"No hay por qué elegir entre crecimiento y contaminación"
El ex vicepresidente estadounidense ha sacudido al mundo con su denuncia sobre el cambio climático. Cree que, tarde o temprano, EE UU y China también entenderán el problema
Al Gore habla pausado y rotundo. "El calentamiento global es la amenaza más grave a la que jamás se ha enfrentado la civilización", es su primera frase de la entrevista. El ex vicepresidente de Estados Unidos, tras su polémica derrota en las elecciones de 2000, ha convertido la lucha contra el cambio climático en el motor de su vida. Al Gore ha contribuido a que el tema esté tanto en la mesa de los gobernantes como en las conversaciones de la gente. Todo ello, gracias a su documental Una verdad incómoda, con el que ganó dos oscars y que ahora ha sido editado como libro por Gedisa. La entrevista ha sido realizada por teléfono, y Al Gore suena amable desde California.
TIERRA. ¿A qué nos enfrentamos con el cambio climático? Mucha gente piensa que el calentamiento global sólo supondrá un par de grados más, veranos más largos e inviernos más cortos. Y si es así, no parece tan grave.
AL GORE. El calentamiento global es la amenaza más grave a la que jamás se ha enfrentado la civilización. La comunidad científi ca ha advertido por unanimidad de que tenemos que actuar para frenar la acumulación de esta contaminación de efecto invernadero en la atmósfera. Ya vemos que el aumento de temperaturas seca el suelo más rápidamente que antes, y que está la amenaza de que suba el nivel del mar mucho más si Groenlandia se desestabiliza. La ola de calor de 2003, que mató a miles de personas en Europa, es un signo de lo que podría ser cada vez más frecuente si no actuamos.
T. Dice que el cambio climático es la mayor amenaza. ¿Y el sida, la malaria, el agua contaminada? ¿Por qué un africano debería preocuparse por el calentamiento global? ¿No es ésta una preocupación de países ricos? A. G . Todas esas materias que menciona empeorarán con la crisis climática. Los países pobres de África tendrán muchos problemas enfrentándose al cambio climático. Además, si solucionamos la crisis climática será más fácil encontrar las otras soluciones.
T . ¿Por ejemplo?
A. G. Las enfermedades tropicales como la malaria se extenderán con el cambio climático. Hay muchas razones para ello. Por ejemplo, los mosquitos que la transmiten llegarán a mayores altitudes y latitudes y se reproducirán más rápidamente en climas cálidos. Así que el esfuerzo para frenar estas enfermedades será más sencillo si se frena el cambio climático. Además, algunas de las soluciones contra el calentamiento obligarán a esfuerzos de cooperación entre los países ricos y pobres. Los primeros deberán destinar más recursos en los países pobres para, por ejemplo, plantar árboles.
T . ¿Puede el cambio climático convertirse en una fuente de confl ictos a medio plazo?
A. G. Claro que el calentamiento global será una fuente de confl ictos y empeorará otros. Ya está ocurriendo, lo que complica otros problemas. Por ejemplo, en la región subsahariana la desa parición del lago Chad ha desplazado a miles de refugiados climáticos. Con el descenso de lluvias en el oeste de Sudán, se ha hecho más difícil solucionar el horrible problema del genocidio en Darfur. Es cierto que éste es un confl icto de naturaleza política, pero se ha complicado por el cambio climático, que desde hace décadas asuela la región. Si tenemos decenas de millones de refugiados en el mundo, acabará afectando a los sistemas políticos.
T. ¿Por qué hay aún tantos escépticos? ¿Es que los grupos de presión que cuestionan la existencia del calentamiento han hecho muy bien su trabajo, o es que no es un problema tan grande?
