"Se me escapó, mamá"
Hacerse pis en la cama con frecuencia a partir de los cinco años no es normal. Es una enfermedad, la enuresis, que sufre el 22% de los niños en edad escolar. Hay tratamientos eficaces, pero sólo un 30% acude al pediatra
George Orwell, autor de 1984, o Michael Landon, aquel actor de La casa de la pradera, se hacían pis en la cama. Ni la literatura ni el cine ni, por supuesto, la calle han tratado bien a quienes sufren esta enfermedad llamada enuresis y que se define como "la pérdida involuntaria de orina por la noche a una edad socialmente inaceptable". Así la describe Venancio Martínez, pediatra de atención primaria en El Llano (Gijón). Es una cruz que afecta a un millón de escolares españoles de entre 5 y 15 años y al 1% de la población adulta. Aunque no lo parezca, esta es una de las enfermedades crónicas más frecuentes en la infancia.
Santiago García, jefe de la sección de pediatría en el hospital San Juan de Dios de Barcelona, hace una reflexión: "¿Por qué un niño diabético, que asiste a un campamento de verano, puede inyectarse insulina sin que nadie se meta con él y otro a su lado es objeto de burla e insultos si moja la cama? Ambos sufren una enfermedad y ambos se merecen el mismo respeto". Por eso ha decidido escribir un libro "con el testimonio de famosos", dice, bajo el título Yo también me hice pis en la cama.
Si no se ataja, los menores pierden autoestima y se sienten inseguros
Los padres suelen darle poca importancia a la enuresis y con frecuencia la ocultan. "A muchos les da vergüenza reconocerla. Creen que con paciencia, o quitándole hierro, llegará un día la solución", dice Rafael Espino, responsable de la unidad de endocrinología pediátrica del hospital de Valme de Sevilla. Espino, que lleva más de quince años estudiando la enuresis, añade: "La sociedad debería tomársela en serio. Esta es una enfermedad que incide negativamente, mucho más de lo que se cree, en la vida de las familias". Y les cuesta dinero, además. Más de 1.000 euros al año, según los expertos.
Cuando un niño moja la cama entre tres y cinco veces al mes a partir de los cinco años, ya se considera que sufre enuresis. Los reparos que los progenitores puedan tener para acudir al médico -apenas un 30% lo hace- sólo acarrean más problemas, además de retrasar la solución. Una solución que pasa por la sensibilización del entorno para que se tome en serio la enfermedad y por la consulta al pediatra.
El niño enurético -si no se aborda con normalidad su problema- termina por sufrir una pérdida de autoestima. Este menor acaba siendo presa fácil del sentimiento de culpa y de otros desarreglos psicológicos, como el miedo exacerbado y la inseguridad, explican los pediatras. La tendencia a ocultar su enfermedad y a evitar relacionarse con otros niños será una constante. También va a tener dificultades para conciliar el sueño y en los estudios. El fracaso escolar en estos casos es lo frecuente. Eso cree un 75% de los 1.124 pediatras encuestados para la elaboración del Libro Blanco La enuresis monosintomática primaria en España.
La publicación del citado Libro Blanco, hace un par de años, vino a "aclarar bastante", según Espino, el mapa español de la enuresis. Entre los datos que manejaron destaca ese 22% de niños en edad escolar que sufre la enfermedad, aunque sólo un 30%, según la mayoría de pediatras, está diagnosticado.
La enuresis tiene tratamiento eficaz y se cura en muy poco tiempo en la mayoría de los casos. "Por eso no es aceptable que un niño moje la cama durante años, con las secuelas que esto conlleva para él y su entorno", insiste Espino.
La predisposición genética a padecer enuresis existe. Son los enfermos que van a sufrirla con mayor "agresividad". También hay un 5% de enuréticos que lo son debido a infecciones o a problemas psiquiátricos, aunque no es lo normal. Lo normal es que un retraso en el proceso madurativo sea el origen del problema, coinciden los pediatras. Por eso las niñas la sufren la mitad que los niños: maduran antes. Tres son las claves que explican la aparición de la enuresis: una mayor generación de orina por la noche debido a un déficit en la producción de la hormona antidiurética (ADH), tener una vejiga más pequeña de lo normal y el sueño profundo.
Contra el "no despertarse", la ciencia dispone hoy día de sistemas de alarma que se colocan en la zona afectada y, a la menor humedad, ponen en funcionamiento el dispositivo despertando al niño para que vaya a orinar. También existen fármacos que son muy eficaces. Algunos, como la desmopresina, actúan rápidamente restringiendo la producción de orina por la noche, con lo que evitan que la vejiga se llene y la consiguiente necesidad de evacuar. Otras medidas terapéuticas que se basan en la argumentación positiva para crear nuevos hábitos que le ayuden a superar su situación están dando también buenos resultados. No obstante, una gran mayoría de pediatras (el 89%, según el Libro Blanco) creen que la terapia ideal es una combinación de todas ellas. Espino considera que sería conveniente explicarla en la escuela. Y advierte de que la violencia ejercida sobre el niño enurético siempre le aboca a seguir, toda la vida, mojando la cama.
Pautas para modificar la conducta
* Explicar al niño y a su familia el funcionamiento de los órganos y mecanismos que intervienen en la enuresis.
* Comprender que no hay culpables: lo normal es que se trate de un simple retraso en la maduración.
* Insistir en que no se debe reñir, castigar ni avergonzar al niño. Al contrario, hay que reforzar su autoestima.
* Intentar que sea el propio niño el que lleve la iniciativa en el proceso. La familia no debe despertar al niño por la noche, ni ponerle pañales, ni impedirle beber, ni prepararle el despertador...
* Reducir la ingesta de líquidos a partir de las siete de la tarde.
* Hacer un calendario con las 'noches secas' que tenga el niño.
* No se debería descuidar en ningún momento la consulta al pediatra, además de intentar llevar un seguimiento exhaustivo de todo el tratamiento.
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