El misterio de la Luna obesa

La Luna salió anoche a las 22.49 y ha estado en el firmamento hasta las 6.28, hasta apenas veinte minutos antes de que la sustituyera el sol rayando el horizonte. Y poco después de asomarse y antes de esconderse, "cuelga del cielo" como un enorme globo hinchado, mucho más grande de lo habitual. El hecho científico es que, un día después del solsticio de verano, el satélite terrestre se muestra en su punto "más bajo" del horizonte en 18 años y en fase de luna llena; pero los motivos por los que ante nuestros ojos aparece románticamente gorda mientras que en las fotografías lucirá decepcionantemente canija siguen siendo un misterio.

Y es que, si hacemos el experimento de fotografiarla en todo su recorrido, en secuencias por ejemplo de media hora, se observa que en las imágenes la Luna tiene más o menos el mismo tamaño en todas. Es lo normal, puesto que la distancia respecto a la Tierra no varía en una proporción tan abultada como la que nuestros ojos nos quieren hacer creer. Porque en efecto, a pelo, la Luna en el momento de salir y esconderse aparece enorme, casi como si se estuviera desplomando sobre el planeta. Hoy, en concreto, se ve la más grande desde 1987.

¿Por qué? Según explica la NASA en su página de Internet, dado que el Sol y la Luna llena se encuentran en lados opuestos del firmamento, y en verano es bien sabido que el astro se halla en su punto más alto, el satélite deberá estar pues en el más bajo. Esta semana la Luna llena coincide casi con el solsticio de verano (la cumbre de la escalada solar), así que para qué pedir más. Como dice la NASA, la ilusión lunar está servida.

Los que han mirado esta noche hacia arriba han visto la Luna porque los rayos de luz solar que refleja el satélite convergen para formar una imagen lechosa de 0,15 milímetros de diámetro en la parte posterior de nuestros ojos. Eso no cambia esté alta o baja. Entonces ¿por qué a veces parece más grande? Ese misterio científico aún está por aclarar.

Para explicarnos la ilusión, la NASA la compara con una similar descubierta en 1913 por Mario Ponzo. Imaginemos un lápiz ya gastado, de sólo cinco centímetros de largo. Ahora imaginemos que tenemos dos de éstos, y una fotografía bien grande de una vía de tren, en concreto de un trecho recto de vía en el que los raíles se pierden en el horizonte. Coloquemos una de las barras entre los dos raíles, en perpendicular a ellos, en la parte inferior de la foto; y el otro en una posición similar pero más arriba de la imagen, donde los raíles ya parecen acercarse el uno al otro para converger en un sólo punto en el horizonte. El primer lápiz parece más pequeño que el otro porque no alcanza a tocar en sus extremos los raíles sobre los que está, mientras que, por efecto de la perspectiva, el otro no sólo los alcanza sino que los sobrepasa.

Algunos científicos creen que la ilusión lunar tiene lugar por motivos similares. Cuando la Luna está en lo alto del cielo, sólo tiene cielo negro y estrellas alrededor, mientras que al salir y esconderse aparece rodeada por los objetos que pueblan el horizonte (árboles, casas, etcétera). El cerebro toma a éstos como referencia, y se cree que la luna es más grande que cuando está en lo alto del cielo, igual que un lápiz parece más grande que el otro por la influencia de los raíles del tren sobre nuestra percepción.

Pero esta teoría tiene un problema. Los pilotos de avión vuelan a 10.000 metros de altura y no tienen objetos en el horizonte que les engañen. Y pese a ello también ven a veces una luna más grande de lo normal. La NASA apunta pues otra teoría, manejada también por los científicos: los seres humanos perciben el firmamento como una cúpula en la que el cenit está cerca y el horizonte muy lejos. Los pájaros que vuelan sobre nuestras cabezas parecen estar más cerca que los que se alejan en el horizonte. Con estos datos, nuestro cerebro, educado para mirar pájaros, se equivoca a la hora de calcular el tamaño y la distancia de la Luna.