El sistema sanitario aguantó en 2011 los efectos de la crisis

El sistema público de salud aguantó la cara en 2011 pese a la crisis. De hecho, según el Barómetro Sanitario que se ha hecho público hoy obtiene la mejor nota en cuanto a satisfacción, como indicó la secretaria general de Sanidad, Pilar Farjas: un 6,59, dos centésimas más que en 2010. En cambio, disminuye ocho décimas, hasta el 72,1%, la proporción de quienes opinan que funciona muy bien o bastante bien aunque necesite cambios. Hay que tener en cuenta que la encuesta se hizo el año pasado, así que las últimas medidas (cambio del copago, medicamentazo, revisión de la cartera de servicios) no estaban ni siquiera sobre la mesa.

Esta buena opinión es más manifiesta cuando se pregunta a los usuarios (7.800 entrevistas divididas en tres grupos de febrero a octubre de 2011) si preferirían para algo la sanidad privada. Ni en atención primaria, pediatría, urgencia u hospitalizaciones hay duda: hay más de 25 puntos de diferencia entre quienes prefieren la pública. Solo en el caso de las consultas especializadas los porcentajes se aproximan: el 49,5% prefiere el sistema nacional de salud y el 41,6% el privado.

Al preguntar las causas, se ve que la privada sigue siendo valorada, sobre todo, por su hostelería (habitaciones más cómodas) y la rapidez de la atención.

Los usuarios dan un 7,05 sobre 10 a la ley antitabaco

Este último aspecto está relacionado con algo que es una constante negativa en estos informes que se realizan desde 1995: los ciudadanos no aprecian mejoras en las listas de espera. El tiempo que tardan los especialistas en atender desde que se pide cita y la demora para los ingresos no urgentes hospitalarios suspenden en la opinión de los ciudadanos, con prácticamente la misma nota que en 2010. De hecho el 45,1% cree que siguen igual. Y el 18,2% afirma que han mejorado; exactamente la misma proporción de quienes dicen que ha empeorado.

Farjas destacó un aspecto que relacionó con las medidas que se han tomado por este Gobierno: el 48,6% guarda envases enteros de medicamentos que les han sido recetados, lo que podría suponer unos 45 millones de cajas. Esto podría ser una especie de compra adelantada –con efecto nulo a largo plazo en las cuentas públicas- si no fuera porque el 35% dice que luego no los usa porque le cambian el tratamiento. Por eso, Farjas indicó que se calcula que un 10% de los medicamentos dispensados con receta nunca se consumen. La secretaria general no quiso dar una cifra del coste posible de estos envases.

El Barómetro también pregunta sobre la ley antitabaco que entró en vigor el año pasado. Los usuarios valoran con un 7,05 sobre 10 que es adecuada, y puntúan con un 4,76 el que “es necesario adecuarla en beneficio de los fumadores”. Preguntada, Farjas no quiso entrar en “hipótesis” sobre posibles cambios como los solicitados por Eurovegas porque dijo que no había todavía ninguna petición.