"La Iglesia no quiere imponer la moral católica"
Los obispos eligen entre Blázquez y Rouco para dirigir la jerarquía católica española con un ojo puesto en las elecciones
El presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Ricardo Blázquez, ha evitado cualquier alusión directa a la situación política en su discurso de inauguración de la asamblea plenaria del organismo que lidera y que debe concluir mañana con la elección de un nuevo cabeza de la jerarquía católica en España. Rodeado de una enorme expectación, con micrófonos sobre la mesa de una decena de cadenas de televisión y radio (y retransmisión en directo a través de Internet, por primera vez en la historia), Blázquez ha evitado hablar en primera persona, citando en la mayor parte de su intervención fragmentos de encíclicas y conferencias del Papa, ha repasado el origen de la CEE, ha enfatizado la importancia de la Esperanza en la fe.
"La iglesia no quiere imponer la fe cristiana ni la moral católica", ha dicho Blázquez quien, siempre parafraseando al Papa, ha recordado que los conflictos políticos se pueden dirimir de "manera razonable".
Tras el presidente de la CEE, ha tomado la palabra el nuncio (embajador) del Papa en España, el arzobispo portugués Manuel Monteiro de Castro quien ha recorardo la amenaza del relativismo, el agnosticismo y el ateismo para el proceso de evangelización.
Estrategia política
A nadie se el escapa la importancia estratégica y política del proceso electoral que hoy y mañana vive la cúpula católica española tras las desavenencias vividas entre los obispos y el Gobierno del PSOE a lo largo de una legislatura que también toca a su fin.
Blázquez deberá conseguir la mayoría absoluta de los miembros presentes en la Asamblea Plenaria para poder ser reelegido en su cargo por un segundo trienio sucesivo, según consta en los estatutos del Episcopado.
Su principal rival es su predecesor en ese mismo cargo: el cardenal de Madrid, Antonio María Rouco Varela, quien representa el ala conservadora de la jerarquía católica española, mucho más beligerante con el Gobierno de Zapatero.
Los tres años que ha estado al frente de la Casa de la Iglesia, Blázquez ha mantenido un tono conciliador y dialogante, aunque no han faltado las críticas al Gobierno, fundamentalmente en lo referente a las leyes de Educación, Reproducción Asistida, Matrimonio Homosexual, Biomedicina y Memoria Histórica, según ha quedado reflejado en sus seis discursos ante las Asambleas Plenarias, donde tampoco han quedado fuera temas como el acuerdo de financiación de la Iglesia o el terrorismo, pero sí alusiones directas a la unidad de España.
Un total de 78 personas (76 obispos, el administrador diocesano de Osma-Soria y el ordinario castrense) deberán ejercer su derecho al voto. Mañana a mediodía se conocerá el nombre del nuevo presidente de la Casa de la Iglesia española para los próximos tres años.
La influencia de los políticos
El Gobierno de Zapatero, que según los sondeos renovará el poder tras las elecciones, puede influir directamente en la decisión que los obispos tomen. Así, podría ser que los obispos se decidieran por la continuidad de Blázquez teniendo en cuenta que sus relaciones son más fluidas con el Ejecutivo actual. El cardenal Rouco, al que los pronósticos daban como ganador, sería así sacrificado en aras de esa nueva perspectiva.
Monseñor Blázquez está al frente de los obispos desde marzo de 2005. Fue elegido en la tercera votación con 40 de los 76 votos emitidos y sucedió al cardenal arzobispo de Madrid, monseñor Antonio María Rouco Varela, quien se quedo a un voto (51 de los 52 que necesitaba) para una tercera reelección. Rouco Varela había sido presidente del Episcopado desde marzo de 1999.
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