El pueblo sostenible
Gotarrendura, localidad de menos de 200 habitantes y cuna de santa Teresa, suma premios por su apuesta firme por las energías alternativas y el reciclaje. Sus habitantes están volcados
La tía Conce, de 71 años, asistió a un taller de reciclaje de bolsas de basura. Vio la posibilidad de convertirlas en hilos y se le ocurrió hacer ganchillo con ellos. Y en los siguientes carnavales se presentó con un traje elaborado con bolsas de hipermercado usadas. "No hemos encontrado referencias a que se haya hecho algo así en ningún otro lugar", explica el alcalde de Gotarrendura, Fernando Martín. En las siguientes Jornadas Ambientales de la localidad se ofreció un taller al respecto.
Los 190 habitantes de Gotarrendura se han sumado a la apuesta por la sostenibilidad de su equipo de gobierno como una forma de desarrollo, de riqueza y, sobre todo, de repoblación en una comarca -La Moraña, el área de colinas y praderas de cereales al norte de la provincia de Ávila- bastante olvidada pese a encontrarse a poco más de 100 kilómetros de Madrid.
La energía solar es por el momento la estrella del lugar, que se jacta de ser la localidad natal de Teresa de Jesús -aunque existe debate al respecto con la capital- y mantiene un palomar que la santa recibió en herencia. El pueblo tiene una subestación eléctrica que afea el paisaje, y se decidió hacer del problema virtud aportando energía a la red que pasa por allí mismo. Hay una granja solar en funcionamiento, que da empleo a tres personas; el Ayuntamiento facilitó la instalación de las empresas. Otras cuatro se abrirán en los próximos meses, una de ellas en terrenos municipales. Ésta rendirá a las arcas del Ayuntamiento 1.000 euros anuales como mínimo por cada una de las seis hectáreas que ocupa.
Aunque la estrella es un proyecto, de próxima aprobación, de 150 hectáreas de placas termosolares. "Mientras que la rentabilidad del cereal apenas llega a los 200 euros por hectárea anual, el proyecto contempla arrendar a 1.000 euros la hectárea durante 50 años, con revisión anual del IPC", explica Martín. Además, el agua caliente que genera el vapor para producir electricidad en este tipo de centrales puede emplearse en su enfriamiento por otro tipo de industrias paralelas, como la de reciclado de purines. Se trabaja por un polígono industrial en torno a esa planta, que vendría a tener un coste de un millón de euros.
También hay placas solares en el tejado del albergue de peregrinos que acaban de construir, recuperando las técnicas tradicionales de la zona de construcción en adobe. Además de calentar el agua del edificio, las han conectado a la red eléctrica y calculan que rente unos 200 euros mensuales, con los que pagarían una parte del sueldo de un peón que sería el primer empleado a tiempo completo del pueblo. Según la teniente de alcalde, Yolanda de Juan, "tener una persona para limpiar las calles, soterrar los cables, cuidar el albergue y hacer las pequeñas tareas de mantenimiento ya supone una diferencia en un pueblo como éste". Ni Yolanda, agricultora y ganadera, ni Fernando, técnico de seguros, pueden dedicar al Ayuntamiento más que las horas que roban a su tiempo libre.
Pero les cunde bastante. Casi cada mes, el pueblo organiza un festejo cultural, ayudado por las ocho asociaciones locales; también han acogido eventos como una escuela para alcaldes de Castilla y León, en el que se debatían iniciativas ecológicas, y han sido el primer pueblo de la comunidad en encargar un proyecto de eficiencia energética en vías públicas, en colaboración con la Universidad de Béjar, con el fin de optimizar el consumo eléctrico.
Fernando anda ahora muy empeñado, en particular, en la promoción de la construcción con adobe. "No es un material homologado aún por la Administración, pero es el tradicional aquí, y sus ventajas son evidentes. El aislamiento técnico y acústico, dado el grosor de los muros, es óptimo, y el coste de los materiales, mínimo. No genera residuos y se puede reutilizar", detalla el alcalde. Y tienen pruebas de su durabilidad: el palomar de santa Teresa, construido con adobe, sigue en pie.
A través de Internet entró en contacto con ellos la Universidad de Lima, ya que en Perú este material se emplea con frecuencia debido a su bajo coste y su resistencia a los movimientos sísmicos. Ahora, con su asesoría, van a construir con adobe unas viviendas de protección oficial para las que ya tienen subvenciones, y ambicionan crear un Centro de Investigación del Adobe aprovechando alguna otra ayuda para I+D+i.
La conversación con el equipo de gobierno de Gotarrendura es un torbellino de ideas. Tienen cursos de elaboración de alimentos tradicionales de la comarca; cuentan con un proyecto de viabilidad favorable para instalar una fábrica de cerveza aprovechando la producción de cebada de la zona; talleres varios...
La hiperactividad de esta villa ya ha merecido varios reconocimientos. Con los 60.000 euros que les otorgó la Fundación Villalar, en un galardón para iniciativas que favorezcan el crecimiento demográfico en Castilla y León, se rehízo la vieja casa del maestro, respetando fachada y suelos originales, para construir el albergue. Éste, a su vez, mereció este año el I Premio IDEA a la Eficiencia Energética del Ministerio de Industria, en la categoría de Edificación Sostenible. El importe del premio debe dedicarse a actuaciones de eficiencia energética. Una cosa va llevando a otra. "Pero un pueblo solo no puede salir adelante, y necesitamos que la comarca crezca en su conjunto. No nos importa dar consejos ni echar tiempo en otros pueblos", afirma Martín.
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