El ejemplo sueco, desde los 11 años
La educación sexual es una asignatura obligatoria en los colegios desde 1955. En los institutos también hay programas especializados
La educación sexual es una asignatura obligatoria en los colegios suecos desde 1955. El inicio en la materia depende de la escuela, aunque se suele incluir en el currículo educativo a partir del quinto curso (a los 11 años) y se trata hasta que los alumnos pasan al instituto, donde también hay programas especializados. “Es un tema interdisciplinario y muchas escuelas forman un equipo a veces compuesto por profesores y una enfermera de la escuela o un consejero. A veces los alumnos forman parte de ese equipo o, al menos, participan en la planificación”, explica Hans Olsson, consejero jefe de la Asociación Sueca para la Educación Sexual (RFSU), la mayor organización sobre esta materia, que prepara programas y organiza cursos de formación y programas especializados.
Las autoras del estudio de la Universidad de Middlesex sobre pornografía y educación sexual, Miranda Horvath y Afroditi Pina, señalan dos países por sus buenas políticas en la materia: Suecia y Dinamarca. En este último, las clases sobre el tema no son lecciones de anatomía. Se trata la pubertad, el desarrollo del cuerpo, el amor, la imagen de uno mismo, la primera vez, la masturbación, los métodos anticonceptivos, género, orientación sexual, salud, VIH, aborto… Aunque depende de la edad. A los 11 años se analiza sobre todo el desarrollo del cuerpo y la masturbación; a los 14 muchas escuelas se centran en las funciones corporales, las enfermedades de transmisión sexual y otros temas de análisis. “Muchos temas se repiten porque los pensamientos y las preguntas cambian a medida que los alumnos crecen y ganan experiencia”, apunta Olsson.
Los alumnos tienen charlas de grupo, hacen juegos sobre valores y pueden visitar alguna clínica para jóvenes. Además, en muchas escuelas, cuando se explican los distintos métodos anticonceptivos, se reparten preservativos. “La posibilidad de discutir, reflexionar y trabajar sobre las actitudes, normas y valores en relación, por ejemplo, con el uso de condones, el sexo, hostigamientos y expresar el amor es importante”, explica Olsson.
La diputada conservadora Ulrika Karlsson incide en que la materia, que nada tiene que ver con la ideología política, se incluye no solo en los currículos educativos de las escuelas; también en los objetivos de salud del país. “Los adolescentes quieren saber más sobre sexo y es importante que sepan más. Tienen que saber cómo protegerse a sí mismos y a sus parejas y deben tener conocimiento de lo que está bien para ellos y lo que no; son los únicos que pueden decidir sobre sus cuerpos y eso deben conocerlo”, apunta la parlamentaria.
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