Las encuestas conceden una victoria ajustada al 'sí' en el referéndum sobre el aborto en Portugal
Actualmente la ley lusa establece penas de 2 a 8 años de cárcel para mujeres y médicos por un aborto ilegal
El primer ministro luso, el socialista José Sócrates, ha animado hoy portugueses a votar y acabar con el aborto clandestino en el último día de la campaña para el referéndum del domingo, mientras las encuestas otorgan una victoria del sí bastante ajustada. Según los últimos sondeos publicados hoy, el sí obtendría entre el 53,1 y el 58,7% de votos mientras el no se quedaría entre el 33 y el 46,9 %, magnitudes poco sólidas para comentaristas de diferentes medios por la cuestionada fiabilidad de las encuestas en otras votaciones.
Ante este panorama y en el epílogo de su empeño personal por conseguir la despenalización del aborto, Sócrates ha hecho una breve declaración en vídeo en la que quemó el último cartucho para ganar la consulta, amenazada también por la posibilidad de que una abstención superior al 50% la invalide. En su mensaje ha vuelto a pedir apoyo para garantizar la salud y la dignidad femenina y cambiar la actual legislación de 1984, que establece penas de 2 a 8 años de cárcel para mujeres y médicos por un aborto ilegal.
Preocupación por la abstención
En aparente alusión a la politización que finalmente ha sufrido la campaña, pese a que formalmente no participaban en ella los principales partidos, Sócrates ha subrayado que no ha participado para ganar a nadie sino para derrotar al aborto clandestino. Ese mismo objetivo falló en otro referéndum sobre la misma cuestión celebrado en 1998, cuando el no obtuvo algo más del 50% y la abstención sobrepasó el 68% y anuló la consulta.
En esta ocasión los abstencionistas parecen también una fuerza poderosa y, aunque han perdido fuelle, las encuestas les otorgan porcentajes del 40,5 al 44,8%, no muy lejos de la fatídica mitad del electorado que echaría por tierra todo el proceso. El primer ministro ha anunciado, no obstante, que en caso de que gane el sí, aunque la abstención invalide el referéndum, sacará la ley del aborto aprovechando la mayoría absoluta que tiene el Partido Socialista en el Parlamento.
En un país de tanto arraigo católico como Portugal Sócrates intentó escapar al debate moral sobre la vida del feto y se centró en la necesidad de acabar con los peligros del aborto en condiciones ilegales y cerrar la puerta a que las mujeres y los médicos puedan ir a la cárcel. Pero las plataformas cívicas y de orientación cristiana contrarias al aborto no han dejado de hacer campaña "en defensa de la vida" y alertar de que la nueva ley aumentará el número de interrupciones del embarazo y lucrará a las clínicas privadas.
Actualmente el aborto está permitido en Portugal en casos específicos como la violación o el riesgo para la salud de la madre y, aunque incluye también los daños psicológicos, en la práctica los médicos portugueses, cuyo código deontológico en vigor es aún más rígido que la ley, no lo practican. Dentro de su propio gremio se esgrimen explicaciones que van del miedo a la hipocresía o la ética estricta, pero lo cierto es que apenas se realizan mil abortos legales al año en Portugal mientras se calcula que varias decenas de miles de portuguesas abortan de forma clandestina o en clínicas de la vecina España.
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