Instalada en Madrid la capilla ardiente del periodista Emilio Romero
Murió ayer a los 85 años a causa de un paro cardíaco
El periodista Emilio Romero murió anoche a las 21.30 en su domicilio de Madrid a los 85 años, a causa de un paro cardiaco, según informó su familia. Por su delicado estado de salud, Emilio Romero llevaba prácticamente dos años recluido en su casa, y su actividad profesional se limitaba a colaboraciones esporádicas. Estaba casado con María Josefa Montalvo y tuvo tres hijos. Sus restos mortales fueron trasladados al tanatorio madrileño de la M-30, donde hoy se ha instadado a las 10.20 horas la capilla ardiente.
Nada más abrirse la capilla, el presidente del PP Vasco,
Jaime Mayor Oreja, ha acudido al lugar para expresar sus condolencias a los hijos del periodista. Mientras tanto, las banderas del Ayuntamiento de la localidad natal del escritor, Arévalo (Ávila), ondean hoy a media asta en señal de duelo por la muerte de "uno de sus vecinos más ilustres", en palabras de su alcalde, Francisco León, que ha añadido que las enseñas permanecerán así, al menos, hasta mañana cuando previsiblemente se le entierre en Madrid, donde la familia cuenta con un panteón.
Ayer, muchas voces destacadas del periodismo lamentaron su pérdida. Así, Chumy Chúmez indicó que "fue uno de los grandes profesionales que levantó el periodismo de aquella época". Por su parte, Manuel Molés recordó que "era apasionante y durísimo" y Antonio D. Olano añadió que "era muy dado a ayudar a los nuevos periodistas". Para José María García, Romero "fue absolutamente decisivo" en la historia del periodismo español. También Raúl del Pozo destacó que fue "el maestro de tres generaciones de periodistas". Y Fernando Onega subrayó el carácter polémico de Emilio Romero en su faceta de escritor y su maestría en el campo periodístico, donde el "viejo maestro" logró introducir los grandes reportajes y la crónica política.
Una vida cargada de premios
Emilio Romero, nacido en 1917, dedicó toda su vida al periodismo, convirtió el diario Pueblo en uno de los tres más importantes de su época, fundó El Imparcial y fue director de Informaciones. Estaba considerado como uno de los grandes maestros del periodismo español y compaginó su carrera periodística con la publicación de novelas, ensayos y teatro.
En 1969 fue nombrado presidente de la Escuela Oficial de Periodismo de Madrid, desde donde impulsó la creación de la Facultad de Ciencias de la Información. Además de colaborar en una larga lista de medios escritos, fue tertuliano de La Linterna, en la Cadena COPE, y de Las cosas como son, de RNE1.
En 1992 publicó su última obra, Un desnudo de la historia, en la que resume el último medio siglo de nuestro país desde un punto de vista periodístico. A lo largo de su carrera recibió diversos premios literarios como el Planeta (en 1957 con La paz empieza nunca) y el Nacional de Literatura (en 1963 con Cartas a un Príncipe). También fue Premio Nacional de Periodismo (1955) y obtuvo los galardones Mariano de Cavia, Luca de Tena, Jaime Balmes, Larra y Cesar González Ruano.
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