultado hace tres años. “Él siempre ha sido mi ejemplo a seguir”, añade. Desde que en tercero de la ESO descubriera el mundo de la física, no ha habido día en que Pablo no sueñe con convertirse en un investigador de renombre. Aún no ha empezado la carrera y ya piensa en irse al extranjero. “La investigación en España está siendo muy castigada por los recortes”, lamenta. Pero antes de triunfar como físico, Pablo se ha propuesto aprobar una asignatura pendiente: el carné de conducir.

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