Los cardenales octogenarios piden a Juan Pablo II que les restituya el derecho a voto

La debilidad del anciano Juan Pablo II está propiciando movimientos en la curia de cara a su sucesión. Los cardenales octogenarios de la Iglesia católica, sin derecho a voto en el cónclave para la elección del futuro Papa, han enviado una carta a Juan Pablo II para que les restituya esta competencia, según informa hoy el diario italiano La Repubblica, que cita a uno de los prelados.

"Sin derecho de voto somos 'medio-cardenales', cardenales de segunda fila", asegura este prelado, que no revela su identidad. Los 59 purpurados en estas condiciones han enviado una misiva al Pontífice para pedirle que les restituya este derecho, suprimido en 1970 por el Papa Pablo VI.

Tras la celebración, entre el pasado miércoles y ayer jueves, del noveno consistorio del pontificado de Juan Pablo II, el colegio cardenalicio ha quedado compuesto por 194 cardenales, más el in pectore (en secreto), de los que 135 pueden elegir al futuro Papa al tener menos de 80 años, como establece la normativa vaticana.

"Una regla inconcebible"

Entre los nuevos purpurados con derecho a voto de los 31 nombrados ayer, se encuentran los españoles Carlos Amigo Vallejo, arzobispo de Sevilla, 69 años, y Julián Herranz, de 73 años, miembro del Opus Dei y presidente del Consejo Pontificio para los Textos Legislativos, de 73 años.

Entre los restantes "existe malestar porque es una regla inconcebible. Un cardenal es lo que es primero porque elige al Papa y después está a su lado", explica el prelado. Uno de estos cardenales, Giovanni Cheli, de 85 años, ha reconocido en declaraciones al rotativo que "en efecto" sienten que esta norma "lesiona" sus derechos, pero que, personalmente, él no lo considera "dramático".

Al margen de esta polémica, el papa ha recibido esta mañana en el Vaticano a los 30 nuevos purpurados y a sus familiares y amigos, en una audiencia multitudinaria que ha durado una hora y en la que les ha expresado sus "mejores deseos" para la misión que les han encomendado al servicio de la Iglesia. El Pontífice les ha recibido en el Aula Pablo VI del Vaticano y, aunque de nuevo ha delegado la lectura de su discurso a un eclesiástico del Vaticano, ha pronunciado unas breves palabras de saludo y ha bendecido a los varios miles de fieles presentes. Tras una larga semana de celebraciones, el Papa podrá descansar el resto del mes, sin viajes oficiales ni otros actos multitudinarios.