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50 años de saber en un tomo

El escritor José Antonio Aspiazu presenta un libro que repasa el medio siglo de vida de la facultad de Empresariales de Mondragón

A finales de los años 50, los jóvenes de Oñati entraban a trabajar como aprendices en las fábricas con apenas 14 años y con pocas perspectivas reales de progresar profesionalmente. La pobre preparación técnica y cultural comenzó a preocupar a algunos oñatiarras con buena formación que desarrollaron las primeras iniciativas que culminarían en lo que actualmente se conoce como la facultad de Empresariales de Mondragón, que este año cumple su 50 aniversario y lo conmemora publicando Mirando al futuro desde la historia, un libro de José Antonio Aspiazu que repasa estas cinco décadas. "No se debe olvidar la historia", apuntó el escritor en la presentación.

Casi toda creación está antecedida por hechos previos que la presagian. En el caso de esta facultad, en el año 50 se inauguró la academia Ductor, que funcionó sin ningún tipo de ayuda oficial. Ocho años después, los trabajadores de las fábricas dispusieron de las aulas de la antigua universidad para aprender en horario nocturno conocimientos técnicos, de dibujo y de humanidades. Incluso, en 1959 se fundó el Centro Cultural de Oñati, pero de una manera bastante precaria, ya que las clases se impartían en el piso de un particular.

La idea de crear el centro fue del sacerdote José María Arizmendiarrieta
En los 60, los trabajadores de las fábricas estudiaron en horario nocturno

No obstante, la idea de establecer en Oñati un lugar para preparar a técnicos industriales se sitúa en 1960 y tiene al sacerdote José María Arizmendiarrieta como su máximo exponente. Sin embargo, las condiciones seguían sin ser las idóneas, ya que bajos o apartamentos fueron habilitados como aulas.

Pese a todo, la actividad académica había comenzado y, más allá del alto abandono escolar en aquella época, muchos alumnos pudieron incorporarse a la vecina Eskola de Mondragón. Para 1963, ya se habían consolidado tres centros de enseñanza en Oñati, entre los que se hallaba la Escuela Técnico Administrativa, que en 1973 se convertiría en la facultad de Empresariales.

La década de los 70 fue clave para consolidar el proyecto. A ello contribuyó el traslado a los terrenos de San Lorenzo y una nueva ley de educación que apoyaba la creación de nuevos centros culturales. Aunque fue una época conflictiva en lo político, los problemas fueron más rutinarios.

En los años 80, con la bonanza económica, los estudiantes comenzaron a trabajar en empresas de la zona y el centro intentó dar solución a inconvenientes como la localización de la universidad y el escaso alojamiento en Oñati. Una década después, la facultad amplió su espacio y algunos alumnos viajaron a Inglaterra para ampliar sus conocimientos, tratando de adaptarse a la pujanza de un mundo cada vez más global.

A partir de 1997, el centro obtuvo el reconocimiento oficial de Universidad de Mondragón y en 2002 inauguró un nuevo campus en Irún. El último hito se produjo hace dos semanas con la apertura de otro campus.

De izquierda a derecha, la alcaldesa de Oñati Lourdes Idoiaga, el decano de la facultad de Empresariales Lander Beloki y el escritor José Antonio Aspiazu, ayer en en San Sebastián en la presentación del libro 'Mirando al futuro desde la historia
De izquierda a derecha, la alcaldesa de Oñati Lourdes Idoiaga, el decano de la facultad de Empresariales Lander Beloki y el escritor José Antonio Aspiazu, ayer en en San Sebastián en la presentación del libro 'Mirando al futuro desde la historiaJAVIER HERNÁNDEZ

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