Juan Pablo II llama a buscar con valentía la paz en Irak y Oriente Próximo

Con aspecto cansado y obligado por su delicada salud a hacer varias pausas, Juan Pablo II ha hecho un llamamiento a la paz y a la reconciliación en las zonas más convulsas del planeta -Irak y Oriente Próximo- en su tradicional discurso navideño, el más corto de los pronunciados en sus 26 años de pontificado, ante la mirada atenta de cientos de fieles que se han congregado esta mañana en la plaza de San Pedro.

"Por doquier se ve la necesidad de paz", ha observado el Papa, que ha añadido que la única manera de construirla es "huir horrorizado del mal y buscar siempre con valentía el bien". Especial atención dedicó en su discurso a Irak y Oriente Próximo, lugares de los que dijo que seguía "con gran aprensión los acontecimientos". En este contexto, Juan Pablo II ha instado a que "cesen tantas formas de creciente violencia, causa de indecibles sufrimientos". "¡Que se apaguen tantos focos de tensión que corren el riesgo de degenerar en conflictos abiertos!, ¡que se consolide la voluntad de buscar soluciones pacíficas, respetuosas de las legítimas aspiraciones de los hombres y de los pueblos!", ha implorado Wojtyla.

Tímidos esfuerzos de paz

En este sentido, el anciano pontífice, de 84 años, ha pedido al Niño de Belén que aliente las iniciativas de diálogo y de reconciliación en Oriente Próximo y que apoye los esfuerzos de paz "que aunque tímidos, pero llenos de esperanza, se están haciendo actualmente para un presente y futuro más sereno". El Obispo de Roma también ha expresado su preocupación por la situación en África, en especial por la "tragedia" humana de la región sudanesa de Darfur y por la situación en Costa de Marfil y en los Grandes Lagos, donde en los últimos años han muerto millones de personas en conflictos étnicos.

El mensaje, retransmitido en directo por 115 canales de televisión de 72 países, ha seguido la misma línea de la homilía que pronunció esta madrugada durante la Misa del Gallo, en la que también pidió por la paz en el mundo e imploró a Cristo que se quede con nosotros, "ya que toda la humanidad, marcada por tantas dificultades, te necesita". En ese mismo acto religioso, el Papa expresó su deseo de que "Tierra Santa pueda conocer tiempos de prosperidad y coexistencia pacífica, en el respeto recíproco de sus habitantes", durante la oración con los fieles. "Que sea una tierra segura y hospitalaria para los peregrinos y para aquellos que buscan la verdad". Tras el Mensaje de Navidad, el Pontífice ha impartido la bendición Urbi et Orbi (a Roma y a todo el mundo) en 62 idiomas, en el que de nuevo la palabra que más ha salido de sus labios ha sido paz.