“Todavía se piensa que el deporte nos masculiniza”
La Unión Europea ha reconocido en un calendario la lucha por romper tópicos de la ex directora del INEF
“Me lo tomé como una broma”. Cuando a Élida Alfaro le propusieron ser candidata a formar parte del calendario Mujeres que inspiran Europa que cada año edita el Instituto Europeo para la Igualdad de Género no se lo tomó en serio. Pero hoy es el mes de septiembre de un almanaque del que se han tirado 18.000 ejemplares. El instituto quiere con la publicación acercar a los europeos los perfiles de mujeres que contribuyen a romper los estereotipos de género. Y que mejor que hacer añicos los del deporte, tan asociado a los hombres. Un propósito en el que Alfaro emplea sus fuerzas desde que en su infancia se convirtió en un bicho raro por hacer gimnasia. Estudió Magisterio y luego INEF cuando este no tenía rango universitario. Aún recuerda cómo, cuando en los setenta era profesora de Educación Física en un colegio, estaba mal visto que fuese en chándal por la calle.
Tiene a sus 68 años un físico envidiable —“juego a tenis, nado, esquío”, explica— pero casi da apuro comentarlo, harta como está de que la prensa se haga más eco de la estética de las deportistas que de sus logros en la competición. “A Sharapova la importará su traje porque le pagan mucho dinero por llevarlo, pero ante todo lo que quiere es ganar los torneos”, se indigna. Fibrosa y enérgica, esta ex directora de la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte-INEF asegura cuidar la dieta por salud no por el aspecto. Élida —casualmente la región de Grecia donde está el primer santuario de Olimpia— elige tener este encuentro en el comedor de personal de INEF, que estos días anda revolucionado tras la salida de 11 trabajadores del centro en el ERE de la Universidad Politécnica.
Hace cuatro años que se jubiló, pero esta madrileña sigue dirigiendo el Seminario Permanente Mujer y Deporte. “Desde la Antigüedad en las actividades deportivas ha habido muchos tópicos. En los Juegos Olímpicos las mujeres no competían y las casadas incluso no podían asistir. En Olimpia llegó a haber gradas separadas. Queda algún testimonio. Como el escrito por la hija del rey de Esparta”, cuenta. El paso de los siglos no cambió la situación desigual. “Cuando se instauran los juegos modernos, el barón de Coubertin decidió que no participasen. Es un éxito que en estos últimos Juegos hubiese por primera vez una representante femenina de todos los países”. Londres 2012, unos Juegos en los que la mayoría de las medallas españolas fueron a manos de mujeres. “Once de las 17”, celebra.
Alfaro culpabiliza a los medios, en especial las televisiones, de la imagen de la mujer. “Exponen un modelo de mujer que genera actitudes”. Y no entiende que aún para muchos ellas sólo pueden practicar ballet, gimnasia o patinaje y no fútbol, lucha o boxeo. “Parece que hacer deporte nos masculiniza”, se asombra. Estos días se asombra con los programas televisivos en los que “famosos” compiten en saltos de trampolín. “Banalizan el deporte, además de que es peligrosísimo que salte desde 10 metros gente sin preparación”.
Pronostica que el panorama no cambiará hasta que ellas asciendan a puestos directivos en organizaciones deportivas. “El problema es que muchos cargos no están remunerados y las mujeres, además de su trabajo, llevan casi todo el peso mayor de la vida doméstica”.
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