A. G. Si alguien piensa que éste es un problema que empezará en las próximas décadas, está equivocado. El calentamiento está ocurriendo ya. Pero creo que hay una mezcla de los dos factores que menciona. Algunas de las grandes industrias contaminantes han gastado millones de dólares para convencer de forma intencionada a la gente de que no existe el calentamiento global. Además, creo que todos tenemos una tendencia natural a creer que los problemas serios no son reales. Deseamos que desaparezcan mágicamente. Creo también que la tarea de confusión de los lobbies ha funcionado especialmente bien porque han conectado con el deseo de mucha gente de que el problema no exista. Yo mismo desearía que el calentamiento global no fuese real, y ojalá llevase 30 años equivocado. Sin embargo, la comunidad científi ca nos dice que es verdad, que existe. Puede ser una verdad incómoda, pero es verdad. Cuanto antes lo reconozcamos y respondamos, mejor nos irá.
T. El deshielo del Ártico ha comenzado. Cuando se funde el hielo, el agua absorbe más calor y funde, a su vez, más hielo. Como en este caso, ya hay varios mecanismos paralelos en marcha que aceleran el calentamiento. ¿Es aún posible frenarlos o debemos simplemente intentar adaptarnos a él?
A. G . Creo que sería un error centrarse sólo en la adaptación. Si no frenamos la crisis climática o la emisión de gases de efecto invernadero, no habrá forma de adaptarse.
T . Actualmente, un estadounidense medio emite unas veinte tone- ladas de CO2 al año, y un europeo, unas diez. Pero a medio plazo, para estabilizar la concentración de CO2 en la atmósfera habría que ir a unas emisiones de cinco toneladas por persona al año. ¿Se puede lograr sin que eso suponga una enorme crisis económica mundial?
A. G. Es un error pensar que la reducción de CO2 tiene que suponer un freno en la actividad económica, porque la mayoría de los cambios que se requieren habría que emprenderlos antes o después de una manera u otra. El hecho es que la polución es un residuo, y cuando reducimos los residuos nuestras economías se hacen más efi cientes.
T . Pero para reducir estas emisiones ¿será necesaria una revolución en nuestra vida diaria? Me refi ero a dejar el coche en casa, rebajar el aire acondicionado?
A. G. No tiene por qué ser así. Depende de cómo lo hagamos. Si el metro y el tren estuvieran más extendidos, yo preferiría tomarlos antes que meterme en un atasco. Con una arquitectura más efi ciente se reduce el gasto de aire acondicionado sin calentar las casas, y creo que la gente lo preferiría. Hay formas de reducir el consumo de energía sin mermar el bienestar. Por el camino correcto mejoraremos nuestros ingresos, a la vez que reduciremos la contaminación.
T. La lucha contra el cambio climático necesitará subidas de impuestos y medidas impopulares. ¿Cree que la gente estará dispuesta a sumirlas, a pagar más por la electricidad o la gasolina?
A. G. Apoyo la reducción de impuestos para empleos y negocios y su sustitución por tasas contra la contaminación. De esta forma, el resultado global no sería impuestos más altos, sino distintas tasas que desincentivarían la contaminación y mejorarían el empleo y la productividad.
T. En Estados Unidos, el Tribunal Supremo acaba de sentenciar que la Administración de Bush debe controlar la emisión de gases de efecto invernadero. ¿Cree que eso supondrá que Estados Unidos se unirá fi nalmente a la lucha contra el calentamiento, a pesar del actual Gobierno?
A. G. La del Supremo es una decisión importante que marca un paso importante en la dirección correcta, pero lamentablemente no signifi ca que la Administración de Bush vaya a cambiar de un día para otro. Signifi ca que tienen más presión para hacerlo, y es un signo de que vendrán otros cambios. Tendremos un nuevo presidente en dos años, y es probable que el nuevo mandatario esté más comprometido con la crisis climática.
T . ¿Con independencia de que sea republicano o demócrata?
A. G. Exacto.
T . ¿Puede ser Al Gore ese nuevo presidente?
A. G . No he hecho planes para luchar, de nuevo, por la presidencia. Estoy en otra batalla: convencer a la gente para que ayude en esta crisis climática, que es algo muy urgente.
T . El otro día, un experto en economía y cambio climático me dijo "Bush es irrelevante", y que Estados Unidos se unirá a la lucha contra el cambio climático.
