Openleaks: Filtraciones a la carta
Un grupo de disidentes de Wikileaks, entre ellos el 'número dos' de Julian Assange, abren una nueva web de filtraciones
El método: un ciudadano cuenta con un documento que por su relevancia quiere poner al alcance de tanta gente como sea posible; teclea la ruta www.openleaks.org y elige el medio de comunicación u organización que pueda acceder a la información durante "un tiempo de exclusividad" y publicarla si lo cree pertinente. Hasta ahí, el primer paso de una filtración a través de la plataforma Openleaks, web creada por un docena de personas y liderada por un grupo de disidentes de Wikileaks. Entre los cabecillas del proyecto está el alemán Daniel Domscheit-berg, ex portavoz y número dos de la organización que dirige el australiano Julian Assange.
Como el cazador cazado, una filtración en la Red del diseño de Openleaks obligó esta semana a su equipo a abrir a todos los públicos el nuevo site: "Algún impaciente ha posteado un pdf en cryptome.org en el que filtra el contenido de la web que aún estamos preparando" dice la primera entrada del apartado de Noticias de Openleaks. El nuevo portal de filtraciones trabaja ya, no obstante, en lo que llaman "fase alfa" del proyecto y que incluye a un grupo seleccionado de "medios, organizaciones y ONG" destinatarios de las filtraciones.
Un margen de exclusividad
Más sobre el método: "Si el medio elegido por la fuente [que filtra] no publica el documento durante el tiempo fijado", explicó recientemente a este diario Domscheit-berg, "será distribuido al resto de organizaciones que usan Openleaks". El objetivo de este proceso, continúa este informático alemán de 32 años, "es garantizar que la información filtrada vea siempre la luz". Esta filosofía fue la que precisamente alejó a Domscheit-berg y otros empleados de Wikileaks del rumbo marcado por Assange hasta su ruptura a finales del pasado mes de septiembre. Según argumentó entonces Domscheit-berg, otrora responsable también de las finanzas de Wikileaks desde Alemania, la fijación de Assange por documentos sobre Estados Unidos cortaba el paso a filtraciones sobre otras materias.
"Wikileaks se ha convertido en una organización demasiado centrada en una sola persona" manifestó Domscheit-berg en una entrevista para un documental emitido por la cadena sueca SVT. "Y una persona es mucho más débil que una organización". Domscheit-berg pone un ejemplo de lo que empieza a ser Openleaks, una suerte de web de filtraciones a la carta: "Imagina que quieres informar de un caso de corrupción en tu ciudad. A través de Openleaks podrás distribuir los documentos a todos los medios locales al mismo tiempo". Y bajo la condición de anonimato.
Tecnología para proteger a la fuente
Junto al informático alemán trabaja en la nueva plataforma de filtraciones el islandés de 25 años Herbert Snorrason, ex empleado también de Wikileaks muy crítico con la forma en la que Assange lleva el proyecto -a su marcha escribió en Twitter una de las frases que pronunció el australiano en una discusión: "Si tienes un problema conmigo, cabréate"-. "No pretendemos publicar los documentos directamente [como sí ha hecho Wikileaks a través de su web]" explica Snorrason para marcar distancias con su anterior empresa. "En lugar de eso, proveeremos a otras organizaciones y medios de la capacidad para recibirlos y publicarlos".
Pese a las discrepancias con Wikileaks, su filosofía, como reconoce este joven estudiante de Historia, es la misma: "El acceso extendido a la información es un beneficio para la sociedad. Las fuentes de filtraciones necesitan ser protegidas y estimuladas, y la tecnología nos da una buena forma para hacerlo".
Lo último sobre el método: ¿Cómo se financia? Al igual que Wikileaks, el nuevo proyecto de Domscheit-berg necesita, según explica en su web, donaciones para financiarse. Openleaks abre tres opciones para colaborar: una cuenta en la web de micropagos Flattr; embolsos a través de paysafecard, Ukash o WebMoney, y prestar alojamiento en la Red. También descarta una vía: PayPal, que cerró el grifo a Assange tras el Cablegate y, aseguran, no es de fiar.
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