“La escolarización en Afganistán ya no tiene vuelta atrás”
La presidenta de la Fundación Cometa ha impulsado una escuela en Wardak para 720 niñas
Llega con una copia en castellano del poemario Una asamblea de polillas de Khalilullah Khaliliha, “el gran escritor afgano del siglo XX”. Fuencisla Gozalo lo mandó traducir para regalárselo al hijo del poeta, actual embajador en Madrid. Los lazos que unen a esta procuradora madrileña con Afganistán son ya muy estrechos. Lo reconoce mientras compartimos una ensalada de pato y unas alcachofas fritas en este restaurante de moda. Gozalo, presidenta de la Fundación Cometa, ha optado por el menú de entre horas, más informal que la carta. E hilvana el relato de los proyectos en marcha en el país afgano: la escuela de Wardak, casi terminada, tiene 12 aulas y entre los dos turnos escolarizará a 720 niñas. Un segundo centro, el colegio español de Kabul, se va a construir ya en un terreno donado por un empresario. En él se impartirá castellano como segunda lengua, “un elemento añadido de cara al mercado laboral”, añade. Quién iba a decirle hace años que su pasión por El Principito sería el germen de su gran aventura.
A los 13 años, evoca, le regalaron el libro de Antoine de Saint-Exupéry y fue una revelación. La adolescente que era empezó a coleccionar ediciones de su libro fetiche. Sus padres le traían ejemplares de sus viajes y sus amigos continuaron haciéndolo. Atesora ya unas 210 ediciones y gracias a Internet se comunica con coleccionistas y editores de cualquier parte del mundo. Así supo que el diplomático afgano Ghulam Sakhi Ghirat lo había traducido al dari (dialecto del farsi), una de las dos lenguas oficiales de Afganistán, aunque la edición no se distribuyó. Localizó al traductor y este le contó que los ejemplares, guardados en cajas en su vivienda, ardieron durante la guerra, al ser bombardeado el edificio. Por fortuna, él estaba en Nueva York y no sufrió daño. Hoy es el director de la Escuela Diplomática de Kabul. Gozalo se ofreció a sufragar una segunda edición y para ello pidió a sus amigos que sustituyeran su regalo de cumpleaños por una aportación. A estas alturas queda claro que es osada y nada le detiene. Para distribuir los 5.000 ejemplares de la nueva edición, pidió a la entonces ministra Chacón que los militares allí destinados le ayudaran a repartirlos entre niños y escuelas en la provincia de Badghis. Los militares aceptaron e incluso le animaron a visitar el país: “Descubrirá un país sorprendente y distinto del que sale en las noticias”, le anticipó el coronel Luis Herruzo. No fue un viaje turístico: al ver a los niños con El Principito en la mano, entendió que el futuro era la educación. Se entrevistó con el viceministro de Educación y llegaron a un acuerdo: ellos pondrían el terreno y ella buscaría medios entre sus amigos. Así nació la Fundación Cometa: su objetivo es crear escuelas en Afganistán y en otros países en conflicto.
“Los afganos demandan cambios y algunos, como la escolarización, no tienen vuelta atrás”, dice. El Mouvement for the Afghanistan Sister (MAS), que promueve los derechos de la mujer, impartirá en Wardak cursos de liderazgo femenino. Aun así, faltan escuelas y maestros, y hay padres que no aceptan que a sus hijas les den clases varones. Mientras acaba la tarta, Gozalo cita una frase de Edmund Burke: “Lo único que necesita el mal para triunfar es que los hombres buenos no hagan nada”. Su táctica es darle la vuelta.
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