Atrapada en el Polo Sur
Una investigadora que sufrió en agosto un infarto cerebral espera a que la rescaten.- El invierno austral lo impide
El 27 de agosto, Renee-Nicole Douceur, 58 años, directora gerente de invierno de la estación Amundsen-Scott en el Polo Sur, sufrió un infarto cerebral. Como resultado de ello, ha perdido la visión de forma parcial en ambos ojos. Debido a ello, Douceur pidió a la empresa que gestiona la estación que la evacuaran inmediatamente de la base, petición que fue respaldada por el equipo de médicos del centro de investigación debido a que allí no existe ni un escáner ni otras máquinas que puedan determinar la gravedad del infarto.
Meses después, Douceur sigue en el Polo Sur, ya que tanto Raytheon Polar Services, la empresa de Colorado que gestiona la estación a través de un contrato con la Fundación Nacional de Ciencias, como la propia Fundación consideran que sería demasiado peligroso mandar un equipo aéreo de rescate debido a las condiciones climatológicas y porque además consideran que la afectada no está en riesgo de vida o muerte.
Douceur, científica nuclear jubilada de New Hampshire, se encuentra estable y de baja médica, pasando gran parte del día en una terapia de oxígeno que la ayuda a respirar. Después de esperar semanas y semanas, el primer avión de carga podría abandonar la base el próximo lunes día 17, si el tiempo lo permite, con destino a la Estación McMurdo, en la costa antártica. Desde allí, Douceur volaría hasta Nueva Zelanda.
Para la familia de la afectada, Douceur debería de haber abandonado la estación mucho antes y si no lo ha hecho ha sido porque la compañía ha primado los intereses económicos sobre los personales. Para que un avión pueda aterrizar en la base Amundsen-Scott, las temperaturas tienen que ser superiores a los 45 grados bajo cero, de lo contrario, el fuel de los depósitos pasa de ser líquido a gelatinoso.
La familia de Douceur pone de ejemplo un caso de 2001 en el que Ron Shemanski, científico del Polo Sur que sufrió una pancreatitis que le amenazaba con la muerte, salió de la base en el mes de agosto. Sin embargo, la doctora Jerri Nielsen Fitzgerald tuvo que tratarse ella misma su cáncer de mama -que le fue diagnosticado en la base- en 1999, ya que el mal tiempo no le permitió salir de la estación polar. Fitzgerald abandonó la base el 16 de octubre de ese año.
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