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Inocente el joven que mató a su padre en Nochevieja en Sevilla

El jurado considera el suceso legítima defensa

El jurado popular ha declarado hoy inocente al hombre de 30 años acusado de matar a puñaladas a su padre en la Nochevieja de enero de 2007 en Alcalá de Guadaíra (Sevilla). El jurado, por unanimidad, ha aplicado las eximentes completas de legítima defensa y de miedo insuperable del joven, y ha considerado que el parentesco con la víctima no era una agravante.

El joven, para quien la fiscalía solicitaba ocho años de cárcel, relató en el juicio celebrado en la Audiencia de Sevilla cómo apuñaló dos veces a su padre cuando intentaba clavarle un cuchillo jamonero durante un enfrentamiento que se desencadenó porque el fallecido, Antonio D.G., un profesor de 57 años, encañonó con dos escopetas a su esposa y amenazó con matarla.

Según el relato de los hechos de la defensa, tras la cena de Nochevieja, el padre, que ya se había retirado a su dormitorio, decidió salir al jardín de la casa con tres escopetas para disparar "porque no soportaba los petardos que estaban tirando los vecinos".

A pesar de las peticiones de sus familiares, el fallecido, que sufría trastorno bipolar y había dejado de tomar parte de su medicación por decisión propia el verano anterior, no accedió a volver a la cama, por lo que se produjeron momentos de tensión entre él y su mujer, una vez que los demás se habían retirado.

Según su declaración, al escuchar ruidos en el salón, el hijo acudió y encontró a su padre encañonando a su madre con dos escopetas y afirmando que "la iba a matar", por lo que él cogió la tercera escopeta y consiguió que el hombre le siguiera hasta la cocina.

Una vez allí, al verse encañonado por su padre, el joven realizó dos disparos, que hirieron al padre en la mano y el costado. Entonces, el padre sacó una navaja de su bolsillo y dijo que "iba a matar a todos", por lo que el hijo cogió un cuchillo jamonero. Se produjo entonces un forcejeo en el que ambos terminaron en el suelo y el hijo acuchilló a su padre.

El joven afirmó que mantenía "buena" relación con su padre, aunque había momentos en que éste sufría depresiones y "no escuchaba a nadie", especialmente desde que había dejado parte del tratamiento médico que seguía y se había "obsesionado" por las armas, llegando a contar con más de una decena, además de cuchillos y navajas.

Por su parte, la Fiscalía argumentó que se puede exigir responsabilidad penal puesto que "falla el requisito de la proporcionalidad" para aplicar la legítima defensa, en concreto, afirma el fiscal, "en cuanto al modo en que se utilizan las armas en un momento concreto".

Según el representante del ministerio público, "no siempre que una persona recibe un ataque está facultada para matar a otro, y en este caso la defensa se podía haber producido afectando a otras partes no vitales del cuerpo del fallecido".

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