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Mamá, me da miedo el tsunami

¿Le ha preguntado su hijo si una ola gigante puede llegar a España o si van a explotar las centrales nucleares? La sobreexposición a noticias sobre desastres naturales estresa a muchos niños

El bombardeo incesante de noticias sobre el reciente terremoto de Japón y el tsunami que, además de destrozar todo a su paso, desencadenó la crisis de la central nuclear de Fukushima puede producir un estrés importante a los niños, sobre todo a los que tienen entre tres y doce años. Los especialistas lo llaman trauma a distancia, y recomiendan a padres y profesores tomar medidas para gestionar la crisis y un posible estrés postraumático.

Es bien conocido el impacto traumático en los niños que viven situaciones violentas, pero no tanto cuando están sobreexpuestos a imágenes e informaciones sobre eventos catastróficos. Muchos menores sufren estos días pesadillas en las que un tsunami se lleva su ciudad por delante; otros preguntan a los padres si es el fin del mundo, si la radiación llegará a España o si explotarán nuestras centrales nucleares. ¿Cómo actuar ante ese aluvión de imágenes terribles que dan a todas horas en la tele, que muestran pueblos enteros arrasados, barcos encima de las casas, cadáveres, miles de personas sin hogar y otras que forman filas para medirles la radiación?

Las explicaciones deben empezar por los datos más amenazadores

"Los profesionales expertos en gestión de crisis y en secuelas psicológicas de las catástrofes aprendimos valiosas lecciones del tratamiento informativo del tsunami de 2004 y del terremoto de Haití en 2010", explica Ingeborg Porcar, psicóloga clínica y directora de la Unidad de Trauma, Crisis y Conflictos de Barcelona (UTCCB), un centro de la Universidad Autónoma de Barcelona y del Colegio Oficial de Psicólogos de Cataluña. Como han demostrado varios trabajos científicos sobre el impacto de este tipo de imágenes, entre ellos uno sobre el 11-M en Madrid, la repetición hasta la saciedad de estas tragedias impactó emocionalmente a los niños.

A pesar de la distancia, las noticias de lugares remotos se vuelven muy cercanas cuando los medios de comunicación las introducen en nuestros hogares diariamente a través de los noticiarios en radio, televisión, portadas de los periódicos o páginas de Internet. Las fotografías y vídeos más impactantes no deberían estar al alcance de los pequeños, recomiendan los expertos, pero cuando no es posible protegerles de tanta exposición mediática, lo ideal es hablar con los menores para que puedan entender los sucesos y reducir el miedo y la ansiedad y organizar las ideas en su cerebro. "Los niños no tienen elementos para ordenar, combinar y categorizar tanta información que les llega de golpe", añade Porcar.

"Los adultos estamos consternados ante la magnitud de lo ocurrido, pero no vemos afectada de forma inmediata nuestra integridad física. Los más pequeños, en cambio, tienen dificultades para entender correctamente lo que oyen y para discernir si su propia integridad física puede verse amenazada en un futuro inmediato", dice la psicóloga. "Si una niña tiene pesadillas por el tsunami es porque nadie le ha explicado lo que es una ola gigante y que aquí no las hay".

También nos podemos encontrar niños víctimas de alguna situación difícil en su vida y a los que el desastre de Japón les ha podido remover y llevar a rememorar una situación de crisis o pánico que han vivido, como la muerte de alguien cercano. "Si ese trauma no fue tratado, puede suponer un mayor desajuste psicológico y del desarrollo evolutivo del menor", añade el psicólogo Javier Torres.

El UTCCB ha facilitado en español un documento elaborado por Atle Dyregrov y Magne Raundalen, psicólogos del Center for Crisis Psychology de Bergen (Noruega), que han estudiado los efectos de este tipo de aluviones informativos. Es una guía para progenitores y profesores que busca enseñarles a tratar a los niños cuando se produce esta sobreexposición mediática de una catástrofe como la de Japón.

"Los menores necesitan saber que estamos seguros y que ellos también lo están", dicen los expertos noruegos. Los niños de entre siete y ocho años son más activos y buscan información por su cuenta debido a que entienden más ideas, saben lo que es un país, pueden situar Japón en el globo y son capaces de entender bastante más ideas acerca de la fuerza de un terremoto o un tsunami.

Como el tema puede aparecer de forma espontánea en casa, la escuela o parvulario, los adultos deben preparar bien la charla. "Hay que dejar muy claras las informaciones y evitar contradicciones para no confundirles. Y sobre todo, no se les debe mentir", afirma Ingeborg Porcar.

Una buena información, dada en un contexto seguro y calmado, reduce los miedos y el estrés de los niños, aseguran los especialistas.

"La información más amenazadora debe formar parte de la primera explicación", indican los expertos noruegos. "El objetivo no es generar pensamientos o sensaciones angustiantes, sino, muy al contrario, reducir las sensaciones e ideas dolorosas que el niño ya tiene". Hablar permite corregir malentendidos o una mala interpretación de los hechos. Se sabe que la imagen repetida hasta la saciedad del primer avión chocando contra las Torres Gemelas de Nueva York el 11 de septiembre de 2001 hizo pensar a algunos niños aterrorizados que eran muchos los aviones que se estaban estrellando en los rascacielos. Ahora, coincidiendo con las informaciones de Japón, los informativos también traían noticias sobre inundaciones por lluvias en España. "Niños de cinco años preguntaban a sus padres si venía un tsunami como en Japón", dice Porcar. "Los adultos entendemos que unas lluvias torrenciales no tienen nada que ver y que Japón está muy lejos, pero un pequeño no".

Tras explicarles qué son estos fenómenos naturales, a los menores se les puede tranquilizar con este tipo de comentarios:"Este terremoto ha sido tan fuerte que ha destruido muchas cosas, pero, por suerte, tienen buenos sistemas de alerta que ha permitido a la población huir a lugares más elevados para que la ola gigante no les alcanzara". También es oportuno decirles que en España no son frecuentes los temblores y que si los hay son muy pequeños. También comentarles "que no nos asusta que suceda lo mismo aquí".

Pero ¿qué hacer cuando son menores de nueve años y no han escuchado nada sobre el desastre de Japón? ¿Debemos correr el riesgo de hacerles pensar en algo que no les ha preocupado todavía? Aunque es difícil imaginar que algún pequeño no haya tenido noticias y no le hayan afectado, "los niños habitualmente no se asustan por saber de hechos terribles que ocurren en el mundo si pueden sentir que los adultos estamos tranquilos", aseguran los especialistas noruegos. En todo caso, si no muestran interés en el tema, lo correcto es no ir más allá en la información.

Sucesos como el tsunami de Japón pueden hacer rememorar estados de pánico o crisis a niños que han vivido alguna situación difícil reciente, como la muerte de un familiar cercano
Sucesos como el tsunami de Japón pueden hacer rememorar estados de pánico o crisis a niños que han vivido alguna situación difícil reciente, como la muerte de un familiar cercanoANTIGA PHOTOS

Consejos

- Observar signos de ansiedad en los pequeños.

- Controlar la exposición a los medios.

- No dejar la tele o la radio como sonido de fondo.

- Sondearles y explicar lo más claramente la situación.

- Buscar más información en caso necesario.

- Calmar sin mentir, informando que estamos seguros.

- Los niños que han sufrido otros traumas son más vulnerables.

- Varios factores influirán en cómo reacciona: edad, temperamento, sensibilidad, etcétera.

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