Holanda prohíbe el movimiento 'okupa'
Instalarse sin permiso, en grupo y con violencia en un edificio abandonado conllevará penas de casi tres años de cárcel
Décadas de tolerancia con el movimiento okupa han llegado a su fin en Holanda. Por amplia mayoría, el Parlamento ha aprobado una ley que castiga con la cárcel la ocupación ilegal de edificios vacíos. A partir de ahora, instalarse en un inmueble sin contar con el correspondiente contrato acarreará un año de encierro. Si la ocupación se efectúa con violencia e intimidación, la pena puede ascender a dos años. Y hasta dos años y ocho meses si los alborotadores actúan en grupo. Los okupas podrán ser arrestados incluso cuando ya vivan en la casa.
Sancionada con los votos a favor de democristianos, liberales de derecha, calvinistas y la derecha radical, la llegada de la nueva norma provocó un tumulto sin precedentes dentro y fuera de la Cámara. Tal fue el griterío, que la sesión tuvo que suspenderse. Entretanto, en la calle, un nutrido grupo de manifestantes montó tiendas de campaña al grito de Tenemos derecho a una vivienda digna. Paradójicamente, el ministro de Vivienda, el socialdemócrata Eberhard van der Laan, se oponía a la prohibición. Como el resto de su partido, la consideraba impracticable por la dificultad de expulsar a estos inquilinos no deseados. Por otra parte, el lema de los manifestantes figura como un principio esencial en todas las constituciones democráticas, incluida la holandesa.
Para la mayoría del Parlamento, sin embargo, poco queda ya del espíritu reivindicativo de hace tres décadas. Entonces, apropiarse de casas deshabitadas era una crítica contra la especulación inmobiliaria. Hoy, la policía reporta episodios de violencia, marginación y tráfico de drogas en el mismo entorno. Con todo, tanto los agentes como los ayuntamientos han advertido de que será muy difícil echar a vecinos con años de ocupación a sus espaldas. Sobre todo si se trata de Amsterdam, donde el movimiento disfruta de un halo especial.
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