“Nunca me he sentido especial”

Victòria Anna Perea (el segundo nombre por Anna Veiga, la bióloga de la clínica Dexeus que la ayudó a nacer) fue la primera bebé probeta española y en torno a la 600ª del mundo. Nunca se ha sentido “ni diferente ni especial”, a pesar de que su caso fue el primero en España. Quizás, como explica, porque a pesar de ser consciente “desde siempre” de que había nacido gracias a un tratamiento de reproducción in vitro, el tema se trató en casa “con mucha naturalidad”.

“De hecho, no tengo marcado el día exacto en el que me lo comentaron”, explica, “fue todo muy normal, nunca me he sentido diferente”, insiste en una conversación telefónica con este diario después de comer, poco antes de regresar a la empresa de comunicación en la que trabaja.

Perea nunca había pensado tanto en lo que ella misma significaba como primera niña probeta española hasta el acto que se organizó para celebrar su 25º aniversario. “Fue un cumpleaños muy simbólico”. Aquel día la clínica Dexeus invitó a parejas que también habían tenido hijos mediante procesos de reproducción asistida. “Había gente que se me acercaba agradecida porque gracias a mi nacimiento tuvieron conocimiento de la técnica que más adelante les permitió ser padres”, rememora. “Fue muy emocionante ver en directo a estas personas y poder darme cuenta de lo que representó mi nacimiento para ellos”.

Victòria admite que sigue con especial atención las informaciones relacionadas con los avances en reproducción asistida. “Al fin y al cabo, es un poco lo que me pasó a mí, me gusta saber por dónde va la ciencia en este campo”, relata. Y comenta que sigue en contacto tanto con Anna Veiga como con el ginecólogo Pere Barri, sus otros padres de la clínica Dexeus. “Nos seguimos viendo tres o cuatro veces al año, son como unos amigos más de la familia”, explica.