Marte perdió parte de su atmósfera, según los datos del robot ‘Curiosity’
La presencia de metano, que pudiera ser de origen tanto biológico como no biológico, es insignificante
El vehículo Curiosity, que ha cumplido casi tres meses en la superficie de Marte, está volcado en su actividad científica utilizando los avanzados instrumentos que lleva a bordo para explorar el entorno. Acaba de analizar unas muestras de atmósfera tomadas cerca del lugar donde se encuentra, en el cráter Gale, y los científicos de la misión han explicado que, a la vista de los datos recibidos, Marte perdió parte de su atmósfera original debido a un proceso físico que “favorece la retención de isótopos de ciertos elementos”, según han explicado. Además, han constatado que la presencia de metano es muy baja y puede ser cero, al menos en la zona donde está trabajando en robot.
El planeta rojo tiene ahora una atmósfera cien veces más tenue que la de la Tierra. Los científicos del Curiosity han utilizado un instrumento de análisis de muestras denominado SAM y, a la vista de los datos, estiman un incremento del 5% de isótopos pesados del carbono en el dióxido de carbono atmosférico en comparación con la que habría cuando se formó Marte. El incremento de la proporción de isótopos pesados respecto a los ligeros sugiere que la parte alta de la atmósfera pudo perderse en el espacio, reduciéndose así la presencia de los segundos. La misma tendencia de incremento de lo isótopos pesados se aprecia en los análisis de argón.
“Los científicos, según sus teorías, consideran que el medio ambiente marciano, en el pasado lejano, pudo ser muy diferente, con presencia de agua y de una atmósfera más densa”, señala la NASA en un comunicado. Su próxima misión en Marte, la MAVEN, en 2014, profundizará en el estudio de este aspecto de la evolución de la atmosfera del planeta.
Uno de los temas candentes que el Curiosity llevaba en la cartera de encargos científicos a satisfacer en Marte es estudiar la presencia de metano en su atmósfera, dado que en los últimos años se habían obtenido resultados contradictorios al respecto con las sondas que están allí en orbita. El metano puede ser un precursor químico de la vida y en la Tierra se produce tanto por procesos biológicos (metabolismo), como no biológicos. Pues bien, los primeros análisis que ha hecho el robot con su espectrómetro láser TSL han permitido fijar un límite superior a la cantidad de metano en la atmósfera y resulta ser de solo unas pocas partes por mil millones de partes de atmósfera marciana por volumen. Pero dado el abanico de incertidumbre de las medidas, podría ser incluso cero.
“El metano claramente no es un gas abundante en el cráter Gale, si es que existe”, ha explicado hoy en el JET Propulsión Laboratory (de Caltech, en California) Chris Webster, científico responsable del TSL. “Pero aunque determinamos el límite superior [de metano] en valores bajos, la variabilidad de la atmósfera marciana puede aún darnos sorpresas”.
Los científicos empezarán a utilizar el equipo de análisis SAM en las próximas semanas para buscar compuestos orgánicos en las rocas y muestras del suelo. La prioridad es identificar minerales asociados al agua y buscar y analizar carbonatos, han explicado.
El Curiosity también esta analizando muestras del suelo para averiguar su composición de minerales y los primeros resultados indican que son similares a los basaltos de origen volcánico de Hawai. El robot ha utilizado un instrumento avanzado, el CheMin, que aporta información importante en comparación con la obtenida por los equipos de los anteriores vehículos en la superficie marciana. No se trata solo de identificar la composición química de las rocas porque, como explican los expertos de la NASA, el diamante y el grafito tienen la misma composición química pero son muy diferentes en sus propiedades y estructuras. Así, la técnica de difracción de rayos X del CheMin desvela la estructura interna del mineral analizando la interacción de los rayos X con los cristales.
El Curiosity tomó unas muestras de suelo en un lugar donde hay polvo y arena y primero las cribó para excluir partículas de tamaño superior a las 150 micras (el grosor de un cabello humano). Los análisis indican la presencia de al menos dos componentes: polvo que se dispersa globalmente en el planeta debido a las tormentas polvorientas y arena fina originada más localmente. “Hasta ahora los materiales analizados por el Curiosity son coherentes con nuestra idea inicial de los depósitos en el Cráter Gale correspondientes a una transición en el tiempo entre un entorno húmedo a uno seco”, ha dicho David Bish, investigador del equipo de CheMin.
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