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China se mantiene firme en su exigencia a los países ricos de que hagan más contra el cambio climático

El Gobierno de Pekín defiende que cualquier acuerdo sobre las emisiones de gases contaminantes debe garantizar el desarrollo económico de las naciones menos avanzadas

Cuando la cumbre del cambio climático de Copenhague, el año pasado, finalizó con un resultado decepcionante por la incapacidad de los participantes de acordar un tratado vinculante para contener las emisiones de gases de efecto invernadero -responsables del calentamiento global -, muchos se volvieron hacia China y la acusaron de haber hecho descarrilar el proceso. Pekín rechazó las acusaciones, argumentó con los esfuerzos realizados y replicó de nuevo que la mayor responsabilidad corresponde a las naciones ricas, pues son estas las que han provocado principalmente el problema durante su proceso de industrialización.

Pero China -que en los últimos años ha superado a Estados Unidos como principal emisor de gases contaminantes- es consciente de los efectos devastadores que la subida de las temperaturas puede tener sobre su territorio y su población, y de las responsabilidades internacionales que debe asumir como una de las principales potencias del planeta.

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De ahí, que haya decidido acoger en Tianjin -ciudad portuaria en el este del país- una reunión preparatoria para intentar allanar el camino a la cumbre mundial del cambio climático que tendrá lugar en Cancún (México) a partir del 29 de noviembre. "China, como país anfitrión, espera contribuir de forma positiva a hacer avanzar el proceso de negociación", ha asegurado Xie Zhenhua, que dirige el equipo negociador chino. Un avance significativo sería el acuerdo de un borrador, que sea debatido en Cancún.

El encuentro, que comenzó el lunes pasado y finaliza el sábado, busca construir la confianza entre las naciones ricas y las menos desarrolladas, y limar las diferencias, en especial sobre los fondos de financiación para la lucha contra el cambio climático, las exigencias de mayor transparencia respecto a los compromisos de recorte de emisiones y la cuantía de las disminuciones ofrecidas por los países más avanzados.

Pero si Pekín ha mostrado un espíritu dialogante, al mismo tiempo ha dejado meridiano que su prioridad es continuar con el proceso de desarrollo económico, y que mantendrá firme su posición en algunos de los puntos claves que han conducido al bloqueo de las negociaciones con Estados Unidos y otros países ricos, como es la petición de que permita la verificación internacional de sus objetivos verdes. China se ha opuesto hasta ahora a cualquier tipo de inspección externa por razones de soberanía nacional.

Poco antes de la cumbre de Copenhague, Pekín -que se ha negado a aceptar cifras absolutas de reducción de emisiones- anunció el compromiso de recortar entre un 40% y un 45% para 2020 la intensidad de carbono -es decir, las emisiones de CO2 por unidad de PIB (Producto Interior Bruto)- respecto a 2005. Además, pretende que el 15% del consumo de energía primaria provenga de fuentes de origen no fósil, también para 2020, y contar con 40 millones de hectáreas adicionales de bosques.

El Protocolo de Kioto, que expira a finales de 2012, solo exige objetivos vinculantes de recorte de emisiones a cerca de 40 países industrializados. Estados Unidos quiere que China, India y Brasil los acepten en el nuevo tratado.

El consejero de Estado chino Dai Bingguo ha asegurado en Tianjin que cualquier tipo de acuerdo que se alcance debe garantizar el derecho al desarrollo de las naciones menos avanzadas. "Dado el estado de industrialización y urbanización aceleradas en que se encuentra China, la demanda de energía verá un crecimiento adicional razonable, por lo que nos enfrentamos a dificultades significativas para controlar las emisiones de gases invernadero", ha afirmado.

Dai ha recordado que, a pesar de que China es la segunda economía del mundo en tamaño tras Estados Unidos, en PIB per cápita ocupa aproximadamente el puesto 100. "El desarrollo económico, la disminución de la pobreza y la protección del clima deben ser considerados de forma coordinada". El consejero ha insistido en que los países ricos deben fijar objetivos y tomar el liderazgo en la reducción de las emisiones, y que es preciso establecer los mecanismos para proveer ayuda financiera y tecnológica a los menos avanzados para luchar contra el cambio climático.

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