"Cualquiera puede verse así"
Un centenar de personas reclama en Valencia el derecho a un techo digno.- Asociaciones de asistencia social denuncian el colapso de los albergues
Un centenar de personas ha participado hoy en el centro de Valencia en un flashmob (acción relámpago) solidario para reclamar su derecho a vivir bajo un techo digno. Vestidos de negro y ataviados con caretas blancas, los participantes han puesto de relieve los problemas económicos, sociales y de integración de las personas que viven en la calle. "Cualquiera puede verse así. Ponte en mi lugar", avisaba el cartel exhibido por una mujer.
La protesta se ha celebrado en otras 27 ciudades españolas por el Día de las Personas sin Hogar, que se celebra el 27 de noviembre bajo el lema Todos somos ciudadanos. Nadie sin hogar. En el caso de Valencia, la concentración la ha organizado el Equipo Interinstitucional de Trabajo con Personas Sin Hogar, formado por varias asociaciones, que atendió en 2010 a 1.161 personas, de las que el 84% eran hombres y un 77% españoles, especialmente de entre 41 y 50 años.
Según las entidades que conforman este equipo, la crisis "está afectando al colectivo de personas sin hogar", ya que aunque no han percibido un aumento cuantitativo del número de personas atendidas, "sí se ha notado una dificultad en el acceso de estas a las diversas prestaciones y servicios que se ofrecen desde los diversos sistemas de bienestar social". María Concepción Melero Silvestre, alías Aisha, ha pedido que se "escuche a las personas que están en la calle". "No es fácil quedarte sin trabajo, que te desahucien, quedarte sin trabajo y estar tres años sin poder andar por un atropello y más todavía cuando la sociedad solo piensa que el hambre está en África", ha añadido. Esta mujer, de 50 años y entrenadora de fútbol infantil en África, ha relatado lo duro que es estar "10 años en la calle sin que nadie sea capaz de concienciarse de que falta más ropa, además de un mayor número de viviendas y pisos de acogida".
Durante el último año, las entidades convocantes han constatado "los límites y restricciones que existen para que las personas sin hogar puedan ejercer de manera efectiva sus derechos sociales". En este sentido, afirman que observan "con preocupación" que no hay recursos de segunda estancia, es decir, que aquellas que llevan un periodo "muy prolongado" alojadas en los albergues de la ciudad no pueden acceder a una vivienda desde donde se pueda normalizar su vida cotidiana. Tampoco existen recursos para personas sin hogar que necesitan un periodo de convalecencia cuando les dan de alta en los hospitales y existe una escasez de recursos para mujeres.
El Equipo Interinstitucional de Intervención con Personas Sin Hogar de Valencia está formado por la Asociación Valenciana de Caridad; Caritas Diocesana; Centro de Atención a Personas Sin Techo del Ayuntamiento; Hogares San Martín de Porres (Torrent); Hosoju; Fundación Rais; Sant Joan de Deu, Serveis Socials y Asociación Natania (Proyecto Rehoboth). Uno de sus miembros, José Manuel Navarro, ha lamentado que aunque no se haya producido un aumento del número de las personas sin hogar, "cada vez es más complicado que puedan salir adelante".
Para Antonio Gil, un camionero de 51 años, el problema no es acabar en la calle, sino los problemas con la bebida o "acabar en una vivienda tutelada para enfermos de sida porque no tienes dinero ni para pagar una pensión". "Soy pensionista, mi mujer se separó y se quedó con el piso y mi único techo ahora mismo, después de estar tres años en la calle, es el albergue de San Juan de Dios".
En una situación parecido se encuentra Juan, un albañil de 28 años natural de Ávila, quien explica que cuando "se pierde el trabajo, el piso y tu mujer te deja, te da igual estar durmiendo en cualquier lado, porque sólo piensas en sacar un euro para comprar vino o droga".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.