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Cómo abastecer a los astronautas de oxígeno y alimentos en ruta

La Universidad Autónoma de Barcelona recrea un ecosistema que producirá elementos esenciales para los viajes espaciales

Las misiones espaciales tripuladas de larga duración son actualmente inviables, en parte, por la necesidad de grandes cantidades de alimentos y oxígeno. Por ejemplo, para un viaje a Marte de unos mil días, haría falta una carga mínima de 30 toneladas de víveres y oxígeno. Para solventar este grave problema, se puesto en marcha, en la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), la planta piloto Melissa, que recrea un ecosistema artificial que permite generar oxígeno, agua y alimentos vegetales a partir del reciclaje de los residuos orgánicos, la orina, las heces y el CO2 producidos por la tripulación de una nave espacial. Melissa, siglas en inglés de Sistema Alternativo de Soporte Microbiológico, es la única instalación de estas características que existe en Europa y fue inaugurada ayer por el director de la Agencia Espacial Europea (ESA), Jean-Jacques Dordain, y la ministra de Ciencia e Innovación, Cristina Garmedia.

La planta piloto se compone de cuatro procesos diferentes, formados por cuatro biorreactores, que funcionan como un circuito cerrado. En los dos primeros, los residuos orgánicos se descomponen en formas elementales, como el CO2, el amoniaco o los ácidos grasos volátiles. En el tercero, se convierte el amoniaco en nitratos, que será utilizado como alimento para las plantas, que se cultivan en la cuarta fase. En este último paso, se ha recreado el ecosistema de un lago, donde crecen algas y vegetales, como las lechugas. Ellas se encargan de recoger el CO2 y convertirlo en oxígeno, de limpiar el agua de nitratos y son, al mismo tiempo, alimento para la tripulación. De esta forma, el círculo se cierra y se reinicia el proceso de recuperación y reciclaje.

En la prueba piloto, que se está realizando en la Escuela de Ingeniería de la UAB, actualmente se utilizan 40 ratas, el equivalente a una persona tanto a nivel de consumo de oxígeno como de producción de CO2. Está previsto que en un futuro se construyan unas instalaciones más grandes donde se pueda experimentar con humanos, aunque su ubicación aún está por definir.

El objetivo final Melissa es demostrar que este sistema de obtención de oxígeno y alimentos es viable. Entonces, se llevará a cabo la construcción del prototipo espacial, hecho con materiales mucho más pequeños y ligeros de los que actualmente usan en la Autónoma de Barcelona.

Melissa es un proyecto europeo y de Canadá, coordinado por la Agencia Espacial Europea, que nació en 1989. La planta piloto de la UAB se comenzó a construir en 1995.

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