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El asesino confeso del desaparecido hace 33 años trata de suicidarse

El presunto autor de la muerte del niño Etan Patz ha sido ingresado en un hospital psiquiátrico

Yolanda Monge
Cartel de Etan Patz.
Cartel de Etan Patz.AP

El autor confeso del asesinato del niño de seis años Etan Patz en Nueva York hace 33 años ha sido ingresado en el hospital psiquiátrico Bellevue de la ciudad después de que amenazara con suicidarse, según informan los medios norteamericanos. Pedro Hernández fue conducido al pabellón especial para personas que intentan quitarse la vida de Bellevue a las 5.30 de la madrugada bajo vigilancia armada. El ingreso hospitalario de este hombre de origen portorriqueño –por tiempo indefinido-, que aseguró a la policía que no tomaba su medicación psiquiátrica, ha obligado a que se le vayan a leer los cargos en el centro médico debido a su incapacidad para comparecer ante un tribunal.

Anoche, tras más de 24 horas en custodia policial, Hernández, 51 años, era detenido después de que la policía concluyese que su historia sobre el secuestro y posterior asesinato por asfixia del pequeño Patz era creíble y se cerraba un caso que conmocionó a EEUU hace más de 30 años y que cambió las reglas en la investigación de la desaparición de menores. El rostro de Etan fue de los primeros en aparecer en los cartones de la leche que reclamaban la ayuda ciudadana para resolver el caso. La fotografía del pequeño la había tomado su padre, fotógrafo de profesión. Desde entonces, el FBI tiene habilitados canales –y en la actualidad incluso existe una Aplicación de móvil- para que las familias tengan siempre fotos de sus hijos actualizadas en caso de que algún día vivan una desgracia parecida.

Se le leerán los cargos en el centro médico debido a su incapacidad para comparecer ante un tribunal

Hernández, que tenía 18 años en el momento en que se produjeron los hechos, atrajo la atención del niño con la promesa de ofrecerle un refresco y le condujo hasta el sótano de la tienda de comestibles en la que trabajaba como chico del almacén. En su confesión escrita, Hernández dice: “Lo siento, le ahogué”. El asesino confeso aseguró ayer a la policía que nunca antes había tenido contacto con el pequeño pero que una vez que lo vio supo que debía matarlo. “Supe que era él y sentí la necesidad de matar”, ha confesado Hernández.

Siempre según el relato del asesino confeso, tras estrangular al pequeño lo puso en una bolsa de plástico y lo dejó en la basura a dos manzanas de distancia del lugar en el que trabajaba en el SoHo, también a poca distancia de donde vivía el niño –y donde actualmente siguen residiendo sus progenitores con la esperanza de que algún día su hijo volviera a casa-.

Ayer, los padres de Etan, Stan y Julie Patz, se encontraban fuera de la ciudad cuando se supo la trágica noticia, de la que fueron informados por la policía de Nueva York. “El señor Patz estaba sobrepasado y muy sorprendido”, aseguró el teniente Christopher Zimmerman, responsable del departamento de Personas Desaparecidas de la policía de Nueva York. Los detectives que llevan el caso dicen que Hernández niega haber abusado sexualmente del crío pero mantienen cierto escepticismo al respecto.

El nombre de Hernández estaba en una lista de sospechosos cuando Etan desapareció hace hoy 33 años pero nunca fue interrogado

El nombre de Hernández estaba en una lista de sospechosos cuando Etan desapareció hace hoy 33 años pero nunca fue interrogado. Según familiares del asesino confeso, Hernández dijo por primera vez en 1981 haber hecho “algo malo” y asesinado a “un niño en Nueva York”. El mes pasado, otro miembro de su familia aportó a la policía el nombre de Hernández después de que el FBI abriera de nuevo el caso e investigara un sótano en el barrio del SoHo en busca de pruebas óseas del pequeño. A Etan Patz se le dio oficialmente por muerto en el año 2001 y el caso quedó cerrado.

Según el Centro Nacional para Niños Desaparecidos y Explotados cada año se denuncia en Estados Unidos la desaparición de 800.000 niños, lo que se traduce en la desaparición de más de 2.000 niños al día. Aunque ese número tiene muchos matices –por ejemplo, 200.000 de ellos son secuestrados por un miembro de su familia-.

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Sobre la firma

Yolanda Monge
Desde 1998, ha contado para EL PAÍS, desde la redacción de Internacional en Madrid o sobre el terreno como enviada especial, algunos de los acontecimientos que fueron primera plana en el mundo, ya fuera la guerra de los Balcanes o la invasión norteamericana de Irak, entre otros. En la actualidad, es corresponsal en Washington.

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