Consultorio de Psicología Dr. Francisco Alonso-Fernández

La reacción de tristeza o introversión a las fiestas navideñas es mucho más frecuente de lo que se piensa. Oscila entre una amplia gama de sentimientos, desde la añoranza de seres queridos ausentes o fallecidos y la nostalgia de celebraciones anteriores felices hasta la amargura como contraste a la exaltación de la alegría que se respira en el ambiente, sin olvidar los registros de soledad o de falta de ilusiones presentes en el balance de vida anual o, incluso, el agravamiento de un estado depresivo latente debido al acortamiento del día o la debilitación de la luz solar.

La clave de convertir la Navidad en una fuente de pena puede residir, por tanto, en la biografía personal, en el entorno sociofamiliar, en la inclinación a cultivar el victimismo o el descenso anímico del perfil estaciona

El primer remedio contra esta reacción negativa es tratar de comprenderse a sí mismo identificando la motivación o el origen de la misma entre los factores anteriores. El segundo remedio es tratar de no modificar demasiado el horario cotidiano, sobre todo la hora de acostarse, y, al tiempo, fomentar la comunicación y el trato con amigos y familiares. También entregarse con más asiduidad a las actividades culturales o de evasión predilectas. El tercer remedio se encuentra en incrementar el ejercicio físico (andar o práctica deportiva) al aire libre, preferentemente al mediodía.

La cuarta pauta protectora consiste en corregir el descenso anímico invernal mediante un psicofármaco que actúe activando las catecolaminas cerebrales o regulando el sistema de la melatonina.

Se cuenta con la ventaja de que los cuatro recursos defensivos señalados son compatibles entre sí y, por tanto, pueden asociarse.

Francisco Alonso-Fernández es director del Instituto de Psiquiatría de Lengua Española. Su último libro es 'Las cuatro dimensiones del enfermo depresivo' (Instituto de España).