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Entrevista:EMILIO GUTIÉRREZ CABA, | actor

"El hombre es el peor bicho"

De niño, Emilio Gutiérrez Caba construía presas taponando con ramitas y barro algunos canalillos que corrían por el parque del Retiro madrileño. "Me fascinaba que el agua se saltara la canalización", recuerda. En el verano de 1965 decidió apresar un hilillo de agua amarga que brotaba de un manantial en el secarral de Seseña (Toledo) donde rodaba La caza, la película de Carlos Saura con la que se dio a conocer. Tres semanas después, el embalse le llegaba al equipo por los tobillos, y al director le gustó para la escena de la muerte del personaje interpretado por Alfredo Mayo, que se queda con la cara enterrada en aquel enorme charco. "El agua es la base de la vida", sonríe el actor, de vuelta al presente. Pronto el punto de partida de esta conversación deriva hacia cuestiones como las diferencias Norte-Sur o la crisis. Hablar de agua es reflexionar sobre la injusticia y la desigualdad, afirma: "Ya lo apuntó Gorbachov, que las guerras futuras no serán por el petróleo, sino por el agua".

"Una de las razones de que la gente esté tan crispada en Madrid es porque falta un gran río, una gran corriente de agua"

Solo un 1% del agua del planeta es potable, está cada vez más contaminada y millones de personas no tienen acceso a ella.

Se debe a la racanería humana y a un cúmulo de intereses comerciales, un comercio miserable, pero ¡lo hay con tantas cosas! Con el hambre, con las armas... El hombre es un animal salvaje, uno de los peores bichos que ha habitado la Tierra.

Se pregunta por qué nosotros, ciudadanía, nos dejamos manipular.

Sí, qué mecanismo nos impide romper esas cadenas. Hace años tenía un sueño recurrente: no podía despertarme, lo intentaba, pero no lo conseguía. Esto es lo mismo. Se está hablando de austeridad, de recortes sociales, pero ¿cuánto hemos recortado en servicios de inteligencia?, ¿cuánto se va a recortar en espionaje? ¿Es indispensable para el funcionamiento de los Estados? Porque si lo es, ¿de qué Estados, de qué países democráticos, de qué estructuras sociales estamos hablando?

Tampoco descarta un futuro como el que plantea Metrópolis...

El sometimiento de la población, más horas de trabajo, el que no sirve eliminado sin piedad... ¿Vamos hacia eso? Puede ser.

¿De quién es el agua?

Del mundo, de todos. Un derecho fundamental convertido en un objeto más de mercadeo y comercio. Un bien muy disputado en zonas desérticas... Me viene a la cabeza Lawrence de Arabia y aquel plano del beduino en un pozo que ve avanzar al dueño, a Omar Sharif, y sabe que lo va a matar por beberse su agua.

¿Ha estado en el desierto?

Sí, en Egipto. Te alejas un kilómetro del Nilo y encuentras el paisaje lunar, la aridez y el silencio más absolutos. Te giras y ves una franja, un horizonte verde en esa cosa amarilla y terrible: es el agua, la vida. Creo que una de las razones de que la gente esté tan crispada en Madrid es por la escasez de agua; falta un río, una gran corriente.

Usted prefiere el huerto árabe al jardín inglés.

Es algo que me dijeron en Granada, sobre todo en el Albaicín, donde casi todos los árboles son frutales. Los árabes pensaban que un don escaso no se podía desperdiciar regando una cosa que no servía para comer; por eso hicieron huertos y no jardines.

¿Y los campos de golf?

No entenderé jamás lo de los campos de golf en este país; en el norte todavía, pero en Murcia o en Alicante me parece agua tirada, igual que los jardines y las piscinas.

¿Cree que se está perdiendo esa cultura del agua existente en el sur de España?

La valoras menos cuando solo has de abrir un grifo para tenerla.

¿Eso es lo que tenemos que recuperar, valorar las cosas?

Disfruto de un AVE Madrid-Barcelona que tarda dos horas y pico, y está muy bien, pero he de ser consciente de que puedo perderlo en cualquier momento, y la distancia con Barcelona seguirá siendo de 625 kilómetros. Hemos de valorar y cuidar lo que tenemos. No eternizarse en la ducha o no poner el lavavajillas a media carga.

No es usted nada optimista.

Cuando era niño estudiábamos el posible fin del petróleo y no había peor peligro que el comunismo. Nadie se planteaba la escasez de agua ni el terrorismo islámico. ¿Hacia dónde va la humanidad? Pues no lo sé, pero creo que las cosas están mal planteadas. Me preocupa mucho, por ejemplo, que sea más barato ir en avión de Valladolid a Pisa que a Barcelona.

Emilio Gutiérrez Caba asegura que el agua no se valora si solo hay que abrir un grifo para obtenerla
Emilio Gutiérrez Caba asegura que el agua no se valora si solo hay que abrir un grifo para obtenerlaALFREDO ARIAS

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