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Un grupo de presos vascos participará en un programa pionero de dispensación de heroína

60 reclusos recibirán dosis controladas en un proyecto auspiciado por el Gobierno vasco

Un grupo de 60 reclusos toxicómanos de la cárcel alavesa de Nanclares de la Oca van a participar, a partir de finales de año, en un programa de dispensación controlada de heroína impulsado por el Gobierno vasco. El proyecto, pionero en España, busca mejorar la salud de los reclusos y reducir el tráfico de droga en las prisiones.

Los presos participarán de forma voluntaria en el programa, con el único requisito de haber pasado sin éxito por al menos dos tratamientos de mantenimiento a base de metadona. En Nanclares, pionera en este proyecto, hay 740 reclusos, de los cuales más de la mitad son drogodependientes. De estos, 283 serían seleccionables para el programa, pero la selección definitiva se hará entre octubre y noviembre.

El programa, que en Nanclares llevará a cabo la asociación Lur-Gizen, con una experiencia de 15 años en el centro, pretende ser personalizado. Es decir, se administrará a los seleccionados las dosis que estimen oportunas, aunque en principio se prevé que se faciliten dos dosis diarias de heroína y una de metadona por las noches. El proyecto estará supervisado por tres médicos, cinco ATS, dos psicólogos, un educador y un administrativo y cuenta con un presupuesto de 503.000 euros.

Además, el programa prevé posibles traslados de los presos seleccionados. "La idea es que el programa tenga continuidad para los traslados. Se puede pasar a un programa de metadona sin problemas", ha explicado la directora de Drogodependencias del Gobierno vasco, Belén Bilbao. Sin embargo, se ha elegido la cárcel de Nanclares de la Oca para comenzar con este programa, ya que es la única del País Vasco que acoge a presos con largas condenas. Una vez comprobados los resultados, se planteará extender el programa al conjunto de presos drogodependientes de las prisiones vascas, aunque todavía no hay fechas establecidas.

Según el consejero de Asuntos Sociales, Javier Madrazo, con este programa, que cuenta con una experiencia similar en Suiza, se prevé "mejorar" la salud y la calidad de vida de los reclusos, reduciendo los riesgos de enfermedad y muerte, atraerlo al sistema socio-sanitario y reducir el consumo y tráfico de heroína ilegal en las cárceles. "No nos podemos engañar, en las cárceles se consume heroína y de baja calidad", ha dicho.

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