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Tribuna:AULA LIBRE
Tribuna
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A propósito de la libertad de elección de centro

He de reconocer que la Sra. Aguirre -presidenta de la Comunidad de Madrid y, no olvidemos, ministra de Educación entre 1996 y 1999- tiene una gran capacidad para promover el debate sobre asuntos educativos de trascendencia. Hace unos días acaparaba titulares con una original propuesta de grupos de excelencia en bachillerato, una creativa y -¿efectiva?- medida para mejorar los niveles de excelencia en los resultados de nuestros estudiantes. Ahora,nos sorprende de nuevo con otra brillante propuesta: la libre elección de centro escolar por los padres. Una propuesta de calado que merece algunas reflexiones.

Primera reflexión. Estoy persuadido de que la propuesta de "libertad de elección de los padres" no es una cortina de humo para encubrir la "libertad de elección de los centros". Además, seguro que la propuesta en cuestión tiene presente que el desarrollo del derecho a la educación -artículo 27 de la Constitución Española- desembocó en la regulación de un procedimiento para acceder a una plaza escolar sostenida con fondos públicos sustentado en el establecimiento de una serie de criterios objetivos -sentencia 77/85 del Tribunal Constitucional- orientados a impedir, caso de insuficiencia de plazas, una solución arbitraria por parte de los centros. Por consiguiente, a menos que se piense que una mano invisible hará coincidir las demandas de las familias con las plazas ofertadas por las escuelas, sería muy instructivo conocer los criterios objetivos contemplados en la propuesta que impedirán una solución arbitraria de los centros.

Segunda reflexión. Quiero pensar que estamos ante una propuesta que parte de una evidencia reiteradamente constatada por los estudios sobre la eficacia escolar: el contexto sociocultural de las escuelas constituye un factor muy significativo de la eficacia y calidad de las mismas. Es decir, si los estudios sobre eficacia escolar muestran que los alumnos aprenden -y mucho- "de y con los otros alumnos con los que comparten aulas y patios", seguro que la libertad de elección de los padres vendrá acompañada de un conjunto de medidas dirigidas a armonizar y homologar el contexto sociocultural de los centros sostenidos con fondos públicos, a fin de mejorar la excelencia y la equidad de todos ellos. ¡Lástima que las desconozcamos todavía!

Tercera reflexión. También quiero pensar que no estamos ante una propuesta aislada, sino que se trata de una propuesta enmarcada en un programa de acción articulado en torno a estos principios básicos: el de información, el de responsabilidad y el de equidad. Así, seguro que hablamos de una libertad de elección informada, seguro que las familias podrán conocer en profundidad los logros contextualizados de la escuela -el valor educativo y formativo añadido por cada una- a la que van a confiar la educación de sus hijos. Al respecto, los ranking de centros que vienen siendo utilizados por algunas autonomías no son más que vulgares obscenidades educativas. Por otro lado, seguro que se trata de una libertad de elección orientada a promover una cultura de responsabilización de las escuelas en los logros de sus alumnos y en el volumen de peticiones de admisión, pero también una cultura de responsabilización de la propia Administración Educativa -no olvidemos, titular de una parte de la red escolar- en relación con las escuelas con problemas o poco demandadas por las familias, promoviendo programas de intervención en orden inverso al éxito de aquellas.

Finalmente, seguro que estamos ante una libertad de elección comprometida con el fomento de la equidad en educación. Al respecto, el Diccionario de Real Academia Española contiene una interesante acepción de equidad: "disposición del ánimo que mueve a dar a cada uno lo que se merece". Por consiguiente, seguro que estamos ante una propuesta llamada a evitar la concentración excesiva -por aquello de procurar un contexto sociocultural adecuado para todas las escuelas- de los alumnos más necesitados de apoyos educativos específicos en unos pocos centros, al tiempo que garantizará que los alumnos con necesidades específicas y los alumnos con elevadas expectativas podrán acceder a las escuelas más convenientes para ellos. ¿O, no?

Cuarta reflexión. Lo cierto es que, hasta el momento, lo único que ha trascendido es que la libertad de elección propuesta vendría ligada, exclusivamente, a la eliminación de la proximidad del domicilio (equívocamente llamada zonificación) como criterio objetivo dirigido a impedir, en el supuesto de insuficiencia de plazas, una solución arbitraria por parte de los centros. Ninguna otra medida complementaria ha trascendido. No obstante, confieso que, desde hace tiempo, la proximidad al centro me parece un factor irrelevante para "lograr mejores escuelas para todos" (la calidad de las escuelas va por barrios), al tiempo que resulta un criterio propicio para la picaresca de familias y centros. Por lo tanto, no habría que lamentar mucho su desaparición del procedimiento para acceder a los centros sostenidos con fondos públicos.

Sin embargo, sería conveniente corregir con urgencia la simpleza y frivolidad que ha caracterizado, hasta ahora, la formulación de una propuesta de tanto calado, acompañándola de un programa detallado de medidas complementarias, como las apuntadas. De lo contrario, la libertad de elección de centro anunciada difícilmente será una elección informada, o una elección que promueva la cultura de la responsabilidad inteligente y la equidad. Eso sí, estaremos ante una medida (¿electoralista?) dirigida a ganar el favor de quienes eligen centro con la misma actitud que eligen una marca, y ante otra propuesta arbitrista más que, a la vista del mediocre panorama de la educación española, propugna una receta simple e infalible, pero absolutamente inane. ¿Se trata de eso?

Vicente Díaz Rodríguez es inspector de Educación y profesor asociado en la Universidad de Alicante

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