Una gigantesca nube de gas resplandece desde su interior
El objeto, denominado mancha Lyman-Alpha 1 , es el más grande y brillante que se conoce de este tipo y pertenece al universo primitivo
Unas inmensas nubes de gas tan lejanas que pertenecen al universo primitivo intrigan a los científicos desde que se descubrieron, hace una década, incapaces de determinar el mecanismo que las hace resplandecer. Unos astrónomos afirman ahora haber resuelto el misterio tras realizar unas observaciones, técnicamente muy difíciles, de LAB- 1, la más grande y brillante de estas nubes denominadas manchas Lyman-Alpha. "Hemos demostrado por primera vez que el resplandor de este enigmático objeto se debe a la dispersión de la luz de galaxias brillantes escondidas en su interior, y no al brillo del gas de la misma nube", explica Mattew Hayes (Universidad de Tolouse, Francia).
Las manchas Lyman-Alpha son nubes gigantes de hidrógeno que alcanzan diámetros de unos cuantos centenales de miles de años luz (unas cuantas veces más que el tamaño de nuestra Vía Láctea) y que resplandecen como las galaxias brillantes. Suelen estar tan lejos que emitieron la luz que llega ahora a los telescopios terrestres cuando el universo era muy joven. La Lab-1 está a unos 11.500 millones de años luz, explican los expertos del Observatorio Europeo Austral (ESO), con cuyo conjunto de grandes telescopios VLT (en Chile) han hecho Hayles y sus colegas estas observaciones, que presentan en la revista Nature.
Un equipo de astrónomos descubrió las primeras manchas Lyman-Alpha en 2000, en el curso de una investigación acerca de la abundancia de galaxias en el universo primitivo. Charles C. Steidel y sus colegas descubrieron así dos gigantescas y resplandecientes nubes de gas a unos 11.000 millones de años luz (cuando el universo tenía sólo una sexta parte de su edad actual), explica en Nature Richard Bower (Universidad de Durham, Reino Unido), en su comentario como experto sobre el descubrimiento de Hayles y sus colegas. Aquel hallazgo de hace una década "resultó ser sólo la punta del iceberg", dice Bower, y se han descubierto después más manchas Lyman-Alpha de diferentes tamaños.
Pero la duda permanecía acerca del origen del resplandor de estas nubes, y dos teorías competían hasta ahora por explicarlo. Según una de ellas es el propio gas de la nube el que brilla por efecto de la poderosa fuerza gravitatoria. Otra sostiene que los responsables son los objetos brillantes que tiene en su interior.
El equipo de Hayes han logrado identificando -"en un trabajo técnicamente impresionante" , destaca Bower- unos anillos concéntricos de luz polarizada en torno al centro de emisión en LAB-1, lo que apoya, por los fenómenos físicos implicados, la teoría de la emisión generada por una galaxia en su interior. Se sabe que mancha en cuestión contiene varias galaxias primordiales dentro, incluida una galaxia activa, cuyo centro brillante debe estar alimentado por un gran agujero negro.
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