La UE aprueba el sistema de patente unitaria que deja fuera a España
Los ministros de Industria han dado en Luxemburgo el visto bueno definitivo al proyecto de crear un régimen común que debería recortar drásticamente los gastos de conseguir un título
La ambicionada patente comunitaria, llamada a hacer más competitiva a la economía europea al reducir costes burocráticos, ha enfilado la recta final de un complicado recorrido que ha durado décadas. Si todo va bien, el proyecto podrá ser realidad en 2013, aunque se acerca hacia su final entre recriminaciones y divisiones europeas. España e Italia, que se han opuesto al plan porque supedita sus respectivas lenguas al alemán, al francés y al inglés, van a seguir dando la batalla en los tribunales. Para España, la fase final de procedimiento "ha sido un ejercicio de hipocresía y cinismo".
Los ministros de Industria de la UE han dado en Luxemburgo el visto bueno definitivo al proyecto de crear un régimen común de patente para toda la UE que debería recortar drásticamente los gastos de conseguir un título. Bruselas ha calculado que los actuales 32.000 euros que cuesta conseguir una protección en los Veintisiete (23.000 sólo para traducciones) quedarán reducidos a 2.500 euros para los 25 países que participan en el proyecto (todos, menos España e Italia) y a 680 euros al final de un periodo transitorio previsto de 12 años. En Estados Unidos, una patente viene a suponer unos 1.850 euros.
Hoy en día una patente sólo ofrece protección en el país en que se solicita y con el nuevo procedimiento el título quedará automáticamente reconocido en los 25 países que ayer aprobaron rl plan. El acuerdo establece que las patente podrán ser presentadas en la Oficina Europea de Patentes (radicada en Múnich) en cualquier lengua y que allí será examinada (previa traducción al alemán, francés o inglés) y validada en una esas tres lenguas.
Reconociendo la primacía del inglés, el nuevo régimen establece que durante un periodo transitorio de hasta 12 años las patentes concedidas en alemán o francés serán traducidas al inglés y que las otorgadas en inglés serán traducidas a cualquier otra lengua oficial de la Unión. Ahí es donde se caen el español y el italiano, que como mucho podrían aspirar a una presencia interina durante doce años, antes de que alemán, francés e inglés sean las lenguas canónicas de la patente unitaria.
El francés Michel Barnier, comisario de Mercado Interior y gran promotor de este proyecto, se felicitó por el logró. "Si mantenemos el ánimo y el espíritu de cooperación, la patente unitaria en Europa podría ser una realidad de aquí a dos años", dijo. También subrayó que el proyecto sigue abierto a España e Italia. Ambos países tienen ya recurrido ante el Tribunal de Luxemburgo el sistema por el que se ha tomado la decisión, por considerar que se ha abusado del principio constitucional de la cooperación reforzada, y prometen nuevos recursos. Toda la estrategia de Barnier "ha sido un ejercicio de hipocresía y de cinismo", en palabras del embajador permanente adjunto ante la UE, José Pascual Marco.
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