A. G. Creo que tiene razón, pero no diría que Bush es irrelevante porque ya ha retrasado la decisión de Estados Unidos de unirse a esta lucha. Creo que dentro de unos años miraremos atrás y la veremos [la decisión de Bush] como una aberración. Pero le advierto de que Bush no es mi objetivo. Somos un país enorme, y tradicionalmente hemos tenido un uso de la energía mucho más intenso que en Europa. Nuestros líderes, en los últimos seis años, se han dedicado a convencer a la gente de que el problema no es tal. Pero aunque el Gobierno nacional no ha cambiado, muchos Estados y ciudades lo han hecho. Hay un movimiento ciudadano.
T. Incluso muchas multinacionales en Estados Unidos se están volviendo verdes. ¿Es sólo mercadotecnia, o realmente se pueden combinar los benefi cios con la lucha al calentamiento?
A. G. Muchas empresas se han dado cuenta de que reducir la contaminación mejora la productividad; unas quieren ser reconocidas como responsables; otras tienen que cumplir con el Protocolo de Kioto fuera de Estados Unidos y han visto que pueden rebajar sus emisiones mejorando su negocio. Ahora quieren hacer eso en Estados Unidos.
T. El Protocolo de Kioto termina en 2012 y, aunque se cumpla, la reducción de emisiones habrá sido mínima. Y después ¿qué?
A. G. Necesitamos un tratado más fuerte aún que el de Kioto. Pienso que debería empezar en 2010 y no en 2012.
T. Hace unos meses visitó España, y se reunió con el presidente Zapatero. España ha sido un país con un crecimiento económico muy grande en los últimos 15 años, y sus emisiones han crecido más de un 50% desde 1990. Muchos países emergentes ponen a España como ejemplo de que el Protocolo de Kioto no se puede cumplir sin ahogar el crecimiento. ¿Qué impresión se llevó del Gobierno español?
A. G. Mi impresión es que los líderes en España están comprometidos en mejorar la economía y, a la vez, reducir la contaminación. No creo que haya que elegir entre crecimiento y contaminación. Hay formas de reducir la polución y mejorar la economía.
T . ¿Qué más da lo que España haga si China tiene abundantes yacimientos de carbón, los van a quemar todos y en 30 años superará a Estados Unidos como el principal emisor mundial sin estar sujeto a ninguna restricción?
A. G . Cada nación tiene que ser parte de la solución. Cuantas más naciones se unan para solucionar la crisis, más se presionará a China y a todos los que, como Estados Unidos, no son parte de la solución. Tarde o temprano todos, incluso Estados Unidos, entrarán en la lucha.
T . ¿Cree que después del último informe del Panel Intergubernamental de Cambio Climático, que culpa al hombre del calentamiento, seguirá habiendo dudas? ¿O cree que 2007 será considerado el año en que se zanjaron las dudas, gracias también a su película?
A. G. Espero, y hay buenas razones para pensar que será así, y creo que 2007 será recordado. Pero soy cauto al hacer esas predicciones, porque he conocido momentos pasados en los que la conciencia ciudadana crece y luego desaparece de golpe. De todas formas, no creo que ocurra esta vez, porque pienso que el movimiento a favor de la solución es muy fuerte.
T. ¿Apostaría por la energía nuclear para reducir las emisiones de CO2?
A. G . No me opongo automáticamente a la energía nuclear, pero soy muy escéptico con que vaya a jugar un papel relevante en la reducción de gases de efecto invernadero. Construir un reactor cuesta un tiempo enorme, y hay una serie de problemas que no son imaginarios. De todas formas, en algún país puede tener su importancia, pero no creo que a escala mundial la energía nuclear vaya a tener un papel importante.
T . Un grupo de presión denunció que su casa consume mucha más electricidad que un hogar medio de Estados Unidos, a pesar de sus llamamientos a favor del ahorro y la efi ciencia.
A. G . Fue un grupo que niega que exista el calentamiento. Sacó un informe manipulado en el que ocultaba que pagamos más para conseguir energía verde de aerogeneradores, que no liberan CO2. Malinterpretaron eso de forma injusta. Estamos en mitad de una instalación de paneles solares fotovoltaicos. Fue un informe muy desafortunado e injusto.
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