El Papa preside el Vía Crucis entre férreas medidas de seguridad por temor a atentados
Una joven madrileña entrega a Juan Pablo II una cruz en recuerdo del 11-M
El Papa Juan Pablo II ha presidido el tradicional Vía Crucis nocturno del Viernes Santo alrededor del Coliseo de Roma, que esta vez ha estado marcado por las excepcionales medidas de seguridad tomadas ante el temor de atentados en Italia. La mayoría de los asistentes han tenido que pasar controles de detectores de metales para asistir al Vía Crucis.
Por tercera vez en 25 años de pontificado, Juan Pablo II se ha limitado a presidir desde la terraza imperial del Palatino la tradicional procesión con antorchas alrededor del Coliseo romano y no ha cargado la cruz, como lo hacía en el pasado, debido a su delicado estado de salud.
Recuerdo a las víctimas del 11-M
Este año han sido escogidos para cargar la cruz, que pesa 3,5 kilos, una joven española de Madrid, un franciscano procedente de Tierra Santa y una religiosa de Burundi, quienes representan las tragedias que acosan al mundo.
La española encargada de entregar la cruz al Papa, Raquel Rivera, ha puesto en manos de Juan Pablo II la cruz, que en este caso ha supuesto un recuerdo a las vícitimas del 11-M.
"No creo que los atentados del 11 de marzo influyan sobre el Vía Crucis, menos en España", ha señalado el español José Manuel Hugle, de Alicante, que con un grupo de peregrinos esperó ayer durante varias horas bajo la llovizna el inicio de la ceremonia.
Este sábado, Juan Pablo II celebrará frente a la basílica de San Pedro la ceremonia de la vigilia de Pascua, y en la mañana del domingo oficiará la misa de Pascua, tras la cual impartirá la bendición Urbi et orbi desde la logia de San Pedro.
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