Benedicto XVI denuncia en su primer Sínodo de Obispos "el destierro de Dios de la vida pública"
La asamblea reflexionará sobre la eucaristía y su ceremonial y se prolongará hasta el 23 de octubre
Benedicto XVI ha abierto hoy el XXI Sínodo de los Obispos, el primero de su pontificado, oficiando una misa solemne en la basílica de San Pedro del Vaticano. Durante la homilía, el Papa ha dicho que "cuando Dios es desterrado de la vida pública" y sólo se le admite como "cosa privada" no hay tolerancia, sino "hipocresía". La asamblea está dedicada a la eucaristía y su ceremonial y se prolongará hasta el próximo 23 de octubre.
"Queremos poseer el mundo y nuestra vida de manera ilimitada. Dios es un obstáculo y, o bien se hace de Él una simple frase devota, o se le niega todo, desterrándolo de la vida pública, perdiendo todo su significado. La tolerancia que sólo admite a Dios como opinión privada pero rechaza el dominio público, la realidad del mundo y de nuestra vida no es tolerancia, sino hipocresía", ha manifestado el Papa.
El pontífice ha declarado también que "donde el hombre es único dueño del mundo y propietario de sí mismo no puede existir justicia" y que "se puede echar a Dios de la viña y asesinarlo para gozar en solitario de los frutos que da la tierra, pero que esa tierra pronto será un terreno yermo". Benedicto XVI ha advertido además de que el juicio de Dios "también nos atañe a nosotros, a la Iglesia en Europa, a Europa y a Occidente en general".
El Papa ha abierto hoy el XXI Sínodo de los Obispos -que tiene como lema "La Eucaristía fuente y culminación de la vida y de la misión de la Iglesia" y en el que se reflexionará sobre ese sacramento y su ceremonial- con una misa solemne en la basílica de San Pedro, que concelebró con 55 cardenales, siete patriarcas, 59 arzobispos, 123 obispos y 40 presbíteros. En esta asamblea participan 256 prelados de 118 países.
De los 256 padres sinodales, elegidos en su mayor parte por las conferencias episcopales, 40 han sido nombrados por Benedicto XVI. Entre los asistentes se encuentran 55 cardenales, ocho patriarcas, 82 arzobispos, 123 obispos, 36 presidentes de las conferencias episcopales y 12 religiosos. De Europa son 95 prelados, de América 59, de África 50, de Asia 44 y de Oceanía 8. El sínodo durará hasta el 23 de octubre, día en que será clausurado por Benedicto XVI, que en esa misma jornada cerrará el Año de la Eucaristía que celebra en 2005 la Iglesia y proclamará cinco nuevos santos, entre ellos el chileno Alberto Hurtado Cruchaga.
En un principio estaba previsto que esta reunión de obispos se prolongase hasta el 29 de octubre, pero Benedicto XVI la acortó en un semana para que los obispos no estuvieran demasiado tiempo fuera de sus diócesis. Entre las novedades destaca el que todo los días al término de la sesión los asistentes mantendrán durante una hora un debate libre. En comparación con otras asambleas, en esta se ha doblado el número de representantes ecuménicos, pasando de seis a doce. No participan los cuatro obispos católicos chinos invitados, debido a la oposición de las autoridades de Pekín.
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